Listo el PRI para un candidato externo
Augusto Hugo Peña Delgadillo.
| Meade con su dialéctica y sus discursos bien articulados podría convencer a los chinos para venderles la torre Eiffel si se lo propusiese, pero es incapaz de gobernar a un país como México en el que todo está patas para arriba. Los mexicanos y el país requieren de un presidente que sea sensible a la realidad y a las necesidades que se requieren para sacar adelante al país. |
Nada garantiza que Meade Kuri-Breña sea el candidato que designará el PRI en los próximos meses, pero todo garantiza que si es candidato José Antonio Meade Kuri-Breña, no habría ningún cambio sustantivo ni promisorio para México y los mexicanos en caso de que el PRI, con Meade de candidato ganara la contienda presidencial. Como secretario de hacienda negoció la deuda de forma poco ortodoxa y endeudó al país a la par de Videgaray, incumpliendo promesas de campaña. Luego en la SEDESOL dejó el mismo tiradero que recibió como lo dejó la infame Rosario Robles, y le dejó el mismo tiradero a uno de los amigos más cercanos de Peña Nieto para irse de nuevo a hacienda para seguir endeudando a México.
 Es poseedor de un discurso suavecito, como si su ADN tuviese –como los tiene- los genes de un vendedor de alfombras, de un abonero propiamente, quien vende fiadas hasta puñaladas, pero eso sí, a plazos muy cómodos. Sus genes de fenicio les permiten articular en su dialéctica discursiva soluciones fáciles con explicaciones convincentes para quienes lo escuchan. Lo he visto explicar los asuntos más absurdos cual si se tratase de cosa baladíes, en los que configura siempre una solución promisoria y aceptable, aun cuando se trate de algo falso e irreal, como el hecho –por ejemplo- de que el alza de gasolina va a beneficiar a todos los mexicanos y que de ninguna manera afectará en el costo de la canasta básica. En suma es un artista para mentir y envolver con sus discursos y su dialéctica, al más desconfiado. Estas características lo convierten en alguien muy peligroso si logra colarse a la presidencia. Lo cierto es que con él de presidente no nos iría peor que con Peña Nieto, pero garantiza que todo seguiría igual de mal.
Muchas veces he mostrado mi admiración y respeto por los fenicios (libaneses) porque son gente inmensamente trabajadora, ahorrativa en sus haciendas particulares y poseedores de una fortaleza familiar digna de imitar. Su fuerza radica en su tribalismo acendrado que enriquece y fortalece su núcleo familiar, convirtiéndolo en un ente exitoso, sobre todo en lo pecuniario. Más esas, todas sus cualidades, no les ha permitido jamás ser sujetos de éxito en la cosa pública, en la política propiamente dicho como una ciencia y el arte que es. En cosas de la política siempre se han mostrado cojos, mancos, ciegos y sordos ante quienes no son de sus tribus o de sus familias. Ejemplos los hay por montones, sobre todo en el Medio Oriente y en América Latina. De ahí mi desconfianza a Meade Kuri-Breña en caso de que llegase a ser presidente de México.
El PRI no necesariamente va a designar a José Antonio Meade como su candidato a la presidencia para el 2018, pero existen grandes posibilidades. Tampoco hay ninguna garantía que el PRI logre mantener en sus haberes la presidencia, pues los mexicanos en su mayoría, repudian y desprecian a ese partido, porque más que un partido político, en los últimos 34 años y pico se ha convertido en una suerte de cueva de bandidos e ineptos para gobernar, ya que la corrupción e impunidad que han prohijado en estos tres decenios los han enriquecido con dinero del erario pero también los han convertido en seres despreciables, razones más que suficientes para que el voto ciudadano no les favorezca en el 2018.
El aquelarre o Congreso Nacional que están inaugurando en Campeche, no logrará reunificarlos como en antaño. Los intereses de grupo los mantendrá divididos, y por más que quiten candados para elegir a su candidato, su destino les depara un tercer lugar en las preferencias del sufragio universal, por lo que tendrán que seguir recurriendo a la compra de votos y voluntades de los más pobres, los que por su mísera condición socioeconómica, venden su voto a cambio de promesas y mendrugos. A mí no me cabe la menor duda de que el PRI –como el agua- encontrará su nivel, y este no les alcanza más que para un tercer lugar en las preferencias de voto, quedando atrás de MORENA y de la coalición PAN/PRD.
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