Facetas de México. Preocupante contaminación de cuerpos de agua en el país; abarca el 70% de cuencas y 80% de población nacional

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por Pascacio Taboada Cortina.
ed. 359, febrero 2019

         “La crisis del agua es una crisis de gobernanza”, afirma la investigadora Elena Cotler Ávalos, fundadora de la Red de Manejo de Cuencas de México

         Contaminación preocupante de cuerpos de agua de Puebla, Tlaxcala y Apizaco. Riesgosas descargas de derivados químicos a los ríos Atoyac, Zahuapan y Xochiaca; se filtran al subsuelo

La gestión del agua para diferentes usos, presenta en México una falta de regulación y un rezago administrativo tanto de la parte gubernamental como de la iniciativa privada; la población usuaria, afectada por la ineficiencia.

Esto se refleja en creciente contaminación que ya alcanza el 70 por ciento de las cuencas hidrológicas en áreas urbanas y rurales, mientras que entre 12 y 15 millones de mexicanos no cuentan con agua entubada, en tanto que el desperdicio por fugas en las redes de distribución en ambas modalidades (agrícolas y urbanas) es preocupante en grandes y medianas ciudades y, de manera principal, en zonas de riego.

Se estima que el 80 por ciento de la población nacional recibe el vital líquido en condiciones sanitarias favorables, sin que pueda calificarse absolutamente inocua para su consumo potable. Por estas razones, el consumo de agua embotellada es creciente en todo el país, aun a costa de la contaminación de los envases de plástico.

En la agricultura se utiliza el 77 por ciento del potencial de aguas superficiales y del subsuelo, con una eficiencia en zonas de riego que no llega al 40 por ciento, debido a malas condiciones en los sistemas de distribución, por filtraciones y evaporación, coincidieron investigadores, académicos y destacados profesionales integrantes de El Colegio Nacional y de instituciones académicas como UNAM, y de organismos internacionales como FAO.

La doctora Elena Cotler Ávalos, investigadora sobre Manejo de Cuencas, Erosión de Suelos y Políticas Públicas, fundadora de la Red de Manejo de Cuencas en México, dijo que el vital recurso debe utilizarse y administrarse desde las fuentes y usos del agua en nuestro país, sin dejar de mantener la prioridad en todo el contexto del territorio mexicano.

Consideró preocupante la progresiva contaminación de las aguas en todo el territorio. “Mantenemos un desarrollo minero que nos genera metales pesados, drenaje ácido, sedimentos que también llegan a los cuerpos de agua; muchos ríos pasan por municipios, donde solamente un 20 por ciento de agua de desecho se trata; o centros industriales, donde sólo 17 por ciento se trata”.

Así, descargan en cuerpos de agua metales pesados, basura, coliformes, antibióticos, hormonas, compuestos cancerígenos, neurotóxicos, etc. Un caso con estas características, está en el Río Atoyac, dijo, en la región Puebla y Tlaxcala. Pero hay otros como Lerma – Santiago, Pánuco, Coatzacoalcos y muchos otros.

El agua no es un sector, porque nos permea a todos; es un elemento completamente transversal en todas las dimensiones. Y más importante, entrelaza a personas y territorios que están muy distanciados entre sí.

Explicó que una gran cantidad de presas de almacenamiento, que en las décadas de 1950 y 1960 fueron íconos de desarrollo agrícola, ahora son un problema social y ambiental. Los embalses en sí, dijo, cambian las condiciones físicas y químicas del agua, por efecto de que reciben altas cantidades de nutrientes, residuos agrícolas, y son un hábitat para el crecimiento de muchas plantas que degradan la calidad del agua.

“Gran número de cuencas hidrológicas, añadió, son exorreicas; es decir, que salen al mar y entonces contaminan los océanos con organismos y generan hipoxia, que es la falta de oxígeno en el océano, matando a vegetales y animales marinos.

En el plano internacional, sostuvo, tenemos un claro ejemplo de este fenómeno; lo observamos en la cuenca del río Mississippi, en el cual se da una gran descarga de residuos agrícolas en ambas márgenes del río, como fertilizantes y agroquímicos, que forman una mancha frente a la desembocadura de los ríos en el mar, producto de la falta de oxígeno temporal o permanente.

Y añadió: “La crisis del agua es una crisis de gobernanza”. Se dice que todo es técnico, todo es neutro, todo es ingenieril. Pero no. El agua es poder. Tiene un poder político para quien la utiliza, y tiene un poder económico para quien decide su destino”.

Por su parte, el catedrático de la Facultad de Economía de la UNAM, Octavio Rosas Landa, fundador de la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, se refirió a un tema específico del proceso de degradación de los ríos Atoyac, Zahuapan y Xochiaca que afecta una conurbación de las ciudades de Puebla, Tlaxcala y Apizaco, por una parte, y de San Martín Texmelucan y Huejotzingo por otra, donde habitan más de 3 millones de personas.

En estas cuencas tenemos la presencia de 20 mil 402 empresas manufactureras industriales, de todos tamaños y de todo tipo de rubros industriales. Estamos hablando de la industria metal-mecánica, automotriz, de autopartes, plásticos, adhesivos, pinturas, agroquímicos, textiles, bebidas de alimentos, papel, madera, cerámicas, mosaicos y losetas. Poco más de 11 mil factorías están en Puebla y más de 9 mil en el estado de Tlaxcala.

Por supuesto que toda esta región es considerada como un desastre de contaminación. La gran mayoría de estas empresas, vierten sus residuos a las aguas de los ríos Atoyac, Zahuapan y Xochiaca. En 2008, el Instituto Nacional de Tecnología del Agua, realizó un estudio sobre el problema de contaminación de estos ríos. Concluyó que estos cuerpos de agua reciben diariamente 778 toneladas de contaminantes, provenientes de fuentes industriales y municipales.

Incluyen sustancias como Mercurio, Níquel, Plomo, Cianuro, Arsénico, Cobre, Cromo, Cadmio, Zinc, Tolueno, Dicloro-fluoro-metano, fenoles compuestos de benceno, nitritos y nitratos, fosfatos, sólidos suspendidos, compuestos orgánicos volátiles y semi-volátiles, cloroformo, cloruro de metileno, cloruro de vinilo, etil-benceno, tetracloroetano, sileno, cenantreno naftaleno y antraceno, entre otros.

Todas estas sustancias son descargadas en las aguas de los ríos señalados y también infiltradas en el subsuelo, sin ninguna clase de tratamiento. Así, la contaminación es superficial y subterránea. Muchas de estas empresas utilizan terrenos aledaños a las plantas industriales, para enterrar sus desechos químicos, sin reparar de que se trata de zonas donde se cultivan granos como maíz, frijol, hortalizas y legumbres y frutales.

Además de ello, la gran mayoría de las empresas no tienen permisos de descarga de desechos; por lo tanto utilizan los drenajes municipales. Es decir, se conectan al drenaje municipal para deshacerse no sólo de la basura, sino de toda clase de residuos químicos que, además, son causa de muertes de habitantes de esas regiones, sin deberla ni temerla. Las autoridades locales se convierten en cómplices. ¿Y las dependencias federales, estatales y municipales? ¡Bien, gracias!

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