Las ventanas rotas en México

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Luis Eduardo Enciso Canales.

William Prescott, historiador del siglo XIX señaló respecto a la debilidad de Isabel La católica frente a Torquemada: «En el ejercicio del poder supremo, un hombre débil es más perjudicial que uno malvado».

La teoría de las ventanas rotas o también conocida como de los cristales rotos, se basa en una idea que ayuda a predecir aquellos desperfectos del medio ambiente social que van a generar la sensación de que existe un vacío en la ley y una desaparición del orden. Por tanto, en una situación en la que no hay normas, procedimientos o reglas es más probable que se produzcan conductas vandálicas o violentas. En 1969, el profesor Phillip Zimbardo, psicólogo de la Universidad de Stanford, y su equipo llevaron a cabo un experimento en el que fueron dejados dos coches abandonados, uno en un barrio situado en una zona pobre y conflictiva y el otro en una zona rica y tranquila. El resultado no es muy difícil de imaginar, el auto que estaba en la zona pobre, a las pocas horas ya presentaba considerables desperfectos derivados del robo y el vandalismo mientras que el coche que estaba en la zona rica seguía intacto. Con este resultado es fácil caer en la conclusión de que la pobreza y la marginación fueron los “culpables” del delito. Sin embargo, el estudio todavía no había finalizado.

Después de una semana el auto situado en el barrio pobre estaba totalmente desmantelado mientras que el vehículo puesto en el suburbio rico seguía sin ningún rasguño, entonces los investigadores decidieron alterar algo en la situación y rompieron un cristal del coche que estaba en perfectas condiciones, la consecuencia fue el inmediato saqueo de la unidad, el vandalismo y el deterioro redujeron el automóvil al mismo estado que el que habían colocado en el barrio pobre. La conclusión final fue que la causa no reside en la pobreza, sino en que el cristal roto en un coche abandonado transmite una idea de falta de vigilancia, desinterés y despreocupación que va a crear un sentimiento de ausencia de la ley, de normas y de reglas. El cristal roto crea la sensación de descuido y de que todo se vale, es una invitación a la trasgresión. Esto mismo se reproduce a gran escala cuando un país cae en un estado de laxitud y trasmite debilidad o falta de claridad en el rumbo, y peor aun cuando el presidente sale a decirle a la delincuencia, “abrazos no balazos”. Al hacer esto está comunicando el mismo mensaje que envía una ventana rota.

La idea errónea de que enfrentar a la delincuencia solo por la vía de los balazos y la violencia es toralmente equivocada, esto quedó demostrado en Nueva York en los años 80s en los que esta ciudad vivió tiempos donde la violencia, el crimen y el robo desbordo todos los causes de la vida en sociedad obligando a los ciudadanos a prácticamente vivir en un estado de sitio, Tomando como referencia la teoría de la ventanas rotas, se comenzó a arreglar los desperfectos que había en las estaciones del metro, se quitó la suciedad, se borraron los grafitis, se vigiló que todo el mundo pagara su pasaje y se controlaron los pequeños robos. El resultado fue que el metro se convirtió en un lugar seguro, con estos resultados logrados se impulsó que se implementara en toda la ciudad una política pública conocida como “tolerancia cero”. Para ello se prohibieron todas las transgresiones de la ley y las normas de convivencia, y se fomentó la limpieza y el orden en las comunidades. De nuevo, el resultado fue un gran descenso del índice de criminalidad en la ciudad de Nueva York. 

Nuestro país se asemeja peligrosamente a la estructura de un edificio que presenta varios cristales rotos y un evidente descuido en diversas áreas. La falta de planeación como consecuencia de una visión objetiva de la realidad que derive en estrategias contundentes del gobierno en turno pueden ser la diferencia entre tener o no políticas publicas articuladas y coherentes que den solución de fondo a problemáticas sociales. Las ocurrencias pueden entretener momentáneamente a un auditorio pero de ninguna manera se pueden convertir en una “estrategia”. Para el antropólogo social Roger Bartra, los arrebatos emocionales con los que toman decisiones y hacen declaraciones nuestros dirigentes políticos tienen un origen no en los intereses colectivo de las personas sino en los conflictos de la contienda electoral y la lucha por el poder de los grupos facticos, por lo tanto el Estado se ha convertido en un ente abstracto incapaz de prever a futuro, sobrevive solamente al día a día, lo que redunda en posturas absolutistas con las que resulta prácticamente imposible generar consensos.

Hoy los ciudadanos elegimos con el criterio interpretado por Arturo Warman como el voto “en corto”, esto es, a partir de consideraciones a corto plazo que nada tienen que ver con programas políticos que plantean alternativas en el modelo de sociedad para el futuro, se ha fomentado una política clientelar que crea adeptos por conveniencias personales o de grupo a cambio de “beneficios” inmediatos pero no duraderos, un círculo vicioso, sin contenidos y con cancelación de los ideales, los partidos considerados como pos revolucionarios dejaron de lado su ideología para entrar al modelo del vacío que representa un buen negocio, asegurando que, lo único seguro en la actualidad es la inseguridad, inclusive su propia permanencia ya que enfrenta una  crisis de representatividad, por si solos ya no ganan,  afectando directamente los canales que articulan la representación, poniendo en duda su funcionamiento y estructura. En México hay muchas ventanas rotas y ni el gobierno, ni la sociedad agarramos las responsabilidad que nos corresponde para poner orden y evitar  caer en el caos del vacío de poder.

luis_enciso21@hotmail.com