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el periodico de saltillo

Octubre 2017

Edición No. 344


La Ciudad de México y la corrupción de las mafias de la construcción

(Otro mar de corrupción subyace en el Municipio de Saltillo)

Adolfo Olmedo Muñoz.

“Mi ciudad es chinampa en un lago escondido”, bella metáfora con la que el poeta cantautor José Alfonso Ontiveros Carrillo, más conocido por el epíteto de Guadalupe Trigo, nos dijo de la hermosura de un paisaje urbano hecho con sangre sudor y lágrimas de decenas de generaciones de mexicanos que a pesar de la codicia y voracidad de extranjeros y la felonía y constante traición de parias aventureros “connacionales”, ha ido logrando construir de entre las ruinas que dejaran los conquistadores, una metrópoli a la altura de las más bellas e importantes del mundo, pero que en la actualidad ha dejado caer uno de los velos infamantes de podredumbre enclocada entre una burocracia (perredista tenía que ser) profundamente corrupta y las mafias de cuello blanco, en esta ocasión, visible ha sido la de los constructores, terratenientes y los casi siempre putrefactos “notarios públicos”.

Luego del catastrófico terremoto del pasado día 19 de septiembre, el mundo ha sido testigo de los verdaderos valores de la sociedad mexicana; solidaria, sensible ante el dolor humano, trabajadora, tenaz y entregada al trabajo incondicional de servicio en favor de los menos favorecidos. Pero lamentablemente se empieza a mostrar otra cara de la catástrofe, y es la inmensa corrupción que existe en el gobierno de la ciudad de México.

Una corrupción evidente ante la caída de edificaciones que tenían menos de cinco años de construidas. Que costaron a precio de usura a ciudadanos trabajadores que hoy están literalmente en la calle. Hombres y mujeres que, con su esfuerzo diario, hacían que esa orgullosa ciudad antiguamente “de los palacios”, se jactara (en boca de Miguel Ángel Mancera, suspirante a la candidatura por el PRD a la Presidencia de la República) de ser una de las más modernas en el mundo, y de las de mayor impulso de crecimiento.

Si, tal vez sí, pero ¿a qué costo y cuánto sustento de legitimidad tiene ante el inmenso magma que esconde la corrupción “institucionalizada” en la eufemísticamente llamada ahora CDMX. El sismo ha venido a desenmas- carar una incalculable putrefacción que a lo largo de más de quince años se ha venido enquistando y apoderándose de todos los estancos de poder, sobre todo los de las mafias corruptas de todos los ámbitos, grupos de sedicentes inconformes, pero en realidad vividores, que agruparon organizaciones fantasmas, sobre todo luego del sismo del 1985.

Paradójicamente, esos grupos que se etiquetaban la más de las veces como de izquierda, han dado paso ahora a una nueva clase de ricos: los “izquierdistas de lujo” coludidos hoy día en cofradías, sedicentes también de derecha, en rincones desde donde mueven; a veces solos, a veces en mancuerna, miles de millones de pesos diariamente haciendo una economía engañosa, más cobijada por un comercio informal que regularizado, que sólo deja ver que los pobres continúan esclavos de los mafiosos en el poder, público y privado, a la par de corruptos.

Hoy las clases políticas se disputan el “honor” de donar millones de pesos en pro de la reconstrucción de un México que han comenzado a dividir, sospechosamente, en un México del “sur” y un México del “norte”. Hoy estos vividores de la partidocracia empiezan “a llevar agua a su molino” con la intención de engañar el voto de las campañas del año venidero.

La pobreza ideológica, la sandez vacua de principios morales, la ignorancia supina, escondidas tras grupos de presión ha llevado a nuestra sociedad a un estado de crisis del que debemos salir mediante una sana reflexión de ¿”a dónde vamos” ?; ¿Qué necesita nuestro país para consolidar sus esfuerzos de hoy, y para no ponerlos en riesgo entre sombras quiméricas de un populismo retardatario?, ¿Cómo nos sacudiremos de una vez por todas de esa caterva de políticos corruptos?; ¿cómo podemos desinflar la gravosa nómina con que se sostiene una falsa democracia?

El PAN se niega a que desaparezcan los “plurinominales” y se da “golpes de pecho” en boca de su dirigente Ricardo Anaya de una “incorruptibilidad” propia de un gazmoño mentiroso, de alguien que creó una forma de corrupción a través de los “moches de campañas”.

Un merolico sofista de la “honradez” que solapa a vistas la apestosa corrupción que se vive en Saltillo, ciudad que se hunde hoy en el fango o escombros, no de un sismo de la naturaleza sino en la fangosa corrupción de una familia de delincuentes, hoy, de cuello blanco, que pretende la representación; la membresía de una corrupta familia de la mafia que manipula al panismo coahuilense, en la titularidad del tío de Isidro López Villarreal, aquel deleznable exalcalde y exfuncionario de la entonces paraestatal más corrupta de la geografía institucional de nuestro país: PEMEX. Hoy es desenmascarado por uno de sus correligionarios de antaño, quien lo denunció valientemente a través de la radio local.

Ese despojo de partido (PAN) transita hoy de la traición a la mendicidad, en busca de votos; votos de vergüenza. Para el PRD ya no representa vergüenza; será una nueva modalidad para seguir adheridos a la ubre del escandaloso presupuesto a partidos que los mismos institutos partidarios se adjudican año con año. Hoy, son socios de la mediocridad.

Hoy, escudándose el PAN bajo las enaguas de una falsa “izquierda” que representa el PRD, pretende hacer frente al engendro de este último partido, de quien heredaron los perredistas buena parte del manojo de mañas para delinquir y a pesar de ello, continuar vociferando.

Manuel López Obrador, cuyo relativo silencio, no es sinónimo de prudencia, sino de la mañosa suerte de quien “saca las castañas con la mano del gato”

Poesía negra de thriller o crónica de una infamia anunciada

Al conocer la serie de cochinadas que Isidro López Villarreal viene realizando, auspiciando y en casos tolerando en Saltillo, me hizo recordar una parte de una interesante columna que escribiera José Joaquín Blanco en el periódico La Jornada, hace ya 28 años. Se me antoja una paráfrasis de cómo se conduce soterradamente Isidro López y todo su “gabinete” que algunos podrían llamar “cuadrilla”, “pandilla”, “banda” o “gavilla”

“La ciudad inferior excrementicia, negra, fétida, oscura, viva reproducción industrial del Hades; amplia, extendida hasta el infinito de las miasmas y las sombras, anfibia y escatológica, protegida por ratas, lagartijas, arañas y demás fauna de guardianes del submundo escamoso”; alocución que pinta de manera metafórica, la rapiña incrementada este año en algunos casos hasta en un 777% como preludio de una historia de mediocridad, de infamia, de cinismo que habrá de cerrar la enana administración panista, para entregar la “estafeta” vacía, al priista, del que también habrá que cuidarle las manos desde el inicio de su administración.

Cualquier señor de aquella cultura oriental (usted sabe cuál) se estaría haciendo harakiri, pero entre los López Villarreal, es timbre de orgullo … “é una vergogna topo di fognatura” “¡é una vergogna”!

¡Ah!, se me pasaba. Cuenta una leyenda urbana que alguna vez se sufrió una noche oscura, un 2 de octubre de 1968… durante algunos años después, se conmemoró como una fiesta de pretexto con el slogan de “2 de octubre no se olvida”. Ahora ha quedado como leyenda urbana, las generaciones actuales no recuerdan ni lo que hicieron la semana pasada, menos sabrán de esa “leyenda urbana”.

“2 de Octubre, si se olvida”

 
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