Campañas políticas, demagogia pura
Ángel Zavala Jr.
Cuando fui estudiante, y de eso ya ha pasado mucho tiempo, y en edad para votar por primera vez, en la clase de Ciencias Sociales de la Prepa, el maestro nos encargaba consultar sobre algunos conceptos que, decía él, serían importantes en nuestra vida.
Tales conceptos estaban relacionados con la sociedad y sus diferentes posiciones ideológicas, históricas, filosóficas, etc.
Así, consultamos en un diccionario enciclopédico, -el wikipedia ni para cuando-, las palabras economía, democracia, plutocracia, monopolio, oligopolio, demagogia, etc.
La definición precisa de “demagogia” es: “actitud o actuación de un político, un dirigente que trata de complacer al pueblo por cualquier medio con el fin de obtener su apoyo”, “forma de ganarse a la gente en cualquier campo con halagos, falsas promesas, manipulación de sus sentimientos, etc”… del griego demos, pueblo, y ago, engaño, falsedad.
Bueno, creo que la situación no puede ser más clara: nuestros políticos de toda la vida, prometen como todo el tiempo, engañan como siempre, adulan y manipulan a la gente como les da su real gana.
La práctica de la demagogia en nuestro tiempo es cosa común. Cada campaña, cada elección, cada contacto de un candidato o un dirigente con la gente, es una oportunidad más para poner en práctica un juego de palabras bonitas, promesas que jamás se tiene la intención de cumplir.
Sin ánimo absoluto de apoyar o criticar a ningún candidato a la gubernatura de Coahuila, voy a tratar de entender toda esa bazofia -digo- esa demagogia que muchos aplauden porque les conviene, que otros criticamos, pero que nada hacemos para refutarles en el momento, y que por eso agarran vuelo, creyendo que nos tragamos su pobre y repetida verborrea.
“No voy a cobrar ni un centavo de sueldo como gobernador, todo lo destinaré a obras de beneficio social”, ja, ja… ¡si, como no! Con razón… sólo me guía el afán de servir. Al fin que alguna lanita quedará por ahí, o cuando menos derogo la disposición que prohíbe las corridas de toros…”
“Ninguno de ustedes ha sido madre, sólo una madre sabe de las necesidades de sus hijos”, si, pero ¿dónde queda la igualdad de género? También los padres deben saber de esas necesidades, o ya por el hecho de que va a ser gobernadora, ¿será autosuficiente?...
“Recuerdo las palabras que me decía mi padre: no descansar ni un minuto y no me dolerán los brazos” Ya estás: Iron Man.
“Nunca he sido funcionario público”, pues no, pero tu carrera, tu manutención y la de tus hermanos provienen de la carrera política de tu papá como alcalde de Saltillo, dirigente del PRI, etc., y de lo que logró juntar para comprar Monterreal y las difusoras de los hijos de don Alberto Jaubert.
“Como secretario de finanzas que fui, no dejé deuda pendiente para Coahuila”, Mira Javi: mejor ¡shttt!
“Coahuila votará por el cambio” ¡hmmmm! ya votamos por Fox y por Calderón y todo siguió igual antes, durante y después de ellos.
“Coahuila decide: o sacamos a los corruptos del gobierno, o nos quedamos sin futuro”… Memo, por favor. ¿tú, quedarte sin futuro? Si la política y la demagogia te han asegurado el futuro tuyo, de tu gente, de tus compadres. ¡No manches!
“Ninguno de los otros candidatos ha sido empresa- rio… yo sé cómo manejar una empresa… por 25 años lo he hecho, así es que ¡todos juntos por Coahuila”, y para terminar una interjección que se usa para estimular a las bestias por medio de la voz, usando la espuela: ¡arre!... De verdad, don José Ángel… ¿cree que todos los electores son retrasados mentales?
¡Ah, no,-dice- pero también se usa para apresurar: arre!
Pues con todo respeto para las otras bestias, a usted lo apresuro con la pura palabra, sin espuela, pero igual: ¡ARRE! Que le vaya bien, y gracias por participar.
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