Fernando Rangel de León.
La inmunidad (que en realidad era impunidad), la intocabilidad, presidencial databa desde la Constitución de 1857, reproducida en la de 1917, para proteger (blindar) al Presidente de la República, mientras estaba en funciones, contra todos los delitos, con excepción de dos: traición a la patria y delitos graves del orden común; lo que los hacía unos tlatoanis (gobernantes supremos de los aztecas), que gobernaban al margen de la Constitución, y aun en contra de ella; lo que hacía nugatorio (ilusorio) el Estado de Derecho, tan cacareado en México.
Tuvieron que pasar 161 años para que un Presidente de la República, tan luego que asumió su cargo el 1 de diciembre de 2018, presentó una iniciativa para que el Congreso de la Unión, eliminara el fuero presidencial de la Constitución; lo cual hizo la Cámara de Senadores este pasado jueves 26 de noviembre (la de Diputados ya lo había hecho el 2 de septiembre); faltando solo por lo menos 17 legislaturas locales de las 32 entidades federativas de aprobar esta trascendental reforma constitucional; lo que seguramente harán por el bien de México.
No es la única vez que el Presidente Andrés Manuel López Obrador, presenta iniciativas de reforma constitucional para hacer efectiva la democracia en México; pues antes promovió la revocación de mandato, la cual ya está vigente en la Constitución, y puede ser positiva (aplicable) en el primer trimestre de 2022; en que los ciudadanos votarían porque siga siendo Presidente o porque ya deje el cargo.
Con la revocación de mandato y con la eliminación del fuero presidencial, AMLO se está exponiendo a que los que no quieren la cuarta transformación, le inventen delitos y hagan todo lo posible porque se le revoque el mandato que le dimos 30 millones de ciudadanos el primero de julio de 2018.
Esto que está haciendo el Presidente de la República, es un hecho histórico; pues ningún Presidente de la República, incluyendo a Francisco I. Madero, lo había hecho; lo que se explica porque eran tiempos de violencia en los que se hacía renunciar o se asesinaba a los presidentes; lo cual AMLO no quiere; pues como buen pacifista quiere que todo se resuelva sin violencia; por eso invita a los que hacen estridentes caravanas automotrices y ponen vistosas carpas vacías, que no coman ansias, que se esperen a la revocación de mandato.
Por eso, para que pueda haber leyes y reformas constitucionales que garanticen la democracia y aseguren el Estado de Derecho, dándole todo el poder público a los ciudadanos, es indispensable que el próximo 6 de junio de 2021, que será la elección más grande de la historia porque se elegirán a 15 gobernadores, 300 diputados federales y alrededor de 1000 diputados locales y presidentes municipales en el país; todo mundo vote por el partido del Presidente.