Oliverio Ascascius.
El mundo es nuestro,
de todos y de todas.
Es de usted y mío,
y podemos gozar libremente
de sus cosas maravillosas,
siempre y cuando acabemos
de una vez por todas,
con esa recua de atolondrados
que en nombre de diversos fines
han usurpado a través de la historia,
los bienes y tesoros de la tierra.
Desde la casa blanca hasta el vaticano,
desde el vaticano hasta Chile,
desde Chile hasta Inglaterra,
desde Inglaterra hasta México,
desde el norte hasta el sur.
Donde quiera que encontremos
la avaricia, la mentira,
la codicia y el engaño,
donde encontremos la bala asesina
y el golpe triturador
que se asesta sin piedad
en el cuerpo de un ser indefenso,
allí estaremos nosotros,
los hombres y las mujeres libres.