¿A quiénes beneficia el TLCAN?
Augusto Hugo Peña Delgadillo.
El gobierno de Peña Nieto, el Consejo Coordinador Empresarial y el Consejo Mexicano de Negocios,
pelean con uñas y dientes para que el TLCAN no se cancele o se modifique. Están de acuerdo en casi todo,
menos en subir los salarios de los trabajadores mexicanos. Luego, ¿a quiénes beneficia el Tratado? A los de siempre, a los ricos empresarios y a los políticos. |
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en efecto, ha sido una mina de oro para unos cuantos mexicanos y para empresas multinacionales que supieron aprovecharlo, pero para más de 120 millones de mexicanos no fue así. Antes de que Salinas de Gortari firmara dicho Tratado, el que fue una imposición de George W. Bush senior, los mexicanos vivíamos mejor que ahora y el país se desarrollaba y progresaba más que ahora con el Tratado. La economía nacional crecía a más del 6% anual y hoy apenas a poco menos del 2%; los salarios promedio de los trabajadores, antes del Tratado, eran suficientes para adquirir la canasta básica recomendable, hoy ese mismo trabajador, requiere de 2.7 salarios mínimos para adquirir la canasta básica.
Con el TLCAN perdimos más de un millón de empresas PYMES (pequeños y medianos negocios) ya que les fue imposible adecuarse a las nuevas circunstancias y competir con los más ricos y fuertes; en México consumíamos más productos nacionales que los que ahora consumimos; el comercio, la industria y los servicios se extranjerizaron; el transporte de carga y de pasajeros, incluso el correo, subió los precios desmesuradamente; los grandes corporativos comerciales -Walmart, SORIANA, OXXO y 7-Eleven, por ejemplo- fueron la causa que se cerraran más de 38 mil changarros. SORIANA contaba con 110 tiendas, hoy tiene 980; Walmart tenía 230 establecimientos, hoy cuenta con 2 mil; 7-Eleven tenía 230 y hoy cuenta con más de 3 mil 500; OXXO contaba con 2 mil 100 tiendas y hoy tiene 15 mil. En cambio las tienditas de la esquina tenían más de 50 mil localidades, hoy apenas son 12 mil, y las 38 mil familias que cerraron su tiendita trabajan en la informalidad.
Walmart es de una familia (Sam Walton) norteamericana; SORIANA es de una familia mexicana (Martín Bringas/Martín Soberón); 7-Eleven es de una familia (Casa Chapa) y OXXO es de un conglomerado de no más de 30 familias (FEMSA). Lo mismo ha sucedido con las tiendas de departamentos como Liverpool, Palacio de Hierro y Sears. Estas tres grandes empresas son solo de tres familias (Michel-Bailleres-Slim), entonces, ¿en dónde está la mina de oro y de quiénes es? De unos cuantos. Eso ha traído el TLCAN, una “globalización” que es en realidad la concentración de los capitales. Sin embargo Donald Trump usa el Tratado de Libre Comercio como una moneda de cambio para chantajear a nuestros gobernantes y a la oligarquía nacional. A los 124 millones de mexicanos el TLC nos ha servido, nos sirve y servirá, solo para maldita la cosa, por lo que hay que considerar que si el TLCAN se cancela, los mexicanos, la mayoría, seremos beneficiados.
Otro punto negativo para México y los mexicanos con el TLCAN es el siguiente: Nuestros políticos, lo sabemos todos, siempre han sido corruptos y con el TLCAN empezaron a hacer negocios chuecos ya no de uno o 10 millones de pesos, hoy se roban miles de millones anualmente. Tiene razón López Obrador cuando asegura que solo por medio de actos de corrupción, los políticos y sus cómplices, los empresarios, se roban, más de 500 mil millones de pesos al año. No es ésta una exageración, hay expertos, nacionales y extranjeros, que basados en estudios acuciosos, dicen que los políticos, sobre todo los del PRI, que no los únicos, desvían del erario hacia sus haciendas muy particulares, más de 800 mil millones de pesos anualmente. Eso es lo que Donald Trump no dijo, que la mina de oro es de unos cuantos, los que están luchando denodadamente para que el TLCAN no se cancele. Así las cosas.
Amén de todo lo anterior comentado, con el TLCAN se vendió PEMEX y la CFE también a unos cuantos mexicanos y extranjeros; el gas, la luz, las gasolinas y el diesel, solo en el gobierno de Peña Nieto se han incrementado un 72% en promedio; el salario mínimo y todos los demás, han perdido su poder adquisitivo, en ese 72% que los productos básicos se incrementaron. Lo que más es de extrañar es que no tengamos especialistas que nos digan y nos alerten sobre estos cambios que nos han dañado; que no contemos con instituciones de estudios estratégicos, para que en base a mediciones puntuales y confiables, nos señalen que rumbos seguir, porque los hechos posibles de verificar, no pueden negar que a partir del 1º de diciembre de 1982 a la fecha, los ámbitos socioeconómicos y políticos, al igual que la economía y el poder adquisitivo de los salarios, ha venido a la baja. Solo los políticos y los grandes empresarios se han visto generosamente beneficiados, se han enriquecido de una forma brutal, mientras también brutalmente, más de 70 millones de mexicanos se han empobrecido. O, ¿usted qué opina, apreciable lector? |