Luis Eduardo Enciso Canales.
“En política no hay sucesión, en política hay causas y los hombres pasamos y las mujeres también, todos pasamos, algunas causas sobreviven y se tienen que transformar. Lo único permanente es el cambio”.
José Mujica.
Por momentos el presidente de la república da la impresión de que no tiene a nadie que le ayude en la articulación de sus mensajes, la retórica de su narrativa discursiva se antoja llena de ocurrencias e improvisación, y por supuesto de mucho rencor. Esta forma desatinada de lanzarse al ruedo mañanero a conferenciar diariamente con un público aburrido que solo espera el tropiezo verbal para hacer la nota del día, como lo sucedido en estos días al arremeter en contra de lo que el presidente catalogó como los “clasemedieros”, aquellos estudiados con licenciatura, incluso con maestría y doctorado, que leen, se informan y en consecuencia piensan, esos, dijo, son muy difíciles de convencer.
Y uno se pregunta ¿Convencer de qué? ¿Qué no se trataba de demostrar con hechos? Gobernar consiste en escuchar a todas las voces y no solo a los que te aplauden, que además, dicho sea de paso, habría que preguntarse ¿por qué te aplauden? ¿Qué sucedería si el presidente de repente suspende todos los programas sociales, retira las becas y la pensión a los adultos mayores? ¿Lo seguirían queriendo? Pues claro que no, ya sabemos que la dinámica nacional es aplaudidora del subsidiador en turno. Pero esta vez los aspiracionistas, los egoístas que quieren salir adelante y triunfar, le propinaron un revés electoral en su propia casa, la Ciudad de México.
Este resultado no tiene muy contento al presidente al grado tal que lo ha hecho reaccionar de manera virulenta desde que tuvo conocimiento de esta derrota electoral, en lo que otrora fue uno de sus más importantes bastiones morenistas. Andrés Manuel López Obrador ha insistido en que los malos resultados de MORENA en la ciudad de México, en la elección del domingo 6 de junio, se debieron a la gente “de clase media”, los cuales fueron víctimas de un manejo informativo perverso, tendencioso e inmoral contra su gobierno.
O sea que el presidente se da un balazo en el pie al exhibir su propia incapacidad, puesto que por un lado alega que este segmento es imposible de convencer, pero por otro lado argumenta que si fueron convencidos por un ente anónimo que maneja los hilos mediáticos para lograr influir en un voto generalizado en contra de su proyecto político. Pero la realidad es que el único opositor a Andrés Manuel es él mismo, y la oposición a MORENA es la propia incompetencia de este partido para construir acuerdos entre su misma militancia, lo único que los salva a ambos son los ilimitados recursos económicos y oficiales que tienen a su disposición para la compra de voluntades entre los sectores más vulnerables y necesitados del país.
Eso también es una realidad exhibida en estas votaciones, el que MORENA y el presidente le entraron con ganas a la compra del voto, es un secreto a voces en donde la vox populi fue el principal narrador y testigo de lo sucedido en colonias, barrios y comunidades rurales. Pero eso es algo bien sabido por todos, en épocas electorales si algo fluye es dinero y programas sociales, aquí lo a moral es que el presidente se rasgue las vestiduras tratando de deslindarse de esas prácticas, y ahora hasta pretenda impulsar una reforma constitucional para poder meter mano en el INE, alegando que es con el afán de “democratizar” los procesos electorales.
Si no fueran democráticos de entrada él no despacharía como presidente de la nación. Una cosa es que existan prácticas antidemocráticas, que todos los partidos las ejercen, y otra que la democracia no tenga condiciones para poder manifestarse libremente como parte de un ejercicio ciudadano para elegir a sus representantes. De hecho, el gran ganador de esta pasada elección fue precisamente el Instituto Nacional Electoral, al conducir de manera exitosa este proceso cívico sin grandes contratiempos, ni significativas incidencias. Pero en México tenemos una fascinación por cambiar lo que si funciona y conservar lo que no.
Es indudable que la sociedad mexicana representa un paraíso para el engaño y la manipulación, y hoy además se le apuesta abiertamente a la ignorancia. Los resultados de los comicios ratifican que el estrato social jugó un rol fundamental, puesto que hay un evidente incremento del voto razonado, aunque sigue prevaleciendo el voto orgánico nutrido por el resentimiento y el odio, este último también responde a los paliativos sociales que recibe.
Aunque al final ganó quien tenía que ganar de acuerdo a la situación particular de cada lugar, quedando de manifiesto que México es muchos Méxicos, que éste no se puede circunscribir a solo dos bandos, puesto que la realidad social, cultural, educativa y económica, entre otros factores como el género y la pluralidad étnica, pintaron de colores el mapa político nacional, quedó expuesto que en las regiones y estados en donde los gobiernos y sus partidos hicieron bien su trabajo el elector los ratificó, o bien, les dio el voto de confianza a partidos y candidatos sin importar cuáles son sus siglas y sus colores.
Es cierto que MORENA es el partido de moda y que trae recursos para operar, pero esto no impidió que fuera derrotado en muchos lugares. La ciudad de México seguirá siendo el dolor de cabeza del presidente porque lanza un mensaje claro y contundente, los pensantes no están con usted Señor Presidente.
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