La verdad de Trump sobre México
Augusto Hugo Peña Delgadillo.
Es un hecho que Trump no miente cuando dice que el gobierno de México en base a un salario mínimo de hambre es de suyo esclavista. Lo que lo lleva a decir eso es que esa es la causa que los mexicanos más pobres traten de irse a EEUU a buscar el sustento de sus familias. Esa es a mi parecer la mayor afrenta que perpetra el gobierno mexicano contra nuestros trabajadores. |
Trump es una fiera salvaje que hiere a quien se le ponga enfrente y normalmente miente, pero en el caso de México al decir que los trabajadores mexicanos ganan menos que los esclavos de Egipto, lo asiste la verdad y por ello debería presionar a nuestro gobierno hasta hacerlo reventar por inútil, inepto y corrupto. Eso sí sería para agradecérselo ya que alguien tiene que sacar la cara por los obreros, empleados y campesinos mexicanos a los que se les ha aplicado una ley como la espada de Democles sobre sus cabezas, la que debería de están pendida de un cabello sobre las cabezas de todos y cada uno de los gobernantes –en los últimos seis sexenios- que han llevado a cabo la legislación esclavista de pactar con los empresarios un salario mínimo insuficiente incluso para comer y alimentar a una familia. Esta ley sobre el salario mínimo no es la peor ley que estos últimos seis gobiernos han aplicado sentenciosamente sobre la humanidad de los que carecen de todo, los más pobres.
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Ojalá Trump fuera más veraz y claridoso con nuestro gobierno.
Alguna razón insana le vino a la mente al energúmeno de Nueva York para proferir tal verdad, ya que él acostumbra como regla, el mentir y ofender. El que haya dicho que nuestros obreros y campesinos ganen menos que los esclavos de Egipto no debe de molestarnos, aunque sea un ataque directo contra nuestros gobernantes, los que se hinchan los bolsillo de dinero robado del erario, mientras mantienen a decenas de millones de mexicanos en la miseria, o mejor dicho, en la esclavitud, porque si alguien es capaz de hacer que se le pague a un trabajador el salario mínimo, sin duda se trata de un esclavista al que le ha sido otorgada por el gobierno, una patente de corso para robar impunemente, incluso, por la ley del salario mínimo que es mísero. Eso es lo que hace precisamente una patente de corso a los patrones para esclavizar a sus conciudadanos.
Un día sí y otro también en los periódicos y en la TV se ven, escuchan y se leen los discursos de los más connotados políticos mexicanos y los representantes del sector empresarial. Unos claman ardorosamente para que el salario mínimo suba a los 90 pesos, otros lo quieren en 92, y los dirigentes de la COPARMEX refutan diciendo que aún no es tiempo, que hay que esperar que la inflación se estabilice en el 3%. Esto quiere prácticamente decir que nunca va a haber un aumento como lo marca nuestra Constitución, y también quiere decir que esos políticos y los líderes patronales están de acuerdo para seguir dándole atole con el dedo a los trabajadores, porque aunque hubiera un alza salarial “de emergencia” como algunos dicen, para llegar a los 92 pesos, al patrón se le está otorgando -de nuevo- la patente o permiso de esclavizar a sus trabajadores.
¿Por qué ni López Obrador –qué es un líder justiciero y honesto como él lo repite a diario- se ha pronunciado con una verdad lacerante como la que le espetó Donald Trump a nuestros gobernantes sobre el salario que reciben los trabajadores mexicanos y que es inferior al que percibían los esclavos en Egipto? Porque López Obrador lo que quiere es el poder, o sea lo mismo que los del PRI, el PAN y el PRD. El PRI quiere mantener en sus manos el poder, el PAN desea recuperarlo, el PRD y MORENA alcanzarlo.
Preguntémonos, ¿para qué quieren el poder? Para chingar al pueblo como lo han hecho durante 35 años, porque a ningún líder político se le ha escuchado pronunciarse para favorecer a los pobres, porque si favorecerlos es mantenerlos de esclavos, y no pugnar porque se cumplan los dictados de la Carta Magna que en su artículo 123 dice claramente, para qué debe alcanzar el poder adquisitivo del salario mínimo.
Trump tiene razón, el salario en México es igual o menor –lo dice él- que el de los esclavos en Egipto, lo dice porque sabe que el gobierno y los patrones infringen la ley. Uno de sus consejeros que es constitucionalista le ha instruido al respecto y le ha dicho o señalado que el artículo 123 de la Constitución Mexicana reza en su apartado A inciso VI que los salarios generales en México deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos. Los salarios mínimos profesionales se fijarán considerando, además, las condiciones de las distintas actividades económicas. Este es un considerando obligatorio para la autoridad y los patrones, y este mismo artículo le otorga otros muchos derechos y beneficios al trabajador, cosa que no ocurre por culpa del gobierno. ¿Tiene o no razón Donald Trump? Claro que sí y hay que aplaudírselo. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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