¿Quién ganó realmente la elección?

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Luis Fernando Hernández González.

¿Quién gana y quién pierde en esta elección de 2021?, al hacer el Presidente López Obrador, una aguda crítica a la clase media por tener aspiraciones de cambio y superación personal y familiar, como también por anteponerse a su proyecto de gobierno, generó sin duda mayor polarización en los segmentos sociales del país.

Los resultados electorales están a la vista, la ciudadanía participó y mostró una clara apreciación sobre las cuestiones  sociales y gubernamentales,  no extendió un bono de aprecio en su confianza  a los comportamientos de la actual administración que encabeza el caudillo de Macuspana; por el contrario, valoró y aquilató el significado de la libertad y alentó con su participación la democracia y el equilibrio de poderes que debe de significar el rumbo de la nación, donde prevalezcan los pesos y contrapesos, nunca la disposición absoluta de un partido o de un solo hombre.

La ciudadanía al participar como es el caso en Coahuila, mostró su interés por el valor que significa el buen gobierno cercano e identificado con sus necesidades sociales que  demandan respuestas, por eso significó un total respaldo al trabajo desarrollado en las distintas regiones del estado por el gobernador Miguel Ángel Riquelme, dando una conjunción de aprecio entre el ser y actuar de la gente con su administración, al acudir de esta manera a las urnas y mostrar su respaldo al ganar 25 de 38 las elecciones municipales, y 5 de 7 las diputaciones federales en competencia procesal, generando una concurrencia electoral de más de un millón de participantes donde el PRI obtuvo 542 mil sufragios de respaldo; en segundo lugar Morena con 406 y mandando al PAN a un tercer lugar con poco más de 166 mil en el aprecio de los ciudadanos.

En el proceso electoral en la ciudad de México, nicho electoral de la 4T, muestra un descalabro altamente significativo al perder 9 de las 16  configuraciones en alcaldías  algunas de ellas de significado emblemático para ser el centro neurálgico de muchas decisiones de orden político  y estar ahí asentados los Poderes de la Unión Política de la Nación, teniendo como diagnóstico sobresaliente la alta inconformidad social, política, económica y gubernamental de amplios sectores que el mandatario López Obrador,  hoy denostó en sus peroratas mañaneras  como  comportamientos de clases medias de aspiraciones sujetas a la  superación; el presidente  se identifica con esto  con una población débil y dependiente  sujeta a manipulación de directriz que marque su gobierno fincada en la supeditación y el atraso como parte de su clientelismo político y gubernamental.

De esta forma los partidos de Va por la CDMX (PAN, PRI, PRD) se perfilan a ganar nueve de las 16 alcaldías de la capital del país, así como a arrebatar diputaciones locales y federales al bloque encabezado por Morena, generando la pérdida de mayoría calificada en la Cámara de Diputados al dejarla solo con mayoría simple sin ninguna repercusión en los cambios de fondo constitucional. En tanto, los distritos federales quedan divididos a la mitad: 12 para la alianza PAN-PRI-PRD y 12 para Morena y fuerzas coaligadas.

Como es entendido, México acaba de pasar por una de las elecciones más polarizadas de su historia reciente. La consolidación de dos bloques fue particularmente clara en las elecciones a la Cámara de Diputados: por los 500 puestos en ella se enfrentaron en la mayoría del país dos bloques coaligados. Al lado izquierdo del espectro, el oficialista encabezado por Morena, y acompañado de los verdes (PVEM) y el viejo socialismo (PT). Frente a ellos, una coalición más heterogénea ideológicamente (PAN a la derecha, PRD a la izquierda, PRI en su clásica posición de centro democrático, marcada por su oposición al presidente López Obrador.

Para analistas electorales del país y del exterior la realidad electoral, estuvo determinada en considerables sitios geográficos del país por el arbitraje de la criminalidad quien mediante el uso de la fuerza inhibió, atemorizó y empleó abundantes recursos para torcer las aspiraciones democráticas en favor de candidaturas que en su mayoría eran afines al partido oficial Morena.

El periodista político Raymundo Riva Palacio, en su columna Estrictamente Personal que escribe en un diario de México, habla de la incursión de la criminalidad a lo largo y ancho de la colindancia geográfica del pacífico y región del istmo en Oaxaca, en donde se aprecia por centrales de inteligencia internacional, la influencia de grupos de alta criminalidad que incidieron de manera clara en la orientación electoral de la pasada elección del 6 de junio de este 2021.

Así, de esta manera sostiene también el politólogo Ricardo Pascoe Pierce, el presidente dice que los resultados de la elección ratifican el apoyo mayoritario a su “transformación”. Por tanto, se induce que, seguirá adelante con la ruta que trazó desde el primer día de su gestión. Y sí, eso es exactamente lo que está haciendo: atacando y descalificando a la oposición, polarizando al país, mintiendo sobre los resultados electorales y buscando cosechar miedo y división entre opositores.

El mismo analista se configura de manera tajante un auto cuestionamiento

¿Nos mentían las encuestadoras, o son notoriamente incompetentes?

Creo que ni una ni otra. Parece que no pudieron medir fenómenos que no son del orden de la opinión pública, sino del mundo de la operación política electoral. Y es que el día de la elección hubo mucha “operación en tierra” que las encuestas no pudieron conocer de antemano ni tomar en consideración. Nos referimos a la operación territorial de los Siervos de la Nación y el narcotráfico.

Entonces ante esta situación, nos podemos claramente preguntar ¿quién ganó realmente la elección?