// Del Tintero //

El consumismo

Fidencio Treviño Maldonado.


La tecnología que el modernismo impone nos tiene en un hilo y abarca todos los ámbitos, presente en todos los círculos de estatus sociales y nos lleva a un laberinto sin fin y sin principio ¿ Dónde comenzó esta tecnología con acceso para quien pueda pagar por ella ?. la pregunta se contesta por si sola, quien pueda pagar la tienen, sin embargo algunos pensadores conservadores le llaman a las compras compulsivas "Estupidez colectiva", los esclavos del tiempo con aparatos sofisticados y de los cuales se pude conectar a cualquier parte del mundo. llegamos a la tecnología con un seudo trabajo que no cansa ni produce, sólo genera tiempo y dinero a quien lo fabrica o lo comercializa, ofrece ofertas y propone datos y hasta amistades a larga distancia, noticias que dejan de serlo en dos o tres minutos, sin que lleguen a ser novedades. La fría feria de entretenimiento; Nueva Delhi en la India, en vísperas de año nuevo, una joven esta en la cornisa del piso número 11 de un céntrico edificio en esa desquiciada ciudad, alertados y llamados por los diferentes aparatos móviles llegan al frente de dicho edificio cientos de personas en su mayoría jóvenes, muchos cargando sus celulares y enfocados hacia la candidata a suicida, decenas de policías y otras corporaciones suben de prisa para convencer a la jovencita que no se arroje al vacío. Los jóvenes en la calle la gritan que se lance, algunos hasta le exigen que ya se tire, pasado unos minutos y ante los titubes de la suicida, logran detenerla y evitar se arroje.¡ Increíble! los cientos de personas que veían la escena, apagan sus aparatos y se retiran furiosos del lugar por no poder grabar el suicidio, le llamaron cobarde y muchos comentaron que no valió la pena estar allí y que lo poco que grabaron lo borrarían: la deshumanización está presente.

En las actuales redes se dan los saludos virtuales, se anuncian ofertas piratas, los engaños y fraudes son cotidianos y más del 50% de las notas son mentiras fabricadas por los llamados cibernautas y, el consumismo, la codicia, el mismo analfabetismo son motivos, razones y causas de este desarrollado fenómeno tecnológico, que detrás esta el consumismo galopante, un engendro de cuentos de hadas hasta crear antihéroes capaces de matar o revivir dragones, fantasmas y extraterrestres, toda una dialéctica la que se muestra en estas redes que es capaz de acabar con la libertad de pensamiento de quien se envilece, al grado también de obstruir la voluntad de millones de personas que su racionalismo es una ruina por este motivo: Otros piensan por él o ella. Dicen los que saben del consumismo que entre ofertas y demandas esta viviendo millones de personas, la preocupación primero por tener lo que la o él de enfrente tiene" la infértil competencia de la vanidad" y lo otro, luchar en la vida por pagar cuentas de cosas insulsas y sin ningún beneficio. Entrar a una tienda departamental y ver en los exhibidores cientos de productos ordenados, todos invitando por sus colores, formas y presentaciones al consumo, las opciones son muchas, pero las más simples son dos, comprar lo indispensable, la otra es gastar o " endrogarse" con productos chatarras, porque están en ofertas y, en el último de los casos, ver todo y llegar a la conclusión de decir ; Cuantas cosas hay en este lugar, que tal sirvan para algo, pero que no necesito.

Lo que para un consumado consumidor es una oferta y cualquier producto que se anuncie lo seduce, para otros es ignorar, inclusive considerar estas ofertas puras pedanterías pueriles, sin embargo el consumismo al menos en nuestro país en donde el surrealismo y la utopía están mezcladas, aun en la burbuja del desempleo, donde nos impusimos como una regla y costumbre y cargamos siempre el tatuaje y la sombra de la crisis económica, con la pobreza y miseria, los bajos salarios y precios altos en todo, el consumismo es alarmante, valga decir que somos los campeones ( 1er, lugar ) en beber refrescos por decapita y los numero 76 en el consumo de leche. Tal vez y como están las cosas, el consumismo puede llegar en un momento dado a ser considerado como el octavo pecado capital.

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