¿Y qué esperaban?
Manuel Padilla Muñoz.
Unas cuantas horas después de que Jorge Zermeño tomara posesión como el cuarto alcalde panista de esta ciudad de Torreón enfrentó su primer problema: 400 familias, encabezadas por lideresas priistas (Violeta Ibarra, Rosa Pérez, Alicia Pera y otra más conocida sólo como Victoria), enviadas seguramente por las altas cúpulas priistas para crear problemas en Torreón, invadieron los terrenos particulares en el Sector Industrial Mieleras, una de las zonas más importantes en cuanto a inversión en los últimos años.
Cuando Guillermo Anaya fue alcalde sufrió lo mismo, solamente que meses después, cuando inició la colonia Zaragoza Sur.
Regidores llegaron “en blanco” a sus funciones, sin el mínimo conocimiento del protocolo enmarcado en el Reglamento Interior del Ayuntamiento de Torreón respecto a sus atribuciones y obligaciones, instalaron 14 de las 19 comisiones, en un proceso largo, precisamente por su desconocimiento y carentes de una indispensable capacitación previa de lo que serán sus funciones.
El Hospital General está en crisis, las mujeres que están a punto de dar a luz y que llegan al área de Urgencias de este nosocomio, lo primero que reciben es una lista del material que tendrán que comprar para poder ser atendidas.
Es más que elocuente lo relatado por “María”, madre de una paciente: Es originaria del municipio de San Pedro y llevó a su hija, con dolores de parto.
Le pidieron: diez ampollas de Oxitocina, dos jeringas de 20 mililitros, 2 jeringas de 10 mililitros, un tubo azul para muestra, una caja de ketorolaco, insulina, compresas, un tubo morado para muestras y un cistoflo. Además de esta adquisición, tuvieron que pagar 500 pesos de una ambulancia para el traslado. Ya llevaban casi dos mil pesos gastados y la joven, aún no se aliviaba.
“Y ni salen a darnos razón, son bien vivos, nos dan estos papelillos con el material que tenemos que comprar, pero como no nos dan una receta médica. El gobierno no ayuda, mi hija llegó y la recibieron en una camilla sin sábanas, toda pelona, en puro hule, le tuve que poner la cobijita que traemos para cuando nazca el bebé, oiga, no tienen ni una jeringa, ¡no es posible!”, dijo la mujer, en tono molesto. Las principales necesidades en la institución “es lo de batalla, suturas y sobre todo antibióticos inyectables para hospital, es lo que más hace falta”.
¿Y qué esperaban?, salta uno de mis contertulios de café. Todo indica que ésta pudiera ser la futura relación entre el gobierno del estado (de extracción priista) y una administración municipal (de origen panista como la de Torreón). Y como el actual gobernador Miguel Riquelme no ganó Torreón en la elección, ¡Que se jodan los torreonenses!
El jueves 5 de enero, el alcalde panista Jorge Zermeño dialogó con los invasores. A cambio de abandonar los terrenos invadidos, cuyos dueños ya habían presentado denuncia formal, les prometió terrenos municipales y “pies de casa”. Pero una obra de tal magnitud cuesta varios millones de pesos. ¿De dónde los obtendrá el municipio. ¿Tiene para solventar este costo o dejará de hacer otras obras necesarias para cumplir este compromiso? ¿O volverá a hacerse otro coto “minigranero” de voto forzoso para el PRI como Laguna Sur donde solo gobierna su sempiterno líder Gustavo Rodríguez?
¿Y qué esperaban?, salta otro contertulio de la mesa de café. ¿Qué les parece el duro golpe a la economía familiar en que subieron de precio la mayoría de los productos de la llamada canasta básica.
En efecto, los últimos días de diciembre y primeros de enero subieron de precio el huevo, jitomate, tortilla y gas licuado LP. Hace un año el kilo de huevo costaba 24 pesos ahora llega a los 34. En Torreón, el kilo de tortilla subió, de 16 a 18 pesos. Los industriales de la masa y la tortilla culpan, principalmente al aumento de la tonelada de maíz, que en diciembre se conseguía a 3,900 pesos ahora cuesta 4,400. Hay que recordar que la tortilla y el huevo son los productos que más consumen los mexicanos. Y ni se diga de las verduras, todas sufrieron fuertes incrementos que prácticamente pulverizan el poder adquisitivo de más de la mitad de mexicanos que apenas ganan para sobrevivir, o sea más de 50 millones de desprotegidos. En Torreón, el kilo de tortilla cuesta 18 pesos y en algunos comercios 20.
¿Qué pasaría si nos ponemos todos de acuerdo y dejamos de comprar tortillas dos o tres días? Bajarían el precio o perdían miles de kilos del producto. ¿O no?
Y todo esto aumentará la inflación y el aumento de otros servicios pues se espera otro “gasolinazo”. Ya circulan en redes sociales llamando a los conductores a que el día que se anuncie dicho aumento paremos en el lugar que circulemos nuestros vehículos a manera de protesta. Aunque, a decir verdad de nada servirá pues, otra vez, el gobierno aplicará la ley de “oídos sordos” a cualquier protesta y aplicará el aumento a los combustibles, lo que seguramente aumentará la inflación. Y no pasará nada.
En Estados Unidos, cuando los carniceros aumentan aunque sea un solo peny la libra de carne, las amas de casa salen a las calles con sus cacerolas a protestar y dejan unos días de consumir carne hasta que se estabilizan los precios. En México no sabemos cómo utilizar el poder del consumidor. Aquí, gobierno y especuladores ya nos tomaron la medida: saben que somos un pueblo de “supermachos”, que todo aguantamos sin protestar. Por eso, cada día hay más ricos pero también más miserables (se estima que en nuestro país hay más de 50 millones de pobres que apenas ganan para mal comer).
Así que: ¿Qué esperábamos para este incipiente 2018?, concluye uno de los de la tertulia cafetera al tiempo que al recibir la cuenta le anuncian que la taza de café subirá, de 20 a 22 pesos.
No, si te digo que estaca Brown.
manuelpadillaperiodista@hotmail.com |