publicación Online
 
 
el periodico de saltillo

Mayo 2018

Edición No. 351


Los males de México

Manuel Padilla Muñoz.

Para nadie es un secreto que los peores males de México, lo que a los mexicanos nos tiene “hasta la madre” es la corrupción, la ola de inseguridad y la impunidad. El más grave problema, hasta ahora, es que los presidenciables, los que aspiran al poder de la nación no han hecho propuestas concretas de lo que harían para erradicar estos males de llegar a la presidencia de la República. Sus propuestas son muy generalizadas, poco concretas, y ello, en vez de brindar claridad en sus proposiciones, denotan una ignorancia de la vida real, como si vivieran en otro mundo, -que de hecho así es- de tal forma que no brindan una idea clara de sus propuestas de gobierno y sumen aún más a los millones de mexicanos que votaremos el 1 de julio próximo, en la ignominia, de saber quién es la persona ideal para combatir de raíz estos males.

Como dijo Jack el Destripador, vamos por partes. Lo primero que se tiene que hacer es detectar los problemas. Esos ya los tenemos perfectamente identificados porque, por décadas, los hemos sufrido en carne propia y pagado muy alto el costo de nuestra apatía al dejar a nuestra clase gobernante sumir al país en una situación que se nos deshace en las manos.

Y es que relativamente es fácil terminar con estos problemas; si son errores humanos deben tener solución. Dicen que solamente la muerte no tiene solución pero sí la tiene. La solución es que no tiene solución, entonces no debemos pensar más en la muerte ni tenerle temor porque todos, absolutamente todos, vamos para allá. La muerte nos demuestra que es el estado más democrático que existe porque no respeta a pobres ni a ricos ni ninguna otra jerarquía. Llegado el momento arrasa con todos sin distinción.

Volvamos al tema central. Lo primero que se necesita para combatir y erradicar estos problemas es voluntad política. Si ésta no existe en nuestros gobernantes -como hasta ahora- seguirán y hasta crecerán en forma exponencial.

Hasta ahora, ninguno de los cinco presidenciales nos han convencido a millones de mexicanos votantes de su voluntad política para combatir a esta trilogía de “jinetes del Apocalipsis”. Para seguir, se requiere del marco jurídico. México tiene una de las legislaciones más completa del mundo, solamente le faltan algunas adecuaciones para actualizarla. Tenemos leyes y reglamentos para todo, solamente que no se cumplen. Y eso es imprescindible, el imperio de la ley para todos. Es el momento oportuno para los aspirantes a la presidencia de la República.

Para dar cumplimiento a lo anterior, un presidente de la República requiere de un fiscal general y un fiscal anticorrupción autónomos, no designados por el presidente ni por los los partidos políticos sino electos por el pueblo para que tengan verdadera autonomía con capacidad de aplicar la ley. Esto también tiene que ser aplicable a los go- biernos de los estados para repartir la responsabi- lidad de gobernar para todos.

Cuando los gobernantes vean que de verdad se aplica la ley sin impunidad, le pensarán dos veces para delinquir en contra del pueblo como hasta ahora ha sucedido. La lógica nos indica que la responsabilidad corre de la cúspide a la base. Desde el presidente de la República y sus instituciones de investigación, procuración e impartición de justicia, llega a los gobernadores de los estados que tienen esta responsabilidad de brindarnos paz y justicia, pues para eso les pagamos.

Hasta ahora, ninguno de los gobernadores de las entidades federativas han aceptado esta responsabilidad. Hay sucesos criminales que ocurren en esos territorios que no tienen ley suficientes para ejemplificar cientos de casos, y lo único que hacen los ejecutivos estatales es observar desde sus cómodas oficinas y hacer declaraciones de que se investigarán los hechos y aplicará todo el rigor de la ley, lo que en su generalidad, es un vil engaño a los ciudadanos.

Más de 100 mil muertos por la ola de violencia en este sexenio, Ayotzinapa, los estudiantes de cine desaparecidos y miles de desaparecidos, son algunos casos notables.

