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el periodico de saltillo

Mayo 2018

Edición No. 351


Cinco plutócratas contra AMLO

Augusto Hugo Peña Delgadillo.

 

No hay que ser adivino para saber en que terminará la guerra que emprendieron los cinco plutócratas contra el líder de MORENA. Van a seguir siendo muy ricos, pero ya no habrá contratos y concesiones amañadas con los presidentes en turno; tendrán que trabajar y hacer trabajar sus capitales para hacer negocios, las dádivas gubernamentales y las complicidades van a terminar en lo definitivo. ¿Será?

 

La peligrosidad de esos cinco personajes plutócratas y toda la fauna fascista empresarial que los acompañan, reside en que se han apoderado del gobierno; han quitado y puesto en la presidencia y en las secretarías a quienes les son convenientes para hacer sus negocios. La relación Gobierno/Grandes empresarios, es aquí, en EEUU y China, un fascismo sin disimulo, tal y como sucedió en la Alemania nazi. Los ricos encima o a la par de los gobernantes, siempre, irremediablemente, terminan hundiendo a su nación en la desgracia y a los trabajadores en la miseria. En México este maridaje del gobierno y los grandes capitales se dio en el gobierno de Carlos Salinas y así ha persistido hasta en nuestros días con el gobierno de Peña Nieto. Los desastres y desgracias como las que pasan en nuestro gobierno y la miseria de 70 millones de mexicanos, es la muestra fehaciente que el fascismo “moderado” está actuando y prevaleciendo por sobre las políticas sociales.

El ensanchamiento de la brecha entre pobres y ricos es la prueba más clara que las cosas se han hecho mal, política y socialmente. Peña Nieto, Felipe Calderón, Vicente Fox, Ernesto Zedillo y Carlos Salinas lo sabían y sin embargo y a pesar de ello hicieron todo de su parte para impulsar el progreso de las grandes empresas y no el desarrollo de la sociedad. El Estado, cualquier Estado incluido México, se compone de su territorio de su gente y de su gobierno y, si estos segmentos que componen el Estado no son armónicos entre sí, el Estado deja de ser un Estado para convertirse en lo que hoy es México, en una cofradía de beneficiarios -gobernantes y grandes empresarios, y en una fábrica de pobres y en un ejército de miserables, los que ahora pugnan por un cambio no de facto sino de jure (iure). No es la voz de López Obrador la que pugna por un cambio más apegado a la ley y a la Constitución, son millones de mexicanos que lo empujan, y AMLO como su líder se deja llevar por la corriente. López Obrador ha caminado nuestros pueblos, ciudades y el campo, ha escuchado a la gente, y en sus discursos solo repite lo que los mexicanos, sobre todo los más pobres, quieren que diga.

Los grandes empresarios que le han declarado la guerra, de hecho, desde cualquier punto de vista, la han declarado contra el pueblo. Estos plutócratas no tienen discurso, usan desplegados en los medios para descalificar a quien ven como su enemigo; también usan al empresariado intermedio del Consejo Coordinador Empresarial y la COPARMEX para hacer ruido que aturda a los pequeños y medianos empresarios para sumarlos a su cometido. El que no es otro que continuar medrando con los bienes de la nación y con una mano de obra abaratada artificialmente por medio de leyes tramposas, con el único fin de incrementar sus capitales, importándoles un pito el bienestar de millones de familias y el cumplimiento de las leyes. El dinero para ellos es su Dios y quienes se les oponen son el Diablo.

Los ricos, muy ricos no tienen patria ni bandera, solo cuentan con dinero y cómplices en el gobierno; así como se han pronunciado contra AMLO en su infeliz desplegado que reza: “ASÍ NO” también se han pronunciado contra el candidato del PRI, José Antonio Meade Kuri, y quieren poner todo su empeño en hacer crecer a Ricardo Anaya. Desplazaron al PRI y a Peña Nieto porque ya les extrajeron todo el jugo y lo que intentan con su búsqueda de otro cómplice -como lo ven en la figura de Ricardo Anaya- contrario a MORENA, es mantener las canonjías de poder e incrementar aún más sus haciendas particulares; el país, lo reitero, les importa un cacahuate; han tenido como su trinchera ya cinco gobiernos y ello les han dado tantos frutos y dividendos que se niegan a entregar el poder. Sí, a entregar el poder. Sí, porque ellos son quienes han tenido el poder en sus manos usando de botargas a los últimos cinco presidentes, y como el PRI ya se ha resignado a dejar la presidencia por razones más que obvias -el desprecio del pueblo al PRI y a Peña Nieto-, los han abandonado y quieren e intentan recargarse en otro monigote como Ricardo Anaya para seguir en su feria de fechorías de altos vuelos.

Muchos líderes del PRI, como el líder de los petroleros Carlos Romero Deschamps, le brindan de dientes para afuera sus apoyos a Meade Kuri, sabedor que nada hará que Meade Kuri salga del tercer lugar en la contienda electoral. Lo hace porque son “institucionales” pero saben que muy pronto van a tener que morder el polvo porque el cambio ya es una realidad. Sin embargo, quieren parecer fieles a una bandera que ya ha sido rota en base a trapacerías, fraudes, peculados y complicidades, sin embargo, tienen a su favor que son poseedores de miles de millones de dólares, los que podrán disfrutar, ellos y varias de sus generaciones, siempre y cuando no vayan a caer en la cárcel. Lo más inteligente que están haciendo el PRI y algunos priístas, es asumirse como perdedores, y su lucha no es ya por la presidencia ya que sería ocioso ante este panorama que los está arrastrando. Ahora lo que están intentando desde el PRI y la presidencia es llegar a un mal arreglo con MORENA ya que un pleito a estas alturas se tornaría en una serie de persecuciones a los políticos del PRI más encumbrados, desde Peña Nieto hasta el menos encumbrado, pasando por Osorio Chong, Gamboa Patrón, Emilio Loyoza y una centena de pillos enriquecido a costa del sudor de los mexicanos. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?

 
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