¿Está de pie México?
Samuel Cepeda Tovar.
Es cierto, lo sucedido en la Ciudad de México, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Puebla, Veracruz y Tlaxcala es una verdadera tragedia, la pérdida de vidas por si sola es ya una calamidad, cuando hablamos de infantes sepultados bajo toneladas de escombro no podemos denominarlo de otra manera. Un acontecimiento verdaderamente lamentable, no obstante, si lo comparamos con el temblor de 1985, las víctimas de este nuevo sismo son bastante modestas, pues el de hace 32 años cobro la vida de entre 3,192 y 20 mil personas. Lo cual no quiere decir que debemos estar contentos, sino poner en perspectiva lo que pudo ser realmente una hecatombe.
Surge de pronto la frase “México está de pie”, en alusión a la solidaridad de los mexicanos con respecto a los que sufren en estos momentos los estragos del sismo, algunos apoyan con víveres, otros con efectivo, algunos otros con sus rostros en redes sociales con una marca de agua de la bandera mexicana con una paradójica frase en inglés, cada quien apoya y ayuda según su condición, muchos reprochan de pronto la ineficiencia gubernamental y resaltan la solidaridad del pueblo mexicano, porque comenzaron a tratar de remover escombros antes que la autoridad, situación que es más que comprensible y no tiene nada de loable, pues los ciudadanos estamos en todos lados, la autoridad no, y es preciso señalar, que estos ciudadanos que comenzaron a apoyar, solo resultaron ser un estorbo y abonaron en casi nada por su desorganización, hasta el arribo del ejército y su capacidad organizativa que comenzó a dar resultados.
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Pero México está de pie, dicen los medios de comunicación, pues todos estamos apoyando de una u otra manera, y eso nos hará salir adelante, pero, aunque suene poco ortodoxo, nuestro país no está de pie, nuestro país está de rodillas, un siniestro, es cierto, saca de nosotros nuestro espíritu solidario, la parte emocional, pero no la racional, pues esa capacidad de apoyo y organización no la trasladamos a otros escenarios igual de importantes.
Ya olvidamos de pronto a Mara Fernanda Castilla, abusada sexualmente y estrangulada por un chofer de servicio público, y entonces nos damos cuenta que diariamente 7 mujeres son asesinadas en México, Valeria, la niña de 11 años, fue violada y asesinada en junio por un chofer de la Ruta 40 de Nezahualcóyotl, y cientos y miles de ejemplos más que no provocan el despertar de una sociedad civil que solo responde a estímulos emocionales mediáticos y de proporciones ecuménicas.
Pasa lo mismo con el presupuesto de egresos del año siguiente que ahora ha quedado en segundo plano: pues el año que viene el gobierno nos está pidiendo gastar 5.2 billones de pesos con un ingreso de sólo 4.7 billones. Esto nos endeudará más y no nos dicen realmente en qué se va a gastar, pero eso no importa, porque solo somos ciudadanos colaborativos por calamidad, no por convicción genérica. En lo personal lloro por los niños fallecidos, pero ello no nubla mi panorama ni mi indignación por los otros y muchos sucesos que tienen a México de rodillas, no de pie, como nos lo hacen creer y logran convencer a millones.
De pronto surgen voces que reclaman que no haya dinero para los partidos y que se destine a los damnificados por los fenómenos naturales, pero si ese es el clamor, entonces que se destine dinero también a los 60 millones de pobres, otra gran tragedia mexicana, también a las familias de los más de 23 mil mexicanos ultimados por homicidios dolosos en este país en tan solo 2016.
Es cierto, veo una ciudadanía ejemplar, pero lamentablemente coyuntural. No, México no está de pie, México está arrodillado desde hace mucho tiempo y al parecer, así seguirá mientras las virtudes ciudadanas sean solo intempestivas.
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