El espionaje oficial
Augusto Hugo Peña Delgadillo.
Este ruido internacional desatado por el espionaje burdo y frustrado de Peña Nieto a periodistas y a personas que trabajan por los derechos humanos y el mejoramiento de la justicia en México, hará que el hilo reviente por lo delgado y eso nos lleva a la destitución de Eugenio Ímaz, director del CISEN, aunque sabemos que los culpables en los absoluto son Peña Nieto y Osorio Chong. |
Este es el México que inauguró Felipe Calderón al firmar La Iniciativa Mérida que le impusieron los gringos para aceptarlo como presidente legítimo de México, sin serlo, luego del fraude electoral del 2006. Peña Nieto sigue el mismo camino por varias razones; la una porque es un criminal, corrupto e inepto que se plegó también a los designios de Washington para militarizar al país por medio de leyes tramposas como la que Peña Nieto pretende imponer y a la que ha denominado Ley de Seguridad Interior. Tiene bajo su mandato total al Congreso y a la Suprema Corte de Justicia más las complicidades con partidos como el Pan, el Verde, Panal y otros de menor rango. Otra razón es su pretensión de que el PRI continúe en el poder por el mayor tiempo posible.
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El México de hace 40 años empezó a deteriorarse por el nepotismo implícito de López Portillo a quien su sobrada cultura no le sirvió para manejar la política necesaria porque descompuso los sistemas de Inteligencia de Estado y de la Seguridad Nacional. Hizo mal uso de esos rubros ya que puso a las personas más inconvenientes, todos ellos violadores consumados de los derechos humanos, como el Negro Durazo, Nazas Haro, Francisco Sahagún Baca, De la Barreda, García Paniagua y Zorrilla, el que mandó matar a Buendía siendo su compadre, porque andaba husmeando en el narcotráfico en donde lo ligaban a él y a muchos de sus compañeros. Hizo lo mismo que Peña Nieto, colocó en esos puestos de Inteligencia de Estado a sus cuates y no a los que sabían de eso. Los secretarios de gobernación, Jesús Reyes Heroles y Olivares Santana, no supieron, no pudieron y no quisieron hacer lo conveniente porque López Portillo se les imponía y así fue como empezó este desmadre que Peña Nieto ha continuado prohijando.
Fue desde ese entonces que se empezaron a espiar por los medios que había –teléfono, correo y telégrafo- a los periodistas, a grupos y personas, y a todos aquellos que López Portillo consideraba eran sus enemigos. Eso es lo que está haciendo Peña Nieto con sistemas más sofisticados, pero al igual que López Portillo se equivoca. En aquel entonces las guerrillas de Genaro Vázquez y de Lucio Cabañas ya habían sido abatidas en el gobierno de Echeverría, pero López Portillo suponía que otros grupos se alzarían contra el Estado. No se dio cuenta que quienes se le alzaron fueron los oligarcas y entre ellos los banqueros y no supo contenerlos, al grado, que hicieron de su gobierno un infierno del que salió como presidente, lloriqueando y defendiendo como un perro al peso, el que al final de cuentas se devaluó de fea manera.
Por aquellas fechas los secretarios de gobernación que eran amplios conocedores de la política, reitero, no quisieron no pudieron o no supieron contener el deterioro integral del país, y todas las instituciones se vieron mermadas en sus capacidades y se vieron inmersas en un laberinto del que no pudieron escapar. En este sentido ahora las cosas están muy mal y pintan para peor, porque ni el presidente ni su secretario de gobernación saben nada de política y menos de Inteligencia de Estado para mantener estable la seguridad nacional e incluso la soberanía. La Inteligencia de Estado está en manos de Osorio Chong, de Salvador Cienfuegos y de Eugenio Ímaz, un colaborador cercano a Osorio Chong desde que era gobernador del estado de Hidalgo, y ahora es director del CISEN. En este escándalo ya de dimensiones internacionales sobre el espionaje llevado con las patas, habrá un Chivo expiatorio, será Eugenio Ímaz, quien supongo, será removido de su cargo.
No se requiere ser un sabio para saber que los responsables absolutos de este ciclo de espionaje frustrado y frustrante, son Peña Nieto y Osorio Chong, los que harán que la cuerda, como siempre, se reviente por lo más delgado, y el más delgado es Eugenio Ímaz, aunque existe la posibilidad que Peña Nieto no haga nada al respecto y no se destituya a Ímaz. Esto lo considero así porque creo que ya conozco un poco a Peña Nieto, y porque él, como siempre, le apuesta a que el tiempo deje en el olvido este y otros casos, y porque nos considera a los mexicanos, una recua de asnos. Va a quedarse muy campante, esperando terminar su gestión de por suya nefasta, para retirarse a disfrutar de los millones de pesos que tiene en su guardadito, y quedará en la historia moderna de México, como el peor de los presidentes. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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