Oliverio Ascascius.
Para estar a solas
me falta nacer en el fragor de la yerba
y dejar que el viento del sur
agite suavemente mi melancolía.
Me falta la quietud del espacio
para disfrutar de la sinfonía del silencio.
Para estar a solas
me falta absorber el movimiento de las hojas
y amortiguar con suavidad
la entrada sobre mis adentros.
Me falta la lejanía de las cosas
que no consigo ahuyentarlas
Ni con el invento del diablo.
Me falta un mosaico de luz tenue
y un paisaje desapercibido.
Para estar a solas
me falta una temperatura abstracta
y un cielo pintado por mis propias manos.
Me falta girar como un cometa entre nubes
y hundirme deliciosamente en el fondo de mi existencia.
Para estar a solas
me falta agotarme físicamente
hasta alcanzar la incertidumbre
de poseer fuerzas.
Me falta el halo del remanso
que se me hace inaccesible
aunque lo esté gozando.
Para estar completamente a solas
me falta terminar una batalla conmigo mismo
y vencer lo que es ajeno a mi esencia de lobo.
Me falta todo lo que no es de color de luna
y me falta extraer un recuerdo de mis venas.
Me falta la presencia de ciertas palabras
y alejarme por completo
de unos ojos negros que me asechan.