AMLO y PRI, opciones frente a Trump
Juan Martínez Veloz.
Hace tiempo escribimos un artículo: El mundo se movió hacia la derecha ¿y México? Lo anterior tiene relevancia en función del último proceso electoral para elegir presidente y vicepre- sidente de la república en Ecuador, donde triunfó la coalición de Izquierda lidereada por Lenin Moreno (de la misma tendencia política del actual presidente Rafael Correa), el cual interrumpe el regreso de las tendencias conservadoras en América Latina y fortalece a un sector más duro (anti norteamericano) de las izquierdas latino- americanas (Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecua- dor y Bolivia).
Sin embargo, no se necesita ser un sabio ni un experto en las ciencias políticas, para entender que desde 2015 el mundo políticamente se movió hacia la “derecha” (posiciones conservadoras) con diferentes matices y modalidades en cada país.
Hay múltiples ejemplos de ello: El triunfo de Donald Trump y el Partido Republicano en EUA; la investidura de Mariano Rajoy en España; el triunfo del NO a la Comunidad Económica Europea en Reino Unido (Brexit británico).
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En Latinoamérica se observó algo semejan- te: A finales del año 2015, varios países de latino- américa tuvieron procesos electorales: Argentina, Venezuela y Bolivia. En esas naciones, muy cerca- nas culturalmente a México se observó el llamado “voto de castigo” a los partidos en el poder (de izquierda) con diferentes particularidades.
¿Cómo queda México en estos cambios con miras a la elección presidencial de 2018?
México tendrá elecciones de presidente de la república en 2018. Como parte del mundo y de la comunidad de naciones no está libre de sufrir estas tendencias. A diferencia (o a la inversa) de Sudamérica, en México entre los años 2000 y 2012 tuvimos una alternancia con el partido liberal- conservador en México, el PAN.
En 2012 regresa el PRI al gobierno federal con una posición más neoliberal y muy ligado a la suerte del Tratado del Libre Comercio de 1992, que el nuevo presidente norteamericano está rechazando en su versión original.
En este escenario el margen de maniobra del PRI ante los electores mexicanos se estrecha. Ya no puede vender la oferta “Con el PRI estamos bien con EUA (el paraíso) y nos integramos a ellos como en 1992”. Tampoco trae un aspirante presidencial muy fuerte en las encuestas para el año 2018.
El PRI intenta construir un puente con el nuevo presidente estadounidense a través de Luis Videgaray, ex Secretario de Hacienda y ahora Secretario de Relaciones Exteriores.
En un escenario de polarización con EUA el PRI podría venderse como una alternativa de “centro” frente a Trump.
Sin embargo si el PRI se acerca demasiado al presidente estadounidense tal vez perderá electores por todo lo que significa para los mexi-canos EUA en este momento: muro, deportacio- nes, no remesas, guerra en medio oriente, etc.
En teoría los aliados naturales en México del nuevo presidente Donald Trump, debería ser el Partido Acción Nacional (PAN); sin embargo los actores principales de este partido (Vicente Fox, Felipe Calderón, Margarita Zavala) jugaron muy mal sus cartas en el proceso electoral de EUA rechazando a Trump y apoyando a Hillary Clinton.
En México 2018 están también las izquier- das representadas por Andrés Manuel López Obrador. Tienen un gran apoyo para la elección presidencial, pero se ve difícil que puedan entenderse con los republicanos estadounidenses que en forma natural están más distantes de las izquierdas.
Ya se vio con las declaraciones a principio de abril del Secretario de Seguridad de EUA, John Kelly, sobre la próxima elección presidencial mexicana, según Kelly no quieren un presidente de “izquierda” “anti norteamericano”, aunque seguramente en el propio gabinete republicano habrá ministros que quieran tratar con “baraja nueva en México”, con nuevos líderes.
Creemos que sólo si AMLO logra una alianza que incluya sectores importantes, primero de las Izquierdas (PRD) y después del PRI o del PAN, tal vez pueda “pasar” ante los ojos norteamericanos que consideran que su sistema de partidos (bipartidista) es el mejor. Es un escenario difícil pero la coyuntura estadounidense ayuda (con Hilllary Clinton sería casi imposible).
Además, AMLO deberá plantear un camino distinto en el plano económico al “Populismo Latinoamericano” como el que se vive en Venezuela, Nicaragua o Cuba.
En su libro “Un Proyecto Alternativo de la Nación” (Ed. Grijalbo, México, 2004) AMLO plantea ideas más parecidas a un Nacionalismo Económico y Estado Benefactor.
Creemos que si Donald Trump no modifica (flexibiliza) sus posiciones antimexicanas la llegada de AMLO a la presidencia en 2018 es practica- mente inevitable (voto de castigo).
No obstante, debemos reconocer y decirle a los estadounidenses con orgullo que México tiene la democracia más estable en América Latina, y cual fuese el resultado en 2018 sabremos enfrentar el escenario y ponernos de acuerdo en las decisiones políticas fundamentales del país.
Bienvenidas también sus valiosas opiniones sobre México buscando siempre encontrar la mejor solución a los problemas comunes.
Los mexicanos no le tenemos miedo a AMLO, al PRI, al PAN o a quien gane la elección en 2018, sino a unas elecciones cuestionadas como en 1910 y 2006 o a una réplica del “Maximato” de algún ex presidente de la república similar al de de Plutarco Elías Calles (1928-1935).
juanmartinez_veloz@yahoo.com |