¡Atrás de la raya… que estoy trabajando.!!!
La Autonomía de la Universidad, ¿botín de políticos?
Ángel Zavala Jr.
Una etapa muy importante para nuestra Universidad Autónoma de Coahuila y quizá para cualquiera otra, es sin duda la de la gestación de la Autonomía.
No es algo fácil para aquellos que algún día soñaron con una universidad plenamente autónoma, cuya comunidad tuviera la oportunidad de elegir y votar sus autoridades, como rector, directores de escuelas y facultades y un ideal Consejo Universitario Paritario, formado equitativamente por maestros y alumnos, con la consigna de emitir y hacer cumplir cláusulas y reglamentos de gobierno universitario.
Al mismo tiempo, cada escuela o facultad tendría como órgano colegiado, máxima autoridad, como el consejo universitario, un Consejo Directivo Central, formado por cuatro alumnos y cuatro maestros, con sus respectivos suplentes y como presidente y secretario exoficio, los directores y secretarios de las propias instituciones.
Corrían los años setentas, casi el principio de la década Alumnos revolucionarios en cuestión de ideas y algunos maestros universitarios de la entonces Universidad de Coahuila, se dieron a la tarea de concientizar a la comunidad de cada escuela o facultad, sobre la conveniencia de que nuestra universidad fuera autónoma, es decir, que el gobierno no interviniera en la designación de autoridades, desde rector hasta directores.
La llamada Junta de Gobierno, bajo el control del gobernador en turno, y tomando en cuenta no un perfil idóneo ni la opinión o intervención de los universitarios, nombraba a sus conocidos, amistades o correligionarios partidistas como autoridades universitarias, rector y directores.
Así, navegando sobre aguas “tranquilas”, el gobierno hacía y deshacía, sin que los universitarios emitieran opinión alguna. Ese fue el temor de aquellos muchachos idealistas, pero preparados y con conocimiento de causa, para iniciar un movimiento por la autonomía de la universidad de Coahuila.
Un gran número de alumnos y maestros que compartían en aquel entonces el mismo proyecto, lograron redactar los primeros estatutos para la autonomía, así como los principios básicos para su organización y despegue.
Obviamente, el gobierno estatal no vio con buenos ojos aquello que consideró rebeldía u obra de comunistas, puesto que en aquellos años, después de los acontecimientos de 1968, todo aquel que estuviera en contra de lo establecido, era simplemente comunista. Y eran perseguidos. Había jóvenes estudiantes activistas que trabajaban con habitantes de colonias populares, a quienes asesoraban para exigir a las autoridades la solución de sus problemas.
Aquellos acontecimientos no detuvieron la marcha del movimiento por la autonomía de la universidad, el cual creció de tal manera que mediante presión ideológica y trabajo de los universitarios por su autonomía, el Congreso del Estado y el entonces Gobernador de Coahuila, Ing. Eulalio Gutiérrez Treviño, no tuvieron más remedio que decretar la Autonomía de la Universidad de Coahuila, un día 4 de abril del año 1973.
El primer Rector electo ya por toda la comunidad universitaria, perteneciente a todo Coahuila, fue el Lic. Melchor de los Santos Ordoñez, que rigió la ahora U.A.de C., desde abril de 1973 hasta 1978. Con apenas 22 años de edad y recién egresado del Tec de Monterrey, ha sido el rector más joven electo por toda una comunidad universitaria.
Antes, los rectores nombrados por la Junta de Gobierno desde el nacimiento de la Universidad en 1957, fueron: Lic Salvador González Lobo, Lic. José de las Fuentes Rodríguez, Mtro Ildefonso Villarello Vélez, Lic. Felipe Sánchez de la Fuente, Dr. Arnoldo Villarreal Zertuche. Después de Melchor de los Santos, fueron rectores electos, Lic. Oscar Villegas Rico, Lic. Valeriano Valdés Valdés (30 de marzo al 17 de mayo de 1984, sólo dos meses), Ing Jesús Ochoa Ruesga, Ing. Jaime Isaías Ortiz Cárdenas, M.C. Remigio Valdes Gámez, Lic. Alejandro Dávila Flores, Ing José Maria Fraustro Siller, Lic. Heriberto Fuentes Canales, Ing. Jesús Ochoa Galindo, Lic. Mario Alberto Ochoa Rivera y el actual, Lic. Blas José Flores Dávila.
Caray! Iba tan bonito. La verdad es que hablar de nuestra Universidad y recordar lo que se sabe de su historia de 60 años y 26 días hasta hoy, 30 de abril de 2017, es emocionante. Recordar es vivir y traer a la memoria todos estos recuerdos, es revivir un proceso de autonomía cuyo resultado ha sido tantas veces vulnerado, tomado como pretexto para obtener riqueza y privilegios, y esgrimir “soy universitario” como justificación de muchos que habiendo vivido dentro de la universidad, significó vivir de ella.
El proceso de elecciones que tiene lugar actualmente en Coahuila, se abre paso hacia la universidad para contaminarla. A nadie de los que candidatean los diferentes partidos para ocupar puestos de elección popular, a nadie de ellos, le duele algo que nunca han tenido, ni han sentido…Jamás han tenido respeto por la Autonomía Universitaria ni por todo aquello que se vivió como antecedente de la autonomía en los setentas. ¡Qué les va a afectar, si sus intereses son absolutamente opuestos a los de una universidad como la Autónoma de Coahuuila!
¿Por qué lo digo? En los días recientes me he enterado de la realización de reuniones ultrasecretas entre candidatos que literalmente meten sus narizotas en la UAdeC y las autoridades de ésta. De muchos es sabido que el rector Flores Dávila recibió la venia del gobernador Moreira para lanzarse a un segundo período de administración. Además, el Coordinador de la Unidad Saltillo, Miguel Angel Rodríguez es suplente de Chema Fraustro como Diputado. Tales reuniones no tienen otra finalidad que comprometer a los universitarios y a la Autonomía universitaria, a llevar al triunfo electoral a estos tipejos. Como dije anteriormente, a nadie duele lo que no ha tenido. Los universitarios tienen un sistema de autogobierno que no debe permitir de ninguna manera la infiltración de los políticos rastreros y ávidos de poder.
Asistentes a esas juntas lo fueron, entre otros, el Secretario General de la U.A.de C. Salvador Hernández Vélez, Miguel Ángel Riquelme Solís (¿le suena el nombre?) y un gran grupo de trabajadores universitarios “concientizados” y acarreados, que tampoco conocen la historia de su Universidad y mucho menos de lo que debe ser Autonomía.
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