Votar sin mayores expectativas

José Guadalupe Robledo Guerrero.

El sexenio de Rubén Moreira está por concluir, faltan escasos 6 meses para que termine su gestión, pero sólo un mes para que haya gobernador electo, el cual desde su elección le restará poder al que será su antecesor, y quien sea el elegido le imprimirá desde el primer momento su estilo de gobernar. No hay duda que el próximo gobernador será el priista Miguel Ángel Riquelme Solís o el panista Guillermo Anaya Llamas. Desde el inicio del proceso electoral, ambos encabezan las preferencias de los coahuilenses.

Según historia política y los testimonios de la realidad, ninguno de los dos realizará lo que suponen sus simpatizantes y detractores. Ni Miguel Riquelme gobernará bajo el mandato del moreirismo, ni Guillermo Anaya encarcelará a los corruptos coahuilenses.

La historia enseña que una vez electo, el gobernador hará lo que le dicten sus intereses y proyectos, no lo que le diga su antecesor, ejemplos hay muchos, recordemos sólo dos: Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, y Enrique Martínez y Humberto Moreira. El poder no se comparte, reza un mandamiento político.

En cuanto al encarcelamiento de los corruptos, no hay ningún ejemplo que satisfaga a los ciudadanos, tampoco lo hay del anhelado cambio que promete la alternancia. ¿Dónde están los cambios que prometió Fox? También es cierto que el país va de mal en peor con Peña Nieto, quien ha sido incapaz de frenar la grosera corrupción oficial, la pobreza de los desposeidos y la violencia de los criminales.

Hace semanas alguien que conozco desde hace años me confió que votaría por el cambio, pero no supo decir qué quería que cambiara.

Lo aceptemos o no, el único cambio que se ha visto en los estados de la alternancia, es el retorno de la violencia. Porque los grandes problemas no podrán ser resueltos por improvisados ni demagogos. Nuevo León es un ejemplo de la incapacidad del “Bronco”.

Por eso, si usted va a votar el próximo 4 de junio, hágalo sin mayores expectativas, utilice su sentido común y vote por el que más confianza le dé. Evite a los gritones que se mantuvieron callados mientras sus acusados saqueaban a Coahuila, para poder venderle la promesa de acabar con la corrupción y encarcelar a los ladrones...