Feminicidios virales
Iván Nájera Agüero.
El caso de Mara Fernanda Castilla Miranda ha demostrado una vez más, así como en diferentes ocasiones, el poder de las redes sociales para exponer ante el público un acto de corrupción, una agresión de un policía o soldado hacia la población, enfrentamientos entre el crimen organizado y las fuerzas de seguridad, así como dar a conocer casos de asesinatos que colman la paciencia de los mexicanos.
La desaparición de Mara rápidamente fue difundida en twitter donde cientos de mensajes exigían a las autoridades esclarecer su paradero. Al pasar las horas se difundía en otras redes sociales y con esto la presión mediática hacia las autoridades de Puebla para resolver el caso. Así como en pocas ocasiones éstas hicieron caso para investigar y dar con el responsable en un lapso de tiempo que tal vez pudo haber sido más corto, pero comparado a otros casos fue bastante rápido. El desenlace de este feminicidio ya se sabe y también sabemos que reveló una vez más, el grave problema que se sufre en el país y en especial la violencia hacia las mujeres, agregando lo difícil que es conseguir que las autoridades investiguen las agresiones sin hacer alguna presión en redes sociales.
En años anteriores si en periódicos, radio y televisión no se hablaba de estas agresiones, era muy raro que ocurriera lo de la semana pasada, que se investigara para capturar al presunto culpable, porque para los gobiernos es mucho más fácil no mostrar más casos sobre agresiones a las mujeres y decir que no pasa nada. Organizaciones civiles afirman que en realidad hay más casos, pero las fiscalías estatales los clasifican como homicidios, sin el cargo agravante que implica un feminicidio.
Se ha vuelto común que en la mayoría de los feminicidios sean investigados y resueltos solamente cuando el caso se denuncia en redes sociales y tienen un fuerte impacto entre la población, siendo que se denuncian cientos de casos de desaparición y asesinatos, pero por alguna razón no tienen el mismo impacto y estos casos que se denuncian se quedan en un nicho de la población que los gobiernos prefieren ignorar y esperar a que se calmen sus ánimos.
El de Mara es el penúltimo feminicidio en México, recordaron muchos en las protestas de este domingo. El penúltimo porque cada 24 horas oficialmente se conoce de al menos siete asesinatos de mujeres por razón de género.
Uno de los más recientes fue el de Lesvy Berlín Osorio, de 22 años de edad y asesinada el 3 de mayo pasado en el campus central de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El caso fue catalogado como un “suicidio” por la Procuraduría (fiscalía) General de Justicia de Ciudad de México (PGJCM).
Incluso difundió mensajes en Twitter para señalar una presunta adicción y abandono escolar de la víctima. Pero tras una serie de manifestaciones y protestas en internet la fiscalía investigó otros posibles motivos de la muerte de la chica.
Semanas después capturó al novio de la víctima, acusado de feminicidio.
Paradójicamente, Mara Castilla fue una de quienes protestaron, en mayo pasado, por la muerte de Lesvy.
Meses después, las manifestaciones se realizaron en su memoria. Por su asesinato…
Mis más sentido pésame a todas las familias de las víctimas de los sismos ocurridos el mes pasado, también así, un reconocimiento a toda aquella persona de México y otros países que se unieron para ayudar de alguna manera a todos los afectados por el sismo.
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