México y Venezuela

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por Augusto Hugo Peña Delgadillo.

Lo que Estados Unidos y la oligarquía venezolana quieren imponer en ese país caribeño del Sur de América, es un sistema igual al existente en México, en donde los recursos naturales y las riquezas del país son de unos cuantos oligarcas y de las empresas trasnacionales, sobre todo las de Estados Unidos.

No es necesario averiguar tanto ni ser tan avispado para percatarse que los últimos seis gobiernos fueron de corte empresarial y que tanto el PRI y el PAN quedaron bajo las directrices de empresarios y de políticos que usaron a una casta empresarial para invertir los miles de millones de pesos robados del erario, los que no podían hacer públicos por obvias razones y que en cambio si los podían ocultar en el sistema accionario empresarial, particularmente de grandes empresarios que fueron utilizados de prestanombres, como Carlos Peralta, Alberto Bailleres, Germán Larrea, Carlos Slim, la mayor parte de los banqueros y unas centenas de empresarios grandes y medianos de los ramos industriales, comerciales, de servicios y financieros. Fueron 36 años de una fiebre por robar en que se saqueo como nunca al país, y de paso, se pauperizó a la mayoría de la población regateándole el valor de su trabajo por medio de los salarios de hambre, tanto los mínimos como los profesionales.

Carlos Slim

El deterioro del PRI, del PAN, y el PRD en menos grado, se debió precisamente a que no gobernaron para las mayorías, siempre e invaria- blemente privilegiaron su relación con las cúpulas empresariales y se olvidaron que la gente jodida es una inmensa mayoría, y que el valor del sufragio lo mismo es el de un rico que el de un pobre, de ahí que las mayorías se hartaron de estos ineptos y ladrones y el 1º de julio tuvieron la oportunidad y el deseo de mandarlos al carajo como sucedió.

Sin embargo y a pesar de ello, los que perdieron se creen el Ave Fénix y quieren renacer de sus cenizas, están tratando de conformar un frente anti-AMLO, dicen, que con el fin de crear una barrera de contención contra el poder de un solo hombre porque se les hace que es demasiado el que ostenta el nuevo presidente. Se olvidaron que el poder se lo dio el pueblo y no la élite a la que estos pertenecen.

La prensa en general, el PRI, el PAN, el PRD y otros partidos afines a estos, representan según estudios sobre las preferencias del electora- do, apenas el 15% y, la décima parte de estos son los que hacen mucho ruido en los medios para descalificar todas las acciones de López Obrador, en lugar en invertir ese esfuerzo en salir del basurero en el que se encuentran debido a sus malas artes, a sus incapacidades y complicidades con la oligarquía para aprovecharse de la gente, particularmente de la más pobre, de esa inmensa mayoría descuidada por los últimos seis gobiernos. Nada de lo que hagan va a frenar el avance de MORENA con rumbo al sexenio próximo y tal vez a otros sexenios más. ¿Quiénes dentro del PRI o el PAN tienen los tamaños para hacer frente a la ola morenista surgida del encono contra ellos precisamente? Absolutamente nadie.

Desde la fundación del PRI en 1929, este partido gobernó durante 77 años, el PAN en cambio, que fue fundado en 1939, solo nos gobernó doce años, dos de los tres peores sexenios, el de Fox y el de Calderón. El más nefando de los gobiernos fue el de Peña Nieto. Analistas políticos afines al PAN, dicen que los del PRI se están mudando hacia MORENA y los critican por ello, la realidad es que también hay gente del PAN y el PRD que se han ido hacia MORENA, y eso no necesariamente es negativo.

La política es una profesión y el hecho que haya en este quehacer mucha gente deshonesta e inepta, no debe criticárseles por irse hacia otros partidos sino por sus ineptitudes y falta de probidad. La política es una ciencia y un arte que sirve primordialmente para dirimir las problemáticas de los quehaceres gubernamentales por medio de negociaciones y diálogos y no a golpes o con guerras. Las ideologías de los partidos sean éstas liberales o conservadoras, en la praxis y la realidad en estos tiempos, no distan demasiado unas de otras. A lo que se le ha dado el nombre de capitalismo, es símbolo de la derecha y, socialismo o comunismo, de la izquierda. En estos días, a Izquierda/Derecha los divide una línea impercepti- ble y, lo que las hace diferentes, son los intereses de los pocos contra los de las mayorías. En suma, el bienestar de unos cuantos, se pretende y busca, a costa del de las mayorías.

Lo que está sucediendo en Venezuela no debe asustarnos, lo mismo acontece en México en estos momentos. Allá se está luchando para que las riquezas y los recursos naturales del país no caigan en unas cuantas manos de oligarcas coludidos con Estados Unidos. Por su lado en México esta lucha no se ve ni existe por una simple razón, los recursos naturales y las riquezas de nuestro país ya se encuentran en unas cuantas manos nacionales y en empresas trasnacionales.

El Petróleo que era nuestro según se decía eufemísticamente, ya se les entregó a unos cuantos mexicanos y extranjeros; las minas están en poder de tres personas en más de un 87%, me refiero a las manos de Germán Larrea Mota-Velazco del Grupo México, de Alberto Bailleres González de PEÑOLES y El Palacio de Hierro, y del Grupo Carso de Carlos Slim. Todos ellos ligados a empresas gringas, canadienses y europeas.

Exportamos más del 80% de lo que producimos y extraemos, hacia los Estados Unidos. Más de un 80% de esto que exportamos, lo produ- cen y extraen empresas extranjeras asociadas, no pocas veces, con empresas mexicanas. Lo que importamos, un 82% lo hacemos de Estados Unidos, y quienes lo importan son empresas también ligadas al capital extranjero.
Por esta razón y no por otras causas es que en México no sucede lo que está pasando en Venezuela, porque allá, aún tratan de que la oligarquía y los gringos no se apropien de los bienes de su país, en cambio aquí en México, se los han ido apropiando desde el sexenio de De la Madrid, y terminaron de apropiárselos en el gobierno de Peña Nieto. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?