Del Tintero
Votar ¿un derecho o un deber ciudadano?
Fidencio Treviño Maldonado.
El votar o llevar a cabo el sufragio el día de la elección nos convierte en ciudadanos y pasadas éstas, tan sólo unas horas después, a seguir siendo un habitante más, así para desgracia está establecido en los aconteceres nacionales, de ahí que la credencial para votar sirva más como una identificación personal en cientos de asuntos “oficiales” que para lo que está o fue elaborada que es como su nombre lo dice: para votar, esto según el IFE y ahora llamado el INE, la misma perra, pero con más tetas. Con tantos meneitos, tangos y boleros que nos hacen nuestros candidatos han convertido éste en un país de los milagros, en donde las Cenicientas y los Príncipes son engendros de la nada y a los que entre comillas debemos tener el DEBER o la OBLIGACIÓN de obedecer e ir a votar por ellas o ellos, sin DERECHO alguno para nosotros o responsabilidad para ellos, ya que el folclore nacional dicta que tanto las Cenicientas como los Príncipes que son electos vivirán en un castillo de cristal o vidrio, esto expresando que para ellos, los elegidos por nuestro voto, y de esta manera aseguran que su felicidad es brillante, una bonanza tan endeble y quebradiza y sin embargo esta brillante felicidad se puede romper por un simple “gato” o en manos de una criada .
Sin excepción en los mexicanos, al aceptar la tradición es como conceder el derecho a los que mandan y que sigan mandando, sin embargo discernir o diferenciar el derecho al voto es cuándo la democracia simulada que existe en este país se opone a la tradición que sean los mismos de siempre y con el sistema sin cambios los que brillen en sus cajas de cristal. En estos años de tránsitos insanos, violentos e inhumanos, nos incitan a votar por ellos para terminar con ese cáncer, logrando generar más miedo y terror, cuando son ellos
(los candidatos ) los que tienen terror y horror al fracaso y, al parecer nuestra civilización ha tomado ya la violencia como cotidiana, porque para desgracia nuestra y bienestar de los políticos, truhanes, pillos y gamberros, esta práctica violenta les conviene y son ellos casi siempre los que se atacan entre sí, desconociendo que cuando se menoscaba a un partido político o un candidato “X”, también se hiere a sus seguidores.
A estas alturas de la patria, la desazón, la pesadumbre, los remordimientos, la pesadez, la impunidad, el desmoronamiento de las instituciones gubernamentales, el acosamiento de los criminales, la injusticia de la justicia y otras miles de cruces que el mexicano carga, ha empobrecido el alma de millones de mexicanos y decir que votar es un DERECHO o hacer creer a la gente que es un DEBER, es un sofisma disfrazado de miasma que millones de mexicanos vemos en cada elección, cuando mucho sólo el 50% lleva a cabo el sufragio, mientras los otros 50 % no votan, aquí algo huele mal, algo está descompuesto
¿Acaso en la rosquilla lo que cuenta es el aro de pan o el centro hueco?, ¿o es la crisis generalizada de la sociedad hacia los políticos? En cualquier juego 50/ 50 es empate, ¿Quién tiene la razón?, la realidad no es pesimismo cuando inclusive en la mayoría de las votaciones ni siquiera llega al 50% y el aforismo de “Que contra el destino, nadie la talla” y la libertad de votar o no nos es destinada y no como un DEBER ni como una OBLIGACIÓN, mucho menos como un DERECHO, sino como un acto de conciencia y no de obediencia o de interés, como por desgracia se estila en el país.
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