¿Por qué hasta ahora?

Fidencio Treviño Maldonado.

Cada día que pasa se descubre más el narcisismo y lo mitómano de algunos de nuestros candidatos para puestos públicos en Coahuila, y ahora resulta que en la euforia de su quehacer político y su prisa de seguir en la alegre vida y no vivir dentro del error, se avientan a decir cada cosa en su letanía de convencimiento, y el ¡Ahora si! reluce en todo su esplendor en las mentiras que venden a precio caro disfrazadas como promesas.

A nuestros candidatos se les olvida que en su caso, la mayoría ya fueron diputados, presidentes municipales, senadores, directores de departamento, sin olvidar que otros estuvieron en alguna secretaría o de perdido participaron en algún cabildo, y con muchos años como servidores públicos; es decir, algunos en su dichosa y alegre vida jamás han trabajado, ni ostentando puestos referentes a su profesión: profesores, licenciados, abogados, ingenieros, contadores, etc., que no han trabajado en su ramo y cuando ocuparon algún puesto, la gran mayoría fueron un fracaso. ¿Por qué? La pregunta se contesta sola, por el motivo, causa o razón de que en su gestión no llevaron a cabo nada, y el fracaso fue lo único que brilló en el tiempo que han vivido de la política y ahora se repite la historia de hace años de enderezar jorobados, curar y revivir muertos, total, nuestros bien pagados políticos y aspirantes, se dicen capaces de componer entuertos y regalar ínsulas a diestra y siniestra.

La pregunta es la misma ¿Por qué cuando ocuparon sus pasados puestos como funcionarios no hicieron nada de lo que ahora prometen?: Dar mejor educación, generar más empleos, mejorar los cuerpos de seguridad, parar el abuso de algunos cuerpos policíacos, sacar agua de las piedras o traerla desde otro planeta si es posible, viviendas para todos, drenaje y pavimentación en colonias marginadas, carreteras, puentes, créditos a bajo rédito para el campo, proyectos productivos, salud, atención médica, construcción de clínicas y hospitales y abasto de medicamentos, construcción de centros recreativos y campos para el deporte, auditorios, y como en los barcos cuando se están hundiendo, los políticos pregonan que los niños, las mujeres y los viejitos serán los primeros, etc., etc. El 99.09 % de nuestros candidatos al prometer todo esto están escupiendo hacia arriba o en contra del viento, cavando hoyos en el cielo y regalando agua en polvo.

Muchos de estos candidatos ven en la sociedad a personas que tienen memoria de teflón, que caen en los mismos errores, al grado que piensan que son ellos los que poseen el 99 % del cerebro y tienen la verdad absoluta, mientras el 1 % del cerebro lo dejan a quien van dirigidos sus discursos y promesas. La pregunta sigue en  aire y en la mente de miles de personas ¿Por qué hasta ahora les preocupa el país y lo poco y malo que existe en todos los rublos? Cuando han sido ellos los que estuvieron legislando leyes, aprobando reformas, formaron comisiones y los que han sido Diputados, Senadores, Presidentes Municipales, etc. Y si en su momento nada hicieron, tampoco  lo llevarán a cabo si la suerte, el dinero o las tranzas electorales los ponen como jefes de esta aldea.

Sin embargo, al igual que en la novela “Sin Novedad en el Frente” de Erich M. Remarque: Cuando al final de dicha historia, Paul muere con una sonrisa o serenidad al escribir que no hay novedad, pero en Coahuila parece ser que la única novedad es que no hay novedad, lo que si hay es una encarnizada pelea por ocupar puestos, no para el mejoramiento del entorno social. Las elecciones en Coahuila y en los Estados en donde se llevan a cabo, son una copia al carbón de lo que fueron hace años, con la variante de que las redes cibernéticas o sociales (que de sociales sólo tienen las fotos familiares) son las que marcarán la pauta entre dimes y diretes, pero no tiene ninguna validez ni sustento, es más de los mismos, pura distracción estúpida que sólo conviene a nuestra clase gobernante, al “incorrupto” INE y recuas que les acompañan.

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