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el periodico de saltillo

Febrero 2018

Edición No. 348


EEUU al acecho

Augusto Hugo Peña Delgadillo.

Rex Tillerson vino a México a Instruir a Peña Nieto sobre las nuevas estrategias del control sociopolítico, económico y militar sobre América Latina con fines expansionistas de la hegemonía estadounidense, basado en dos puntos: El energético controlado por EEUU y la militarización de nuestras naciones para contener y controlar a grupos subversivos internos. Considero viable que un cambio de gobierno y de gobernantes fuese posible dentro del marco electoral, sin embargo existe un pero que si bien no es razonable ni deseable, es factible, el que Washington incida en nuestro destino inmediato imponiendo sus intereses sobre los nuestros.

 

Es un hecho palpable que desde el 2007 con la Iniciativa Mérida con ayuda encubierta militar desde el Pentágono y la CIA, pretextando, en el caso de México, la lucha contra la delincuencia organizada, dejándole a Felipe Calderón esa tarea, a cambio de reconocerlo como presidente legítimo siendo un presidente espurio que llegó a la presidencia por medio de un fraude electoral descarado pero avalado por la oligarquía nacional, las trasnacionales y el gobierno de Washington, convirtiendo al presidente de México en un sátrapa y nuestro gobierno en una satrapía. Peña Nieto ha seguido la misma línea de sometimiento a los designios de Estados Unidos.

Todo esto ha sido necesario para EEUU dada la crisis del capitalismo, su alcance global, el deterioro social y el grado de degradación ecológica que genera, para contener las protestas o rebeliones reales o potenciales. La oligarquía y la plutocracia dominantes, por su parte, vienen impulsando diversos sistemas de control social de masas, represión y guerra (abiertas o clandestinas), que son utilizados, además, como herramientas para obtener ganancias y seguir acumulando capital frente al estancamiento. Lo que es conocido como “acumulación militarizada” o “por represión”. Este esquema de control de nuestras naciones es solo una parte, porque la nueva estrategia imperial con un Donald Trump desbocado al frente, contempla el control de nuestros países, controlando las potencialidades energéticas por medio de sus empresas, las que de hecho en México, ya tienen bajo su férula las decisiones necesarias dentro de la Comisión Federal de Electricidad, PEMEX, la Secretaría de Energía e incluso la presidencia de la república.

Otro de los asuntos no menos importantes que Rex Tillerson trató con Peña Nieto fue el electoral, Dado que EEUU por ningún motivo aceptaría un cambio sobre sus estrategias. Ellos no se moverán ni un ápice de sus demandas sobre la militarización de México y el control de nuestras energías, cuestión que se les dificultaría en caso de que López Obrador asumiera la presidencia, por lo que serían posibles dos escenarios para cumplimentar sus órdenes. Una en que le fuese cerrado a cualquier precio y costo, la llegada de MORENA a la presidencia. La otra, que el PRI, el PAN o ambos, se pongan de acuerdo con López Obrador sobre estos requerimientos como condición de corte obligatorio, de tal suerte que de no lograrse este acuerdo por la buenas y de manera pacífica, intervendrían militarmente en México, o bien, controlar abiertamente cualquier alzamiento popular con nuestro ejército, en caso de que el INE, los Tribunales Electorales y los partidos PAN, PRI, PRD y sus aliados, no pudiesen obstaculizar la llegada de López Obrador a la presidencia. De ese tamaño es el problema que tenemos que afrontar y creo que muy pocos mexicanos ven este panorama así de negro y brumoso sobre nuestra soberanía.

En este contexto se encuentran las facciones internas, la del gran capital nacional encabezado por el Consejo Coordinador Empresarial y el Consejo Mexicano de Negocios y la clase política denominada por López Obrador como la Mafia en el Poder, en donde encajan el PRI, el PAN, el PRD y los partidillos satélites, los que junto con el INE, el TRIFE y los tres poderes de la Unión, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, tienen la penúltima palabra. La última ya se la dijo Rex Tillerson a Peña Nieto. Porque EEUU no sugiere, dicta, y sus designios no aceptarían nada menos que eso que ellos están imponiéndonos. Es una oferta que no se ciñe en lo tomas o lo dejas, sino en lo tomas o lo tomas, he ahí la cuestión.

Este horizonte borrascoso que tenemos enfrente, lo comenzamos a contemplar en la campaña política de Trump y lo empezamos a sufrir cuando Trump vino invitador por Videgaray y Peña Nieto a faltarnos al respeto en nuestra casa y en nuestra cara. Preguntémonos, ¿tiene esto algún remedio? Yo tengo mis dudas bien fundadas porque no ignoro que EEUU lleva doscientos años vejándonos, robándonos, invadiéndonos y sometiéndonos a sus designios, ¿hay acaso algún indicio de que los Estados Unidos hayan cambiado su proceder hacia nosotros? No lo veo. O, ¿usted qué opina apreciable lector?

 
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