publicación Online
 
 
el periodico de saltillo
Septiembre 2017
Edición No. 343


La Presa

Rufino Rodríguez Garza.

(A la memoria del Arq. Jesús Ricardo Dávila Rodríguez+).

 

Con una elevación de 950 metros sobre el nivel del mar, al norte de Saltillo se localiza el Valle del Pelillal, seco, desértico, con sierras majestuosas como la de Sierra Pinta o suaves lomeríos que son atravesados por algunos arroyos, con temperaturas que llegan a alcanzar los 40 grados centígrados y a veces más. Sus rocas son areniscas, mismas que guardan múltiples vestigios arqueológicos y no pocos paleontológicos. En invierno las temperaturas pueden descender desde los -5 y llegar inclusive hasta los -10 grados centígrados.

La vegetación es la propia del semidesierto coahuilense donde se observan palmas, gobernadoras, una gran variedad de cactus, huizaches, mezquites, algunos zacates y otros arbustos que junto con la albarda constituyen parte de la flora de estos lugares. En el mes de marzo de cada año el desierto se convierte en un gran mosaico de colores por la gran variedad de flores, tanto de los cactus como de otras plantas.

La fauna es variada y va desde pequeños roedores, hasta escasos venados cola blanca, los vestigios arqueológicos nos indican que en estos parajes pastaron bisontes y que en las partes altas de las sierras aledañas fueron cazados borregos cimarrones y osos. Los reptiles también estaban incluidos en la dieta indígena encontrando aquí tortugas, serpientes y lagartijas. También aves y peces.

Las lluvias son mas bien escasas por lo que las sequías son frecuentes. Es un lugar inhóspito pero que posee una exquisita belleza.

Estos valles estuvieron habitados por nómadas, (cazadores-recolectores) y sin saber su denominación particular, se les generalizó como “Tribus Chichimecas”. Gente fuerte, recia, que se hacía vivir en localidades de muy poco sustento alimenticio.

Éste es un enorme valle que ahora abarca varias comunidades ejidales tales como Las Norias, Pelillal, Las Esperanzas, Amargos, Fraustro, Paredón, etc. Así como otras rancherías pequeñas de estos rumbos.

Entre los muchos petroglifos podemos observar huellas finamente grabadas de mamíferos que eran cazados y sirvieron de alimento; en sus cacerías recorrieron enormes distancias persiguiendo venados, bisontes, borregos y osos. Los vestigios que podemos encontrar son sus pisadas grabadas en las rocas.

De los cérvidos no sólo grabaron sus huellas sino también sus astas y en contadas ocasiones grabaron el animal completo.

La Presa cuyo nombre es Pantalones (desconocemos el origen que da nombre a esta presa), está bordeada por un lomerío bajo donde el frente ve hacia el norte y que fue ampliamente utilizada por los nativos, donde plasmaron sus enigmáticos mensajes.

En la parte media de este lomerío está la presa que desde antes sin la moderna cortina, el agua ya se estancaba. Los nativos usaban el agua retenida tanto para cubrir sus necesidades básicas, pero también para cazar animales que se acercaban a beber, asimismo se efectuaba la captura de peces y por añadidura las aves que tenían el lugar como su hábitat o las migratorias que llegaban periódicamente.
El lomerío se prolonga en una longitud de más de dos kilómetros, en los cuales la mayoría de las rocas están llenas de petroglifos. La loma tiene una orientación que va de poniente a oriente y en algún momento se acerca a la Sierra Pinta.

¿Pero qué es lo que se grabó en la cortina de la Presa?

Las manifestaciones son variadas y podemos observar motivos naturistas, los cuales podemos reconocer a simple vista, como por ejemplo un asta de venado que puede ser bura o cola blanca, huellas de bisonte y también de venado; pero podemos encontrar igualmente una fuerte tendencia al grabado de las armas. Si bien es cierto no se han encontrado arcos y flechas, si podemos observar proyectiles para las lanzas, navajas enmangadas y el poderoso átlatl o propulsor.

Otro motivo que llama la atención es la gran cantidad de cómputos a base de puntos. Algunas de estas cuentas están enmarcadas. En Pantalones hay motivos abstractos de difícil interpretación. Detallar cada grabado será motivo de otra nota próximamente.

El viaje final de Jesús Ricardo Dávila Rodríguez

El 12 de agosto del presente año falleció el amigo y compañero de andanzas: el Arquitecto Jesús Ricardo Dávila Rodríguez. Personaje ampliamente conocido entre los historiadores de la región, el “Arqui” Dávila escribió varios libros de temas tan disímbolos y variados como lo son: Leyendas con sabor a Saltillo o sobre arqueología de una batalla: La batalla de la Angostura. Publicó también ensayos sobre los edificios de Saltillo, o trazados bien documentados en las Logias de Saltillo.

A Ricardo se le recordará por todo lo anterior pero también como cazador, como conocedor de armas sabía darles el mantenimiento adecuado; como guía en los intrincados montes de Coahuila y Nuevo León; y también como miembro de asociaciones culturales como la Geopanarhis, (geología, paleontología, arqueología e historia).

En su último viaje, Ricardo deja una familia de tres hijos, nietos y su esposa Rosy Ramírez. Al igual que su padre el Dr. J. de J. Dávila, Ricardo incursionó en el estudio de las culturas del desierto. Con él y nuestras familias salimos infinidad de veces de campamento y exploración.

El “Arqui” bien merece una extensa biografía. Q.E.P.D.

www.CoahuilaRupestre.com.mx
rufino.rupestre@gmail.com
Facebook: Rufino Rodríguez Garza

 

Galería
ver galería en ventana adicional

 

 

 
© 2014 El Periódico de Saltillo contacto@elperiodicodesaltillo.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
carton noviembre 09 Noviembre 09 Rufino