Utopía
Las amenazas de Donald Trump
Eduardo Ibarra Aguirre.
Desgraciadamente le asiste la razón a Donald John Trump cuando afirma muy ufano y hasta cínico ante los gobernantes de Estonia, Letonia y Lituania, los aliados más incondicionales de Estados Unidos en Europa: “Acabo de escuchar que la caravana que venía desde Honduras se ha disuelto, y que México lo hizo”. Y como el primer burócrata y magnate del imperio USA que es, ostentó: “Lo han hecho porque, francamente, les dije que realmente tenían que hacerlo. (Les dije que) vamos a tener una relación en el TLCAN, y que vamos a tener que incluir seguridad en el TLCAN”.
Con esa sencilla pero vital fórmula para Enrique Peña Nieto, Trump dobló al presidente y no se diga a los secretarios de Gobernación y de Relaciones Exteriores, Alfonso Navarrete y Luis Videgaray, respectivamente, quienes en la víspera hicieron pronunciamientos para postular acertada pero efímeramente, por no decir en forma demagógica, que la postura mexicana ante el anuncio previo de Donaldo Juan de desplegar al Ejército yanqui -al que confundió el plutócrata con la Guardia Nacional, sin portar armas- en la frontera sur de USA donde jura que hay “desgobierno”, los funcionarios juraron que actuarán “siempre en defensa de la soberanía mexicana y el interés nacional”.
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Soberanía e interés nacionales que concluyeron, al parecer, cuando el que despacha en la Oficina Oval -aparte del séquito familiar que desde la Casa Blanca realiza negocios privados–, amenazó con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la fibra más sensible para los gobernantes y parte de los gobernados mexicanos.
La Caravana Viacrucis del Migrante agrupó a 2 500 centroamericanos y se realiza cada año desde hace ocho, pero al encontrarse en Matías Romero, Oaxaca, más de 300 abordaron el tren La Bestia, para dirigirse a la frontera norte de México para solicitar visas humanitarias y desató la histeria del sexópata gringo, acosado como está por trabajadoras sexuales que le brindaron servicios antes de que fuera septuagenario, obeso y usara peluquín.
Ante el brutal emplazamiento del marido de Melania, las autoridades migratorias mexicanas, por órdenes de Navarrete Prida -el colaborador consentido del difunto Jorge Carpizo- y respaldadas por la Policía Federal, procedieron a disolver la caravana sin emplear las tradicionales prácticas represivas que son de uso ordinario en este agonizante sexenio para hacer frente al reclamo social hecho movimiento a lo largo y ancho del país, con cientos de luchadores sociales en la cárceles o bajo proceso. Y hasta el destierro e incluso asesinato.
“Dilúyanse; háganse cada vez menos. Es por Trump, hay mucha presión para México”, dicen dirigentes de la caravana que les advirtieron los del INM. “Nos han dado a entender que si continúa en la misma dimensión y con revuelo mediático, pueden emprender acciones”.
El lunes 2, los marchistas recibieron ofrecimientos verbales de los agentes del corrupto INM -es la mala fama de siempre, desde que lo padecí en Matamoros, Tamaulipas en los años 60 y 70- y “del otro lado” la brutal y también corrupta Patrulla Fronteriza que no respeta ninguna ley–, para residir temporalmente en México y recibir atención médica.
El debilitado y también fracasado Trump quiere su prometido muro fronterizo aunque sea humano y le tiene muy bien tomada la medida a los gobernantes mexicanos. Peña Nieto y su gurú Videgaray Caso podrían voltear un poquito a Pyongyang y estudiar cómo el gobierno de Kim Yong-un obligó al monarca imperial a sentarse en la mesa de las negociaciones. |