Consultas al vapor, dieron luz verde a construcción de tren maya

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  • Habrá sobreexplotación de suelos en cinco estados del Sureste de México.
  • En Tabasco, la selva fue arrasada para impulsar una ganadería extensiva de baja productividad.

Pascacio Taboada Cortina.

Para quienes tenemos conocimiento y experiencia sobre la «forma de gobernar» de Andrés Manuel López Obrador en la ciudad de México, sabemos que es muy afecto a tomar decisiones «al vapor» sobre construcción de obras de infraestructura.

Utiliza las «consultas al pueblo» sean de 40 o 50 personas, sobre conglomerados sociales de varios miles.  Así, con poca participación de la sociedad, se decidió construir el segundo piso del Periférico en la ciudad de México.

Unos cuantos sufragaron a favor y una cantidad mucho mayor, no votó, porque el resultado se sabía de antemano, que sería de acuerdo con la voluntad del jefe de Gobierno de ese entonces. Para «taparle el ojo al macho», una cantidad menor votó en negativo.

Don Andrés Manuel aplicó, ahora en calidad de Presidente de la República, la misma estrategia para la construcción del «Tren Maya» en la región sureste, con la finalidad de comunicar por tierra a habitantes y turistas de los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, en una longitud de más de mil kilómetros, actualmente la inversión tiene un costo total de 156 mil millones de pesos, inicialmente el costo estimado era de 139.84 mil mdp. Esta construcción es calificada como una de tres obras «cumbre» del gobierno de AMLO.

Esta obra se da sin importar que se propicie un cambio dramático en el equilibrio ambiental, modificación negativa de los recursos naturales, «tumba, roza y quema» de la selva baja, media y alta, una sobreexplotación de los suelos y, lo más importante, el mal uso del recurso agua.

Como sabemos, los recursos hídricos del sureste son vulnerables, un ejemplo lo tenemos en Tabasco, cuya selva fue arrasada para impulsar una ganadería extensiva de baja productividad. Sólo quedó un centro de recreo, que es Yumká, cerca del aeropuerto.

En los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo, el potencial de agua es subterráneo. Los depósitos son los famosos Cenotes. Campeche tiene agua en el sur, con ríos como Candelaria y Champotón.

De acuerdo con el antropólogo social e historiador Ezer R. May May, originario de Kimbilá, Municipio de Izamal, Yucatán, la fase informativa del Tren Maya duró dos días (29 y 30 de noviembre de 2019) en donde la exposición expuesta fue «de carácter sesgado». Los únicos expositores fueron empleados de FONATUR, organismo del gobierno dirigido por un señor de apellidos Jiménez Pons.

Los promotores ofrecieron bienestar, desarrollo social y más programas para las comunidades sin precisar; beneficios económicos y ambientales.

En sólo dos días se inició y finalizó la fase informativa y, de inmediato, se inauguró la etapa deliberativa, con el levantamiento de las respectivas Actas de Asambleas Regionales.

Este mecanismo evidenció que la prioridad del gobierno era «obtener la aprobación y no la creación de un entorno en el que la población estuviera informada y tener participación activa y con reflexión», apuntó.

En la «asamblea informativa» estuvo presente solamente el Comisariado Ejidal del pueblo de Kimbilá, y el Comisario Municipal del pueblo vecino de Citilcum, quienes quedaron en el registro de asistentes a la Asamblea Regional de Tunkás. Esto fue el 29 de noviembre de 2019.

En ambas localidades no hubo fase deliberativa, que se debió realizar y analizar por los pueblos, en razón de que el Comisariado ejidal no tiene atribuciones jurídicas para tomar decisiones de esta naturaleza, sino que sólo es representante para efectos agrarios, no para decidir el futuro de las comunidades.

«Convencer a una persona con información tendenciosa, debería haber sido con la decisión de todas las comunidades y del conglomerado social», añadió May May. Como se hizo, destacó, es nada complicado y rápido para sustentar un proyecto gubernamental.

Puntualizó que al Presidente López Obrador y al equipo de FONATUR del señor Rogelio Jiménez Pons, les urge avanzar una obra, como el Tren Maya, incluso con «moditos de consulta» no precisamente pensando en la conservación del medio ambiente, y pasando sobre los derechos jurídicos de los pueblos mayas, sin dejar de reparar en que la apertura de los trabajos de construcción, se realizarán en plena pandemia del Coronavirus 19.