EL DESEO
Oliverio Ascascius.
El deseo es como una llamarada
que nos alcanza hasta los huesos,
que nos quema hasta las entrañas,
que nada ni nadie lo puede detener.
Ni el más casto de los besos,
ni el más inocente roce de la piel.
Ni siquiera rezar hincado ante la cruz
o con agua bendita lavarse la piel.
El deseo es como un monstruo de mil cabezas
que nos estrangula hasta perecer.
Es como un abismo sin fondo
donde nunca terminas de caer.
Ni el más gélido viento de los andes
ni el más vehemente de los exorcismos
lo pueden contener.
Es como un volcán calcinante e incontenible
que recorre todo tu ser.
El deseo es como una fiera encadenada
que cuando se libera,
nada ni nadie lo puede detener.
Ni siquiera la amenaza de arder en los infiernos
o proclamación alguna
pueden con él...
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