Fin del peñismo

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Samuel Cepeda Tovar.
ed. 358, Enero 2019

Le restan unas cuantas horas al actual sexenio presidencial, el ejecutivo federal en manos del priísmo agoniza, lejos queda esa frase que acuñaron los priístas de que “ellos si saben gobernar”; y la falta de eco práctico de esa frase que sólo quedó en el tintero les ha costado la peor derrota en su historia electoral. Aún recuerdo los albores del actual sexenio, en que Enrique Peña Nieto mostraba un coraje y decisión que convencía a la gran mayoría de los mexicanos de que sería un presidente diferente; no sólo a los sexenios panistas que le antecedieron, sino a su misma estirpe caracterizada por la ineficiencia y la corrupción.

Nos dejó atónitos a millones cuando logró un acuerdo político que se pensaba era imposible: El Pacto por México. De pronto vimos sentados en la misma mesa a todas las fuerzas políticas sumándose al llamado del presidente para sacar adelante una serie de reformas estructurales, 11 para ser precisos, que vaticinaban un futuro mejor para todos los mexicanos. Las fronteras de la lucha de facciones políticas parecían difuminarse. Las reformas comenzaban a aprobarse una por una. Revistas y diarios internacionales resaltaban la figura de Peña Nieto, particularmente la prestigiosa revista TIME, que, en febrero de 2014, publicó en su portada la imagen del presidente con la leyenda “saving México”, o salvando a México, en alusión a las reformas estructurales producto del “Pacto por México.”

Lamentablemente, la luna de miel; la ilusión, sólo duró exactamente dos años, de 2012 a 2014, lapso en que EPN nos brindó esperanza, misma que inició su declive a partir de 2015 y que hoy, a pocas horas de su partida, nos deja resabios traducidos en las siguientes cifras: para empezar, nos deja con un nivel de endeudamiento que representa el tercer rubro de gasto más grande del gobierno federal; o en otras palabras, el sexenio con mayor endeudamiento ya que tendremos una deuda histórica que se incrementó en más de 10 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB), al pasar de 6.3 billones de pesos a 11.3 billones en este 2018, es decir, casi se duplica la deuda.

Por otra parte, en el tema de la seguridad, las cifras son sugestivas y reveladoras, pues los homicidios dolosos hasta mayo de 2018 contaban con la cifra de 109,542, comparados con los 74,577 del panista Vicente Fox y los 102,859 de Felipe Calderón. En cuanto al tema de las desapariciones, con Felipe Calderón hubo 13 mil 681 personas desaparecidas en seis años, actualmente el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) registra al menos 35 mil 424 personas desaparecidas, un holocausto sin duda alguna.

Finalmente, en materia de crecimiento económico, la promesa de EPN de crecer entre un 5 y 6% anual luego de las reformas estructurales se quedó también en el baúl de las buenas intenciones, de tal manera, que la revista Forbes ha llamado a este gobierno “el sexenio perdido en crecimiento económico” pues nuestro crecimiento se estancó en un promedio de 2%. Lejos del crecimiento registrado en 5%, en el año 2010 bajo el mandato de Felipe Calderón.

Inseguridad y violencia a niveles alarmantes y nunca vistos, creci- miento económico mediocre y anclado, endeudamiento gubernamental aberrante; casos de corrupción condenables e ignominiosos como la estafa maestra; violaciones de derechos humanos como Tlatlaya o Ayotzinapa. El Peñismo fue sin duda un episodio aciago, tétrico y oscuro en nuestra historia nacional y que ha llegado a su fin, para bien de todos los mexicanos, mismos que mantenemos la esperanza en un nuevo gobierno que está por comenzar nuevamente con el sueño de un país mejor.

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