Ni todo el sexenio

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José C. Serrano Cuevas.

Cinco años y un mes, que le quedan al gobierno de AMLO, no le bastarán para lograr la pacificación del país. Y con el Ejército divido, menos.

Durante su conferencia matutina del pasado 1 de noviembre el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, pidió un año más para lograr la transformación de la situación de (in) seguridad que ha afectado a miles de familias mexicanas.

El primer mandatario del país aseguró que un año es suficiente para consolidar la Cuarta Transformación (4 T): “Lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer”, dijo a los representantes de los medios de información y a los convidados de su gabinete.

El político emanado del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) espera que en un año más ya estén sentadas las bases de la nueva etapa de la vida pública en México, a 11 meses de su gobierno “se ha avanzado muchísimo”. Insistió en que aun falta mucho por hacer (lugar común), incluído el tema de la violencia que no se ha erradicado.

Tras esta declaración mañanera han saltado a la palestra varios críticos del gobierno federal y, particularmente, de su timonel. Destaca entre ellos Fernando Belaunzarán Méndez, quien recordó cuando el hoy presidente de la República prometió en campaña reconstruir el tejido social que ha sido dañado por la inseguridad. De este modo, cuestinó al presidente por no mantener su promesa de cambiar al país en seis meses, después de que solicita “un año más” para poder restaurar la paz y el bienestar social.
Belaunzarán arreció en la crítica al señalar que, en campaña López Obrador sostuvo que la paz y la seguridad en el país se recobrarían en cuanto tomara posesión. En abril de este año aseguró que lo lograría en seis meses, ahora pide un año. La duda. “¿cuál será el próximo plazo que se imponga? ¿2 años, 3, 4… otro sexenio?”

Para colocarlo en contexto, Fernando Belaunzarán Méndez es un político y filósofo que nació en Coyoacán (Ciudad de México) hace 49 años. Durante su vida universitaria participó activamente en causas políticas y culturales estudiantiles en su paso por la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); fue consejero universitario entre 1993 y 1995.

También fue dirigente de la llamada “Corriente Histórica” del Consejo Estudiantil Universitario (CEU). Fuentes hemerográficas han registrado esta singular efeméride: El 24 de mayo de 1994, interpeló al entonces candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Ernesto Zedillo Ponce de Léon, en medio de una polémica visita a la UNAM. Este incidente generó revuelo en la prensa, siendo la portada del periódico Reforma al día siguiente y noticia en diferentes diarios de circulación nacional e incluso en algunos diarios extranjeros.

Lo ocurrido el 17 de octubre en Culiacán, Sinaloa y, sobre todo, la cantidad de pifias que han cometido los merolicos gubernamentales al querer explicar, por medio de versiones diversas y hasta contradictorias, un asunto muy delicado que con tanto manoseo han convertido en un verdadero galimatías. Proceder con tal desatino no ayuda en nada al fallido intento de recuperar la confianza ciudadana, sepultada desde hace muchas décadas, baja la pesada losa del engaño.

Cinco años y un mes, que le quedan a su gobierno, no le bastarán al mandatario morenista para lograr la pacificación de este país. Y con el Ejército divido, menos.