José Guadalupe Robledo Guerrero.
Los carniceros de ayer son las reses de hoy.
Los carniceros de hoy serán las reses de mañana.
Ahora que la partidocracia está en plena campaña política, encaminados a la elección intermedia de 2021, aparecieron en la escena pública los partidos, esos entes que brillaron por su ausencia durante la pandemia del Coronavirus, que por cierto en México está en el nivel más alto de peligrosidad. El banderazo de salida lo dio el presidente López Obrador, quien lleva 20 años en campaña política, cuando dijo: “defínanse: o están con la 4T o con los neoliberales”.
Obviamente AMLO le hablaba a la partidocracia, no a los abstencionistas que representan la tercera parte de los votantes, que son en números iguales a los que votaron por él y a los que sufragaron en la misma proporción por el resto de los partidos. Los abstencionistas seguramente se negarán nuevamente a emitir sus votos, pues son los mismos en ambos lados, aquellos que en este siglo votaron por Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto… y se equivocaron.
Pero vayamos a la parte importante de este comentario: la clase media, la que surgió como producto de la revolución mexicana, porque antes de la revuelta armada de 1910, solo había miserables y potentados. Esa clase media, que gracias al PRI, (no al PNR de Calles ni al PRM de Cárdenas) reniega de su origen.
Desde el siglo pasado, en cada elección se decía en los análisis electoreros, que si la clase media votaba, el omnipotente PRI perdía. Por eso, los estrategas priistas hacían todo lo posible por evitar que los clasemedieros salieran a votar.
¿Pero quiénes son la clase media?, mayoritariamente aquellos que salieron de la pobreza estudiando en las universidades, que se esforzaron por progresar, que pusieron sus talentos para lograr el bienestar y que pugnaron por un régimen que valorara la tenacidad y el esfuerzo y desterrara la corrupción, la impunidad y cinismo de los ladrones oficiales y de los de cuello blanco, aquellos que siempre estuvieron de acuerdo con la explotación y la injusticia.
De allí que la clase media esté considerada (¿o ya no?) como el sector pensante, los que hacen activismo en favor de la democracia, la inclusión, la igualdad y la no violencia. Eso que los gobiernos, incluso el de AMLO, siempre ignoraron.
De de la clase media surgieron aquellos jóvenes que unidos a sus iguales del proletariado, apoyaron, en los 60 del siglo pasado, los movimientos de ferrocarrileros, maestros, médicos, campesinos, obreros y colonos. Aquellos que organizaron el movimiento estudiantil de 1968, que fue masacrado como los demás, pero finalmente cambió la historia nacional.
Por eso hoy, ante el divisionismo que se proclama desde la partidocracia, en donde el más destacado es López Obrador, nos preguntamos ¿Dónde está la participación de la clase media en la noche oscura por la que atraviesa el país? ¿A qué hora aparecen en escena los obreros y los campesinos que producen la riqueza para orientar a los despistados que se pelean el poder, olvidando el futuro de la nación?
Si las cosas no han cambiado, la participación de la clase media y sus aliados naturales, los proletarios, debe hacerse presente, para dar una alternativa a los 90 millones de votantes, inclusive a los abstencionistas que no participan, ni participarán en las elecciones, porque la alternativa de la partidocracia es la misma, porque son los mismos que convalidaron la destrucción de la república y socavaron la grandeza de México y los mexicanos.
Y otra vez aquel grito de lucha Solo Unidos Venceremos…