El caso del estado de Coahuila es sintomático. El gobernador Miguel Ángel Riquelme construyó cuarteles para los soldados y luego declarar que “en Coahuila hay paz gracias al Ejército”. Y es cierto pero no es legal pues el Ejército no es para hacer labores de policías, es para resguardar la soberanía nacional y a sus instituciones. Con esa declaración el gobernador Riquelme aceptó su ineficacia en este ramo. Si, pero la ineficacia también es corrupción y si existiera un estado de derecho en Coahuila hasta podría ser enjuiciado por ese motivo.

Acabar con los carteles del crimen organizado no es solamente detener y procesar a sus líderes; hay que terminar también con toda su infraestructura no solamente política sino, principalmente económica, pero esto parece que no llega.

Lo cierto es que no tiene el estado cuerpos de seguridad profesionales. No tienen en sus múltiples corporaciones policíacas del estado servicio de inteligencia, no hay profesionalización verdadera de sus miembros, pero sí mucha corrupción. Y ahora nos salen con que tienen hasta policía científica. Como si juntando a todos los sabios del mundo, poniéndoles uniformes de policía de Coahuila, se formara una policía científica.

El caso de Torreón está peor. Un director de seguridad pública importado de otra parte del país que no conoce la ciudad, no sabe cuántas colonias hay en Torreón, mucho menos el número de pandillas y grupos del crimen organizado que existen, y menos cuáles son los lugares y grupos más peligrosos con los que tendría que luchar. Y es que, siendo policía federal de caminos cuidaba carreteras. No entiende el alcalde Zermeño que vigilar carreteras no es lo mismo que cuidar a una ciudad como Torreón. Aquí también es aplicable el principio que la ineficiencia también es corrupción.

Los alcaldes de todos los municipios de México también deben asumir su responsabi- lidad y transformar a sus cuerpos de seguridad pública preventiva, capacitarlos y profesionali- zarlos con la aplicación de eficientes programas de seguridad pública preventiva. También a ellos les pagamos para que, principalmente, nos brinden paz y tranquilidad a todos. Rehuir a esta responsabilidad es ineficacia y ésta, repetimos, también es corrupción.

Desde esta óptica es tan fácil acabar con esos problemas que resulta casi imposible determinar porque no lo han hecho. Hasta que el pueblo se harte. Si los cuerpos de seguridad preventiva no tienen quien las profesionalice, simplemente contraten a profesionales. En México sí los hay, lo que sucede es que a los alcaldes les vale madre lo que sufra el pueblo, ellos piensas como hacerse ricos robando los dineros del pueblo por millones; no es posible suponer otra causa. No hay voluntad política de nuestros gobernantes resolver las necesidades de los mexicanos. ¿O qué otra causa podría haber?

Sacapuntas

No entendió.- El Director de Vialidad del municipio, Pedro Luis Bernal no entendió el mensaje del alcalde Jorge Zermeño Infante. Sigue portando uniforme, ahora el de vialidad, cuando ningún otro jefe de Tránsito se puso el uniforme, al menos que recordemos, todos han actuado de civil. El protagonismo de Pedro Luis Bernal, no es de ahora, hay que recordar que tuvo un episodio escandaloso cuando fue Diputado local en los 90s.

Entre los agentes de Vialidad hay quejas de que Pedro Luis les exige, sobre todo a los motociclistas y patrulleros, 12 infracciones diarias por cualquier motivo, por lo que los agentes, mujeres y hombres andan más bravos que siempre. Los tránsitos dicen que ya recibieron amenaza de que si no completan la cuota los bajan a pie y en cruceros sin importancia. Además sigue recolectándose el famoso “Tequilu” en la corporación, aunque no se sabe si le pasan corriente al jefe o sólo es para los mandos medios la “polla.”

Lo cierto es que Vialidad está afirmando una fama que en nada le ayuda al alcalde Jorge Zermeño que quiere otros tres años de mandato. Si hubo más dinero por infracciones estos tres meses, pero la mala fama no se la quitan por nada.

Pedro Luis le gusta jugar a los soldaditos, si se la dan de jefe de Bomberos, júrenlo que se viste de apagafuegos. A sus órdenes Jefe.

manuelpadillaperidista@hotmail.com xmis propios webs

 
© 2014 El Periódico de Saltillo contacto@elperiodicodesaltillo.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
carton noviembre 09 Noviembre 09 Rufino