México, de pie y unido

Manuel Padilla Muñoz.

Una vez más, a raíz de los desastrosos sismos que sufrió el centro del país que arrojaron una cifra de más de 333 muertos, miles de lesionados y otro miles de casas destruidas, la sociedad civil dio muestras de una solidaridad humana que asombró a todo el mundo. Aún no repuestos de otro sismo similar, el del año de 1985, el pueblo mexicano sufrió otros embates de la madre naturaleza, imprevisible, los días 7 y 19 de septiembre del presente año, este ´último el mismo día en que se cumplían 32 años del fatídico del 85.

Una vez más, como en aquella ocasión, la sociedad civil rebasó al gobierno, dando muestras de la forma en que una sociedad organizada es capaz de superar todas las tragedias que nos depara el destino. Fueron los jóvenes, en su gran mayoría quienes primero ayudaron a la población en desgracia.

Creo que ya no hay palabras en el diccionario para calificar estas acciones de un pueblo dolorido y sumido en la desgracia por la fuerza incontrolable de la naturaleza. Las acciones y la muestra del sentido humano fueron de mayores proporciones. Fue lo que asombró a todo el resto del mundo y los resultados después de semanas de haber sufrido las catástrofes nos demuestran que los mexicanos estamos de pie y unidos.

Si bien es cierto que en esta ocasión el gobierno actuó de inmediato, como debe de ser ante una catástrofe, nos demostró también que afortunadamente contamos todavía con instituciones como el Ejército y la Marina Armada de México que tuvieron bajo su responsabilidad los trabajos de rescate de vidas humanas. Para nuestro orgullo son las instituciones más confiables en nuestro país.

El siguiente paso es la reconstrucción de lo destruido, miles de casas derrumbadas que mantendrán por muchos meses a miles de mexicanos viviendo en albergues y en improvisados campamentos instalados en lugares públicos casi en el desamparo si no es por la ayuda humanitaria que todavía sigue y seguirá aportando la sociedad civil.

Estas desgracias nos dejan lecciones que ciudadanos y gobiernos debemos aprender porque los sismos seguirán registrándose en la parte central de nuestro país. Debemos aprender que la zona central, donde se ubica la Ciudad de México y el área más poblada del país no es una zona de riesgo de sismos, es una zona sísmica activa y que, por tanto, vendrán otros fenómenos de menor o tal vez de mayor grado.

La prevención es la solución más viable. Ello implica la capacidad de los mexicanos que viven en esos lugares así como la construcción de mejores casas y edificios públicos que ofrezcan una mayor resistencia y seguridad a las fuerzas telúricas y a la población. O sea, acabar con la corrupción vigente en la autorización de obras.

Sin embargo, el paso que ahora viene: la reconstrucción de los daños, implica la inversión de miles de millones de pesos, dinero que es insuficiente de parte del fondo destinado por el gobierno a desastres (Fondem).

Tenemos, irremediablemente, que conseguir recursos de dónde los haya. Ya surgió la primera iniciativa: que los partidos políticos, que en realidad no han servido para nada, renuncien a los miles de millones de pesos que nos cuestan a todos los mexicanos ya que la “democracia” en México es la más cara del mundo y que para una nación donde más de la mitad de sus habitantes somos pobres resulta paradójico y hasta insultante. Pueden ser más de mil millones de pesos los dineros que regresarían a sus verdaderos dueños, el pueblo de México, que servirían para medio aliviar sus dolores y desgracias.

Lo mismo, eliminar de una vez por todas, la existencia de diputados, senadores y diputados locales plurinominales. Aunque aquí se corre el riesgo de que el poder caiga en manos de empresarios deshonestos, ansiosos de poder y riquezas ilegales y hasta el crimen organizado. La solución requiere, pues, mecanismos legales de fiscalización y la aplicación real de las leyes por parte de la clase gobernante. Simplemente, acabar con la impunidad como se hace en otros países del orbe.

No se puede negar que nuestra clase política, antes de pensar en hacer el bien común y de beneficio al pueblo, pretenden enriquecerse a la sombra del poder. Con lo anterior y la corrupción -el mayor de los males de México-se han generado riquezas ilegales e insultantes para un pueblo sumido en la pobreza.

Otro factor donde se puede obtener dinero para la reconstrucción es obligar al gobierno a aplicar verdaderamente la ley y quitarles el dinero que robaron los 16 ex gobernadores procesados empezando por Javier Duarte, de Veracruz, César Duarte, de Chihuahua, hasta los Moreira de Coahuila. Son muchos miles de millones de pesos que podían servir para reconstruir miles de casas Y ni que olvidar el caso más reciente de corrupción, la Estafa Maestra descubierta en Pemex cometida por funcionarios y ex funcionarios que implicó 7,670 millones de pesos robados -para vergüenza de México- utilizando a universidades públicas.

Un ligero cálculo nos conduce a suponer que dinero sí lo hay, solo que ha sido robado por los malos gobernantes que se cobijan bajo la impunidad de un presidente igual que ellos.

Tampoco podemos ignorar que se puede obtener dinero de las bandas del crimen organizado cuyas ilegales ganancias son multimillonarias y que han dejado una estela de miles de muertos. Ante la desgracia, los capos guardan silencio en espera de nuevas condiciones que les permitan obtener mayores ingresos ilegales. No han colaborado ni con un curita para los heridos, menos esperaríamos casas para los damnificados.

Me aterra pensar solamente que de estas desgracias no aprendamos a tomar medidas de prevención y, desgraciadamente, a través del tiempo volver a la frase “otra vez México”.

A raíz de las desgracias quedó demostrado que los jóvenes tienen el control; lo siguiente es arrebatarles el poder a las mafias y en las elecciones del 2018 elegir a una nueva clase política comprometida con el pueblo mexicano que haga realidad sus sueños de un país más justo y democrático y eliminar a una democracia sin demócratas.

manuelpadillaperiodista@hotmail.com