// Del Tintero //
Los actos de fe
Fidencio Treviño Maldonado.
La inquisición que por muchos años castigó a conversos, cristianos, judíos, brujas, hechiceros, in-conversos y desde luego inocentes, entre otros muchos, inclusive por el sólo hecho de ser acusados por alguien a estos implacables jueces dirigidos por el fraile, Tomás de Torquemada y entre la penitencia de quien se salvaba de no ir a la hoguera era dar un "Acto de fe" entre lo que se contaba una peregrinación pública que podía durar días o semanas entre otras cosas, y desde luego jurar la fe en Dios y en la religión católica, este mismo acto de fe se podía convertir en la sentencia de muerte.
La obediencia, el amor a Dios -dicen los religiosos- tienen recompensas a quien los honra. En nuestra política no parece ser así, tal vez porque las deidades (Dioses, Totems, líderes o jefes de algún partido político), poco les importa el acto de fe que demuestren o tengan los votantes hacia su partido, color o amor a su camiseta. Se dice en el argot político que --la venda en los ojos y oscurantismo en el pensamiento es humanitaria y, la solución a este problema de ignorancia es la política--, sin embargo a estas alturas de la nación, el cansancio de los rebaños es tangible y llegó al límite de su agotamiento, la fatiga del votante, los que en cada votación con su sufragio hacen el acto de fe para el candidato, porque ven que no es posible terminar con la pobreza, el desempleo y la inseguridad con discursos, de ahí que sea cada día más (harto) difícil que los votantes hagan un Acto de fe para los partidos y sus mismos hombres que se adueñan del poder al grado que se entronizan y emulan a Luis X1V, conocido como El rey Sol de Francia, (1656) quien dijo " El Estado soy yo ", único representante de la monarquía absoluta, cualquier semejanza con nuestros jefes políticos es una mala copia.
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De nuevo -al menos en Coahuila- impera el feudalismo, los caciques que se burlan de la perpetuidad de un Fidel Castro en Cuba, un dictador como Putin en Rusia, un golpista como Chávez o la tercera o cuarta reelección de Nicolás Maduro en Venezuela, amén de los reinos de África, los tronos heredados en los países árabes y en otras colonias del mundo y, sin embargo en Coahuila si se vale reelegirse ostentando el cetro, es decir se puede en este Estado ser Presidente Municipal y a la vez candidato para regresar al poder, registrarse para diputado y después de ganar cederle el puesto a su suplente y olímpicamente regresar a su anterior puesto, toda una ganga y una malora, mientras a quien le puede importar que el Apóstol de la Revolución, Francisco I. Madero se siga revolcando en su tumba. Ante este atropello a la razón, convertidas las leyes en un merengue en donde todos estamos revolcados, los miles de bufones, mandarines, cortesanos y jilgueros llevarán a cabo un Acto de Fe para demostrar al jefe de la comuna que son mansos corderos y por él son capaces de llegar hasta la ignominia del sacrificio.
Otros también dejarán pasmados a los curiosos con sus Actos de Fe y hago referencia a los jefes de los partidos familiares, los líderes de muchas organizaciones, agrupaciones y asociaciones que sin una pizca de vergüenza ofrecerán "Su" cosecha o borregada al mejor postor, no importa que la pasada elección usaran otro color de camiseta, todos unos camaleones profesionales en la supervivencia electoral. Si A. Hitchcock, el señor del suspenso aún viviese e hiciere una película a su estilo, seguro estoy que todo Coahuila sería el guión perfecto, por tantos anatemas, cientos de conjuros y promesas de Actos de Fe.
¿Qué nos pasó pues?, tal vez el becerro de oro nos hizo que perdiéramos el piso, la dignidad la vendimos por un plato de lentejas, la libertad fue coartada por los mismos pillos que hacen a su manera las elecciones, se nos terminó el valor cívico de alzar la mano, no el puño, ni el fusil, sólo la voz, la realidad nos ganó la comodidad del sillón que ahora llega pegado y como kit a la caja luminosa llamada televisión, mientras sigamos apoyando a los de siempre, estos serán los de siempre, pareciese que inconciencia se enfermó y nos contagió y a la vez se volvió más consciente y nuestra sociedad en un océano de rumores logra en sus delirios un rosario de perdones y llevará a cabo un Acto de Fe, porque así lo mandan desde arriba, no por otra cosa. Así de sencillo y no tiene la culpa el PARTIDO, sino quien le siguen el juego...
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