El grupo Atlacomulco
Augusto Hugo Peña Delgadillo.
Es inconcebible que las ideas de un hombre brillante, como Carlos Hank González tuvieron que
desembocar en un soberano desastre. El Grupo Atlacomulco primero se hizo de harto dinero robado
y luego del poder dentro de la presidencia, lo que les ha servido solo para acabar con el grupo
no sin antes hacer de nuestro país un Estado miserable sin leyes ni normas que respetar. |
La agrupación Atlacomulco se conformó con miembros del Partido Revolucionario Institucional y data de la época de Isidro Favela que fue el primer gobernador del estado de México, de los siete atlacomulqueños que han llegado a gobernar dicho estado. El que los inició como Grupo Atlacomulco fue Carlos Hank González quien no era oriundo de Atlacomulco pero ahí comenzó su carrera política, y vivió en Atlacomulco siendo maestro. También gobernó el estado de México y fue el cerebro que formó tal grupo.
Los gobernadores de ese estado son: Isidro Favela, Alfredo del Mazo Vélez, Alfredo del Mazo González, Salvador Sánchez Colín, Arturo Montiel Rojas, Enrique Peña Nieto y a partir del 15 de septiembre de este año, Alfredo del Mazo Maza. Las cosas en la política jamás son obra de la casualidad, siempre se tejen por medio de urdimbres e hiladas que los hacen lograr un cometido, tal como el que alcanzaron en el 2012 por medio de un fraude electoral para imponer en la presidencia a Enrique Peña Nieto.
Existe una leyenda que alimentó el mito del Grupo Atlacomulco. Reza que una vidente del pueblo reunió a los más notables de Atlacomulco y les dijo que seis atlacomulqueños serían gobernadores del estado, y luego uno de ellos sería presidente de la república. Doña Francisca Castro Montiel, la vidente del pueblo les profetizó lo que ya he mencionado.
Por supuesto que es un mito legendario que algunos se lo creen, pero lo cierto es que Carlos Hank González (El profesor) conformó el grupo en torno a los allegados a Isidro Favela, logrando con su fuerza de convocatoria hacer que los de Atlacomulco se adueñaran del poder político de su estado, y esto no es mito ni leyenda, es la más cruda realidad.
La teoría del profesor Hank González de que: “Un político pobre es un pobre político”, se les metió en la cabeza a los de ese grupo, comen- zando a amasar cantidades enormes de capital pecuniario, sabedores también que con dinero baila el perro y también se compran votos y voluntades, sobre todo de la gente más jodida que es la que abunda en el estado de México.
El ejemplo y los consejos del profesor Hank, los hicieron poderosos dentro del PRI en donde el propio profesor ya era un jerarca reconocido y respetado, pero como todo lo bueno, respetable y relevante no dura para siempre, Carlos Hank González murió dejando huérfano de liderazgo al grupo, pero a pesar de la falta de un gurú, a jalones y estirones lograron hacerse de la presidencia de la república en base a alianzas con la pandilla del estado de Hidalgo y con Carlos Salinas de Gortari.
No teniendo a nadie más porque todos en el grupo no gozaban de prestigio o bien estaban divididos, tuvieron el desatino de poner de candidato a alguien totalmente hueco de ideas, harto en mañas y de cara bonita, a Enrique Peña Nieto un bueno para nada y malo para todo, por lo que tuvieron que hacer uso del dinero y de las alianzas para colocarlo en Los Pinos, reitero, por medio de un fraude electoral, el tercer fraude electoral presidencial en tan solo cinco lustros.
Tenían un mejor candidato, a Alfredo del Mazo González, pero Arturo Montiel venció dentro del grupo y colocó a su ahijado y tesorero, asegurándose que serían encubiertas todas sus trapacerías y fraudes cuantiosos al erario. Del Mazo González era la opción más acertada, pero la voluntad y los intereses de Arturo Montiel se impusieron y así nos pasó a cuchillo a los mexicanos.
Esta es la historia del Grupo Atlacomulco y también nuestra triste historia reciente por la que nos hemos visto sometidos ante una partida de maleantes políticos que en menos de cinco años han llevado a nuestro país a estadios nebulosos e inciertos en lo inherente a la política y hasta los ámbitos socioeconómicos.
El país se está desquebrajando, nuestras instituciones se desmoronan, nuestra economía anda por los suelos, la inseguridad y la violencia han alcanzado cifras que dan pavor, nuestra democracia se ha convertido en una cleptocracia, la dignidad del pueblo ha sido zaherida hasta lo más profundo de su ser y la soberanía nacional se está perdiendo a jirones por las malas artes, ineptitud y mala fe de Peña Nieto, quien se ha entregado a los designios de Washington al convertirse en un títere de ellos. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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