Gobernabilidad
Luis Fernando Hernández González.
El término de gobernabilidad los entendemos socialmente como aquella cualidad de hacer las cuestiones concernientes al manejo, función y desahogo de los asuntos públicos de manera organizada y formal con absoluto apego al orden jurídico establecido por el Estado. De igual forma el término gobernanza comprende la oportuna intervención institucional de los distintos elementos con que cuenta el Estado, para actuar de manera clara, eficaz y transparente, además de con calidad en los diversos asuntos que se plantee la sociedad.
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La lucha política hoy en día, transita por caminos sinuosos, en donde la lesión que anti demócratas y perversos de esta actividad, en nada reparan por el daño que le hacen a la misma sociedad y a las instituciones con sus desplantes, insolencias y atrevimientos, al descalificar entidades serias y responsables que mucho le han costado a la sociedad cimentar con un prestigio responsable, como es el Instituto Nacional electoral (INE) y el Instituto Estatal Electoral (IEC); además de que con este tipo de actitudes que ello genera da pie a la anarquía e ingobernabilidad, generando con ello una sociedad irritada y carente de entendimiento, confianza y cohesión social.
Para el presidente del PRI nacional Enrique Ochoa Reza, en sus distintas entrevistas a comunicadores nacionales y locales, con claridad y seguridad en sus expresiones ha dejado por demás puntualizado enfáticamente, que “cuatro o cinco perdedores en Coahuila no hacen un candidato ganador”. Mostrando en sus palabras la seguridad de que el próximo gobernador de Coahuila será Miguel Riquelme Solís, a quien ya el Instituto Electoral de Coahuila, le ha entregado su constancia de Gobernador Electo de la entidad, para ejercer su mandato político de 2017-2021.
Por este solo hecho de agitación a quien no acata él mandato electoral, se les debería de sancionar e interponer las medidas judiciales tanto civiles como penales, para que pague las consecuencias de sus hechos, al carecer de contenido y razón en cada una de sus demandas procesales que han interpuesto, pues de todos es conocido que la Lic. Gabriela León Farías, consejera presidenta del Instituto Electoral de Coahuila (IEC) ha afirmado que no hay condiciones para anular las elecciones como lo exigió el candidato del PAN Guillermo Anaya, al denunciar que el 20% de los paquetes electorales fueron violados. Además, dijo ella, que el cómputo de la elección para gobernador se dio en su momento con la revisión de las casillas y en donde en ellas existía la duda hubo inclusive la necesidad de contar voto por voto.
Recapitular el contenido y desarrollo de la elección pasada efectuada en este estado, es sin duda una lección de ejemplo para toda aquella persona que analiza y busca entender cada uno de los componentes referenciales de la misma, puesto que dada esta contienda en su inicio vislumbraba estar bajo una estricta observación de un desarrollo controversial y polémico, como así sucedió en su resultado final, cuando los opositores al PRI se solazaban con insultos y descalificaciones al pensar les iba a redituar mejores resultados electorales, lo cual no fue como lo tenían planeado, al quedarse en la raya, con un palmo de narices y salir triunfante el candidato del PRI, como ya se ha dicho con más de 30,000 votos de diferencia entre primero y segundo lugar.
De esta manera Coahuila dio muestras de civilidad y madurez en el comportamiento de su ciudadanía, al no haberse presentado actos de violencia que ameritaran el uso de la fuerza pública, además de sin agravantes que ameritaran sanciones de parte de la autoridad electoral y donde si hubo sobrada libertad de expresión, para hacer de las propuestas los elementos que motivaran a los ciudadanos a ejercer de forma independiente su participación electoral, cabe anotar que hasta abusos y denostaciones se toleraron en el trascurso de esta contienda, que seguramente será un parteaguas en la vida política de la entidad.
Desafortunadamente, la actitud hostil e irresponsable de los perdedores a llegado a tal grado de polarización social que hoy en día no terminan por asimilar su fracaso, al generar presentaciones en medios informativos y denostar instituciones y gobierno, provocando marchas e insultos, que en nada podrá cambiar el resultado que arrojaron las urnas en su momento, más en sus inconsistentes alegatos, si propician el cultivo de odios y maledicencias, generando profusamente la duda entre la población, con argumentos que el propio Instituto no da pie a un valor substancial, como seguramente de igual manera los calificaran las autoridades judiciales en cada una de las instancias tanto Estatal como en el ámbito Federal, al desechar los elementos aportados en cada una de las impugnaciones, como de igual forma al estudiar las inconsistencias y calificarlas de inexistentes e imaginarios demenciales con un alto grado de psicopatía y delirio que no se acaba la sociedad aun por explicar este tipo de políticos triviales.
La población coahuilense demanda en su dinámica de trabajo tiempos de gobernabilidad, como así lo ha demostrado en su civilidad social, cuestión que nada, ni nadie debe de perturbar.
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