Los pobres que no encontraba Miranda Nava
Eduardo Ibarra Aguirre.
Con motivo del acto por los 25 años de la Secretaría de Desarrollo Social, creada por Carlos Salinas, aliado y amigo del grupo gobernante, Enrique Peña Nieto hizo un corte de caja sobre los “notables avances” en el combate a la pobreza extrema (miseria) en la primera mitad del sexenio.
A reserva de que las cifras las reconfirme el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, destacan las siguientes: 785 mil personas que estaban en rezago educativo lo superaron; 4.8 millones de personas se sumaron a quienes tienen acceso a la salud y 3.2 millones más tienen ahora seguridad social”.
|
Plausible, sin duda, pero quizá no como para echar la casa por la ventana con un acto en el Museo Nacional de Antropología que congregó el lunes 14 a 15 gobernadores –a qué hora gobiernan si visitan la capital con el menor pretexto–, prácticamente todo el gabinete presidencial para el que vale hacer el equivalente de la interrogante anterior, así como “representantes de diversos sectores sociales”.
Incluso José Narro hizo su propia aportación al muy optimista balance de Peña. En 2012, el 25.5 por ciento de la población carecía de acceso a la salud y, para 2015, el porcentaje disminuyó a 16.9 por ciento. Una baja de 4.6 puntos porcentuales en tres años, pero 17 de cada 100 mexicanos seguía sin cobertura médica.
A diferencia de su jefe, Narro Robles puso por delante los retos: “Si no somos capaces de cerrar las brechas que señalan las diferencias entre los que tienen y los que carecen, no vamos a salir adelante”. Así es, tampoco el país; menos aún su partido y grupo tendrán futuro como para que el secretario de Salud sueñe con ser presidente de México. Pero realiza una escandalosa campaña mediática sobre infraestructura hospitalaria y servicios médicos “nuevos”.
En tanto que para Peña Nieto los datos sobre la pobreza reflejan “los índices más bajos”. Mas no pudo negar lo obvio y característico del país siglos ha, “prevalecen las condiciones de desigualdad”. Y la demagogia de siempre: “No es admisible que en México haya dos realidades: la gente que disfruta de niveles de vida similares a la de los países más desarrollados, mientras que hay otros que lo hacen a niveles de los menos desarrollados”.
Esa es la esencia del modelo económico que impulsan y defienden desde hace 35 años –al que Luis Videgaray llamaba del “crecimiento mediocre”, de 2.2 por ciento y sigue con todo y reformas–, y además los muy publicitados nuevos empleos con “salarios de primer mundo” fue simple retórica.
Los hechos muestran que el número de ocupados con ingresos de más de 12 mil pesos se ha reducido en 42 por ciento en los últimos ocho años y ahora constituyen sólo el 5.2 por ciento de los asalariados. Ésta es una proporción inferior al 11.6 por ciento que tenía ese ingreso en 2008. El 10 por ciento de los empleados de mayor salario redujo su ingreso promedio de 18 mil 760 pesos en 2007 a 14 mil 900 pesos mensuales en el primer trimestre de 2017.
EPN ordenó a sus colaboradores que durante los siguientes 15 meses amplíen y profundicen los trabajos de abatimiento de las carencias sociales, en el contexto de la Estrategia Nacional de Inclusión.
Mas con un secretario tan elemental y bebedor como Luis Enrique Miranda, pero amigo de Enrique Peña, será muy cuesta arriba acatar la instrucción, sobre todo si le recuerdo que aseguró al cumplir un año al frente de Sedesol: “Nos dicen a nosotros en el 2013 (que) tenemos 7 millones de pobres en pobreza alimentaria, entonces no nos dicen dónde están, tenemos que buscar dónde están esos pobres en carencia alimentaria”. |