Luis Carlos Ugalde confirma que
no existen elecciones confiables
Jesús M. Moreno Mejía.
“No sé cómo morirá la democracia… de seguro que morirá de vieja”
Clemente Metternich. |
Afirmamos en anterior colaboración que la democracia en México no está en pañales, como se afirma por ahí, pues no hay visos de haber nacido (en sentido figurado, claro está), ya que el sistema gobernante se ha encargado que ellos fijen los mecanismos para aparentar que si existe, y para ello ejercen a su antojo un control absoluto en todo, incluyendo los procesos de elecciones.
Pues bien, ha sido Luis Carlos Ugalde, ex presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), hoy desaparecido y transformado en el Instituto Nacional Electoral (INE), quien declaró en reciente entrevista concedida a “El Siglo de Torreón”, que México vive un retroceso en materia electoral, “atribuible en parte al oportunismo de los partidos políticos y a las reglas que se han convertido en un mecanismo de negociación”.
Desde luego que tiene razón, pues independientemente de que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha gobernado por más de siete décadas y que en el año 2000 se dio la alternancia con el Partido Acción Nacional (PAN), en la práctica no hubo cambio alguno pues siguió el mismo sistema presidencial e igual la administración federal.
Un viejo priísta inconforme con su propio partido, Samuel Aguilar Solís, se pregunta si esa institución política es una especie de franquicia, pues al ceder el poder en dos sexenios a la oposición, simplemente nada cambio y vuelve nuevamente el PRI a recuperar el control con sus mismas mañas, pesadas estructuras e inercias anacrónicas.
¿Volverá a ceder el gobierno a la oposición? Pudiera ser, siempre y cuando sea con un partido confiable, como ocurrió con el PAN, e incluso aliándose a éste para impedir sea conquistada la silla presidencial por quien por décadas ha estado aspirando obtenerla: Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ahora a través de un partido que él creó con tal fin: el Movimiento de Renovación Nacional (Morena).
Sin embargo ya existe una nueva figura electoral, los candidatos independientes, pero la Legislación Electoral les impone una serie de candados, difíciles de superar para participar en los procesos electorales, sean federales o locales.
El ex presidente del IFE señala que al crearse el IFE también hubo una reforma electoral en 2014, “que se hizo sobre las rodillas, e incluso el PAN sugirió centralizar la organización de las elecciones locales”, aunque no al 100 % ya que las entidades federativas conservarían sus institutos electorales auspiciados por el INE, dizque “para que los gobernadores no intervinieran en la organización y desarrollo del proceso electoral en turno”, pero no funcionó de tal manera.
El caso es que seguimos siendo controlados por quienes ejercen el poder, ya sea a nivel federal o estatal, y la dichosa democracia no aparece por ningún lado, pues las leyes, a través de sus códigos, reglamentos, etc., siguen siendo manejados “desde arriba” y las decisiones ciudadanas no se toman en cuenta en ningún momento.
La judicialización de las elecciones locales no siempre arrojan los resultados esperados por quienes señalan que hubo inconsistencias, fallas e incluso ilícitos, y prueba de ello es presagiar el veredicto que dará en breve el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que será el definitivo e inatacable.
Entonces, concluimos, ¿deberá morir la democracia para dar paso a otra forma más efectiva que asegure tener verdaderos gobernantes y representantes populares que vean por la ciudadanía y no por una élite de poder? Desde luego, dejando a un lado los gobiernos tiránicos, los monárquicos, los populistas, que ya han dado cuenta que no remedian la situación, sino que la empeoran.
Desde luego que no es nuestra intención proponer alguna fórmula a considerar, pues esa sería labor de auténticos sociólogos, economistas y políticos con ética (que al parecer no existen o permanecen ocultos por miedo a los tiranos).
En fin, nuestro comentario sirve sólo para reflexionar sobre la vida cívica actual, que está por los suelos pero que hay que rescatarla a como dé lugar, para bien de todos.
¡Hasta la próxima! |