Riquelme, una nueva forma de gobernar

Luis Fernando Hernández González

La actualización y dinámica de los gobiernos federal, estatal y municipal dentro de una modernidad, dan sentido a comportamientos abiertos y aplicación de recursos económicos sobre objetivos específicos, apuntalando de esta manera la dirección por demás señalada de como habrán de aplicarse los recursos hacendarios, para realizar una correcta aplicación presupuestal y su correspondiente efecto favorable en las necesidades de los gobernados.

Decía el Maestro Don Daniel Cossío Villegas, en sus diferentes lecciones ilustrativas, como cada uno de los políticos mexicanos tenían su estilo particular de gobernar, fuera esto en el trato personalizado, en la conducción de sus relaciones públicas y sociales, o bien en el asumir sus actitudes propias en las que hacían énfasis de su carácter y a la manera de cómo atender y resolver cada una de las circunstancias que el mismo poder les planteaba. Había entre ellos, parcos, sobrios, serenos, reflexivos, ocurrentes, oportunos, jactanciosos y frugales, al revestir en su personalidad un signo mismo que les hacía tener distinción de sus antecesores, al ejercer su estilo particular de mandato al cual habían logrado ascender frente al pueblo y ser así, autoridad.

El gobernador del estado Miguel Ángel Riquelme Solís, muestra en su determinación, su forma de apreciar el poder y ejercerlo ante sus gobernados, consciente de que todos los fenómenos y circunstancias trascurridas para su ascenso, tanto electoral como legal, fue determinante y en la cual juega un papel definitivo la gran cobertura social de que fue objeto por las masas sociales del estado, seguramente de ahí deriva su estilo personal de gobernar, como lo es el estar cercano a la gente, además de tener con la base, un gran roce popular como hasta ahora lo ha mostrado entre mujeres, jóvenes y hombres de todas las edades en las distintas latitudes del estado.

Las políticas públicas vertebradoras que den atención y servicio a las demandas de la sociedad coahuilense, con un gobierno estatal cercano a la gente, además en donde los funcionarios públicos tengan dentro de sus cualidades de servicio una atención de roce con el pueblo y no alejados en fortines de dependencias distantes al sentir de los coahuilenses

El ciclo político sexenal inicia con las directrices giradas por el titular del poder ejecutivo en el Estado en materia de comportamiento y responsabilidad no sólo de aquellos criterios esbozados en materia de comportamiento de los funcionarios, el cual les puntualiza el deber de estar cercanos al sentir de la población para poder atenderlos con presteza y mesura, única forma de corresponder a su servicio y ganar en el día a día la confianza que tiene en la autoridad pública la gente de Coahuila.

El gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís, entiende con claridad su deber de autoridad, al ser responsable de la conducción y complejidad que demanda la población del estado en la atención de su distinta problemática, bien se manifiesta bajo diferentes factores en cada una de las regiones que integran nuestra entidad.

Se busca con ello hacer de la condiciones socio económicas una simbiosis de efectividad contextual entre la planeación de aquellas políticas públicas que habrán de aplicarse por las autoridades tanto estatales como municipales en su desarrollo, frente a referencias específicas, propiciando en todo momento con el empate de necesidades que la misma población ha manifestado en su necesidad de atención.

El Plan Estatal de Desarrollo de Coahuila 2017-2024, buscará mostrar en su fundamentación los ejes temáticos torales, sobre los cuales habrán de transitar todas aquellas políticas públicas que en su contenido programático contemplan una respuesta vertebradora, que atienda las demandas que la sociedad de Coahuila plantea, lo mismo en salud que en educación, en infraestructura que en desarrollo social y económico, en donde las regiones y municipios vean atendidos sus necesidades y apuntaladas sus potencialidades virtuosas con que cuentan para un mejor y real crecimiento de las personas y de cada uno de los sitios de Coahuila.

La Ley de Planeación para el Desarrollo del Estado de Coahuila de Zaragoza, tiene por objeto el establecimiento de una planeación democrática para el desarrollo equitativo, integral y sustentable del Estado, el cual debe de concebirse como el proceso de ordenación racional y sistemática de acciones de la administración pública estatal y municipal, que tiene como finalidad el crecimiento económico sostenido y el progreso social, de conformidad con las normas, principios y objetivos que establece la propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Es en esta Ley donde aprecian la atención de las necesidades básicas de la población y la mejoría de la calidad de la vida, para lograr una sociedad más igualitaria, garantizando un ambiente adecuado para el desarrollo individual y colectivo de la población; considerando en todo momento el respeto irrestricto a los derechos humanos y a la diversidad, así como la eliminación de cualquier tipo de discrimina- ción.

Es importante también destacar que en esta Ley de Planeación vigente destaca el fortalecimiento del federa- lismo y del municipio libre, para lograr un desarrollo equilibrado del estado, pro- moviendo la descentraliza- ción; así como el equilibrio de los factores de la producción, que eleve la competitividad y la productividad del estado, proteja y promueva el em- pleo en un marco de estabili- dad económica y social; pro- piciando con ello, garantizar la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, y promover la superación de las mujeres mediante el acce- so equitativo a los bienes, recursos y beneficios del desarrollo.

Por tanto la sociedad coahuilense espera de esta administración estatal que inicia, sea un factor de modernidad, competencia y justicia social, para mujeres y hombres, regiones y muni-cipios, factores generaciona- les y de la producción, que logren un desarrollo socio-económico y que haga de Coahuila, una entidad a la altura que demandan estos nuevos e inéditos retos.