La pasividad de la sociedad necesita
un sismo violento para reaccionar
Jesús M. Moreno Mejía.
“Cuando ocurra una desgracia, no blasfemes
contra los dioses; mas bien, examina tus faltas”
Alejandro Dumas (hijo). |
La naturaleza envía señales de alerta cuando abusamos de los recursos que ella proporciona para nuestro provecho (el aire, el agua, los bosques, etc.), pues hemos venido padeciendo un severo cambio climático global a causa de la emisión indiscriminada de humos tóxicos en el aire y desechos de todo tipo en el agua, así como la tala inmoderada de árboles.
Por otro lado, la naturaleza nos ha forzado a acudir en auxilio de nuestros congéneres ante la tragedia del sismo del pasado 19 de septiembre, haciendo despertar en la sociedad civil un sentimiento de solidaridad que no se veía desde otro fatídico 19 de septiembre de 1985 en el centro y sur de México, y sin esperar que acudiera la ayuda gubernamental por delante.
En ambos casos, la clase gobernante no reaccionó de manera inmediata a prestar la ayuda necesaria a quienes se encontraban bajo los escombros en la Ciudad de México. Incluso, cuando aquellos intentan hacerlo días después viene el rechazo de la sociedad (salvo en el caso de las fuerzas armadas, que se unen a la ciudadanía en el intento por salvar a los atrapados).
|
Y es que la ciudadanía tomó la iniciativa porque desconfía de la capacidad y honestidad de los gobernantes, como quedó comprobado con las despensas que fueron enviadas desde el interior del país a algunos lugares afectados por los sismos, pero fueron interceptadas por autoridades estatales y municipales para utilizarlas en provecho de sus intereses. Porque, no hay que olvidar que primero ocurrió un sismo de 8.1 grados el 7 de septiembre frente a las costas de Oaxaca y Chiapas, con saldo trágico para muchos compatriotas de esos dos entidades, y por ello se les remitió ayuda civil.
No entramos en mayor discusión sobre el particular, porque esa situación ha sido ampliamente comentada al ser señalados lo mismo gobernadores y otras autoridades locales que procedieron a almacenar las despensas enviadas desde diversos estados del país, etiquetándolas a su nombre.
Lo que si desearíamos puntualizar es que estamos en muy buen momento pra asegurar que si la sociedad ha despertado, protestando por las injusticias que se han visto y han actuado en consecuencia, es deseable que la ciudadanía se adueñe de nuestro futuro en bien de todos, y no soltarlo.
Transcribo parte de lo que escribió en días pasados el articulista y analista político, René Delgado, en su columna “Sobreaviso”, pues lo que comenta es digno de tomarse en cuenta, y dice así: “Después del movimiento telúrico y la reactivación social empeñada en salvar vidas, vendrá sin duda el sisma político. Es prematuro determinar el epicentro y la magnitud de ese otro temblor, pero no hay duda que sacudirá a más de un gobernante; provocará vértigo a los dirigentes partidistas y fortalecerá o debilitará las posibilidades de éste o aquel otro aspirante presidencial. Tanto se alejó la clase política de la ciudadanía, que hoy duda al acercarse a ella o calcula cómo hacerlo sin irritarla más de lo que ya se encuentra… A ver si no más de un miembro de la clase política resulta damnificado o víctima colateral del colapso… Movimientos de ese otro sismo comienzan a percibirse”.
En nuestro particular punto de vista, ya se ha dado el sisma político a que se refiere René Delgado en su artículo, incluso con algunas réplicas, pues la reacción se dado de manera inmediata, en un claro intento de recuperar la credibilidad perdida.
¿Cómo y de qué manera? Primero con un jaloneo entre políticos de uno y otros partidos políticos, al anunciar que renunciarían a sus participaciones anuales a favor de los damnificados y la reconstrucción de viviendas, adjudicándose haber sido uno u otro los primeros en hacerlo, pero sin aclarar que lo que ceden no es lo demandado por la sociedad, o sean los recursos para las campañas de 2018.
Luego viene otra “embestida política fantasma”, presentada por el líder de la bancada del PRI desde la Cámara de Diputados: Presentando una iniciativa de ley tendiente a eliminar el número de legisladores de representación proporcional (plurinominales) federales y locales.
En principio, se pretende derogar la disposición constitucional en la que se involucra a 200 diputados federales de representación proporcional, así como 348 diputados locales (estatales) y 64 senadores plurinominales.
La iniciativa de reforma expuesta por César Camacho Quiroz, pastor de los diputados del PRI en la también llamada Cámara Baja, incluye la cancelación al financiamiento anual otorgado por ley a los partidos políticos y presumiblemente al dinero destinado a los gastos de campaña de 2018.
Especialmente este último punto queda en duda, pues seguramente el resto de los partidos políticos se opondrán a la eliminación de ese rubro, a pesar de que existe un número considerable de ciudadanos que lo han estado exigiendo con insistencia en las redes sociales.
En cuanto a las cantidades otorgadas anualmente a los partidos políticos, el PRI asegura haber renunciado a lo que recibiría por el resto del año, cantidad que representan 258 millones de pe- sos, en tanto que el líder del partido Movimiento de Regeneración Nacional (More- na), dijo renunciarían al 50 por ciento de la asignación que les corresponde, mien- tras que los partidos que forman ahora el llamado Frente Ciudadano por Méxi- co (constituido por Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano), proponen por su parte la creación de un “Fondo de Reconstrucción”.
De todo lo anterior, con- sideramos que “hay gato encerrado” y no habrá de concretarse tal como lo exponen los líderes de dichos partidos políticos, pues como dice el dicho popular “no es enchílame otra”.
Tanto la devolución que pregonan los partidos políti- cos que primeramente se mencionan, están etiqueta- das y para que sea efectivo el ofrecimiento, hay que salvar el obstáculo legislativo que ello representa, que no será de un día para otro y por lo tanto no puede ser en tan corto tiempo.
¿Verborrea política? ¿Demagogia? Creemos que esas posturas sólo sirven para crear confusión e inten- tar recuperar la credibilidad de la ciudadanía, que está cansada de tanta mentira, corrupción, injusticia e impunidad.
El caso es que deberíamos aprovechar ahora el parteaguas de los sismos (telúricos y político), para que la sociedad civil se mantenga despierta y exija lo que la ciudadanía reclama como derecho al bien común, y deje la partidocracia de seguir con “el sartén por el mango” como lo vienen haciendo a la fecha. ¿O usted qué opina amable lector?
¡Hasta la próxima!
|