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el periodico de saltillo

Mayo 2018

Edición No. 351


El robo a Pemex

Augusto Hugo Peña Delgadillo.


El problema de PEMEX está presente en todas las instituciones del Estado. Esto no se puede evitar
porque quienes roban a las instituciones lo hacen desde dentro de forma esquematizada como
La Estafa Maestra. El resultado está a la vista, cambiaron la fuerza de la política por la
fuerza del dinero, corrompiéndose a sí mismos, al PRI y a todas las instituciones del Estado.


No pongo en duda que PEMEX pierda al año 30 mil millones de pesos; estoy seguro que los altos directivos de PEMEX, los políticos y los líderes del sindicato de la empresa, se roban más que esa suma anualmente. Lo que no creo es que se roben, por medio de tomas clandestinas en los ductos, el equivalente a 30 mil millones de pesos anuales. El director de PEMEX Carlos Treviño lo dijo esta semana, tal y como los demás directores durante todo este sexenio de Peña Nieto lo han dicho; lo dijo Pedro Joaquín Coldwell, secretario de energía y jefe del director de PEMEX; lo han dicho las Comisiones sobre Energía en el senado y en la cámara de diputados; lo han dicho todos ellos sin ponerse a reflexionar en la cifras ni en lo que están diciendo. O dicho más claro, estas declaraciones públicas son por consigna política para engañar a la gente y justificar sus errores y corruptelas. 30 mil millones de pérdidas anuales por este concepto son absolutamente increíbles.

epnPara un idiota que le digan que se pierden 30 mil millones o 300 mil millones anuales, por robo de gasolina en los ductos de PEMEX, le resulta aceptable y creíble porque es idiota. Para alguien que sabe hacer cuentas, le resulta imposible de creer. ¿Por qué? Porque con un millón de pesos se puede sostener el costo de una patrulla y 3 o 4 policías, ¿qué podríamos hacer con 30 mil millones de pesos anuales? Tendríamos hasta 30 mil patrullas y 90 o 120 mil policías para patrullar los 18 mil 700 kilómetros de ductos que hay en todo México, las 24 horas del día. Unas patrullas en carro, otras en Jeeps, otras en motocicletas e incluso en bicicletas. Cada patrulla y cada policía con su radio para avisar, alertar o detener a los posibles huachicoleros. Todas estas historias de los huachicoleros, son cuentos de las autoridades mexicanas. Preguntémonos, ¿Por qué Peña Nieto no implementa un operativo efectivo para evitar estos robos de gasolinas a los ductos? La respuesta es simple: Porque se les acabaría un negocio millonario a los políticos, funcionarios públicos, empleados de confianza y sindicalizados de PEMEX y quienes compran y distribuyen las gasolinas robadas. Prefieren decir cada año: “Se han perdido 30 mil millones de pesos por robos”.

No sugiero que tengamos 30 mil patrullas porque hay otras formas más inteligentes para evitar robos a los ductos; existen drones, cámaras de día y para la noche; hay satélite y existen sensores para detectar si el ducto ha sido perforado o violado. Este problema no se resuelve porque no les conviene resolverlo a los del Grupo Atlacomulco, beneficiarios de este atraco huachicolero.

El Grupo Atlacomulco tuvo sus orígenes hace poco más de 100 años, su líder fue Maximino Montiel; después fue Isidro Fabela y hace 50 años pasó a manos del profesor Carlos Hank González y fortaleció al Grupo en base a dinero robado de PEMEX y/o con negocios de aparente legalidad con PEMEX. El profesor conoció a un transportista y tejió con él una serie de complicidades por toda la república en base al transporte de combustible de PEMEX. No había ductos pero había igual que ahora ladrones.

De cada diez pipas de 20 mil litros de combustible -gasolinas, diesel, petróleo o combustóleo- una no era contabilizada y el producto obtenido con ese robo se repartía entre funcionarios de PEMEX de confianza y sindicalizados; con algunos políticos y los transportistas y distribuidores. Este esquema de robo era más letal que el robo en los ductos, ya que estaba orquestado desde dentro de PEMEX coludidos con políticos.

Carlos Hank González y sus cómplices se hicieron muy, pero muy ricos; ya podían comprar una diputación, una senaduría, una alcaldía y algunos gobiernos estatales. Con Hank González la fuerza política del Grupo Atlacomulco fue sustituida por la fuerza del dinero, he hicieron lo que no pudo hacer Carlos Salinas, apoderarse del PRI, comprando voluntades. La doctrina que predicó el profesor Hank González no tenía más que un mandamiento que terminó convirtiéndose en el axioma que rige dentro del Grupo Atlacomulco: “Un político pobre es un pobre político”. Todo el PRI fue aleccionado en esta doctrina del profesor Carlos Hank; ya el dinero de PEMEX no les era suficiente, había que robar en todas las instituciones para completar el costo de la presidencia de la república. La primera presidencia de la república, exclusiva y totalmente comprada con dinero robado al erario, fue la de Peña Nieto. Recordemos que todavía no tenía 3 años de gobernador en Toluca y ya se barajaba su nombre como candidato del PRI a la presidencia. ¿Y qué consecuencias trajo el comprar con dinero robado la presidencia, en lugar de ganarla por medio de la política?

Trajo lo que vemos ahora: Robos aquí y acullá, crímenes de toda laya, deterioro de los organismos y las instituciones, y un PRI debilitado, derrotado, escuálido y entregado de lleno a las trapacerías que el profesor Hank les enseñó y les marcó como destino inmediato para acceder al supremo poder que es el de la presidencia. El PRI fue comprado por un Grupo de delincuentes carente de ideólogos e ideologías. Un PRI con ese talante es el de Peña Nieto, por eso están donde están en tercer lugar de las preferencias electorales. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?

 
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