La huelga de Cinsa-Cifunsa a 44 años

Salvador Alcázar Aguilar.

Movimiento obrero punta de lanza a nivel nacional.

La huelga más importante en los últimos 70 años.

En 1974 los López del Bosque, dueños del Grupo Industrial Saltillo (GIS), eran los caciques de la ciudad, esto lo dice la historia, se encuentra en la hemeroteca y prevalece en la memoria de un pueblo.

Bajo el argumento de que existía un contrato firmado por ambas partes, el patrón y el sindicato se negaron a dialogar con la nueva directiva encabezada por Salvador Alcázar. Para los López del Bosque esa situación no tenía reversa. Desde un principio ellos declararon un rotuno NO al diálogo, bajo la advertencia de que había un contrato firmado y exigían respeto a la Ley Federal del Trabajo, y hasta cierto punto tenían razón.

Pero siempre existe un pero, la nueva organización gracias a la idea de uno de los abogados del FAT (Frente Auténtico del Trabajo), Arturo Alcalde Justiniani, encontró un argumento hasta entonces novedoso, que aunque nadie había aplicado hasta entonces, estaba contenido en el ordenamiento jurídico laboral: El desequilibrio entre los factores de la producción.

El planteamiento fue aceptado por Francisco Javier Almaguer Valdez, presidente de la Junta de Conciliación y Arbitraje de Saltillo, y con el desequilibrio entre los factores de la producción se sienta un precedente y una jurisprudencia en la Suprema Corte de la Nación.

En esos 48 días de huelga y de Asamblea Permanente trabajamos día y noche buscando lo justo.

Logramos un contrato más digno para 6,000 obreros.

Equidad de género para 1,500 compañeras de Cinsa a las que constantemente se les obligaba a trabajar más horas en condiciones precarias y turno difíciles, bajo amenazas constantes y acoso sexual para cambiar de turno.

Exigimos certeza jurídica para las mujeres, conseguimos respeto y facilidades para capacitarse y estudiar, y que se cumpliera la ley de: A igual trabajo, igual salario.

Se logró un seguro de vida para 6 mil trabajadores y sus familias, que después se incrementó para beneficio de 30 mil miembros que dependían de los obreros.

Se logró un salario mínimo contractual que rebasaba el mínimo regional en cuatro pesos, y el pago de éste por el rebase lo hizo el GIS al IMSS y Hacienda.

Logramos la planta o base para 1,500 trabajadores en 6 meses, pues había obreros con más de 10 años de antigüedad que no tenían la planta, y existía la amenaza constante de despido sin responsabilidad para el GIS.

Se consiguió el pago inmediato del 70 % de los salarios caídos de los 48 días de huelga.

Desechamos el aumento inicial del 12.5 y conseguimos el 20% de aumento salarial, y al conseguir que el Presidente de la República, Luis Echeverría Álvarez, interviniera en nuestro problema local, el Presidente decretó un aumento salarial de emergencia del 20%, lo que resultó un aumento del 40%.

Se firmó un acuerdo con el título de Pacto de Caballeros, para que no hubiera cacería de brujas en contra de los obreros, pues no había ganadores ni vencidos.

La huelga terminó el 3 de junio. Al mes fueron despedidos más de 2,800 obreros que había participado en la huelga, mismo que fueron boletinados en las listas negras de toda la nación. Estos trabajadores jamás volvieron a trabajar en una empresa. Se incumplió el Pacto de Caballeros por parte de los patrones, los López del Bosque.

Con los años fue robado un legajo de 15 mil hojas de la Junta de Conciliación y Arbitraje.

Seis mil obreros apoyados en la lucha por miles de estudiantes del Tecnológico de Saltillo, de la Antonio Narro, de la Universidad Autónoma de Coahuila, por los profesores de las secciones magisteriales 5 y 38, por ferrocarrileros, electricistas, mineros, de la CROC y hasta por sindicatos adheridos a la CTM, por los sacerdotes: Pedro Pantoja, Antonio Usabiaga, Luis Fernando Nieto, los boleros, los vendedores de periódicos, Nelly Herrera, Francisco Navarro Montenegro, Pablo Reyes Dávalos, Adrián Rodríguez (El Farolito), y El Loco Ricardo Dávila, y muchos más que escapan a mi memoria, pero apoyados principalmente por las mujeres que asesoradas por los estudiantes representaban un verdadero peligro.