"no siempre son responsables los periodistas de lo que un medio de comunicación no publica”
 
 





De antemano, es preciso establecer
que una cosa son los reporteros, los periodistas, columnistas y analistas
y otros, muy diferentes, los dueños
de los medios de comunicación
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El periodismo lagunero

 

Manuel Padilla Muñoz

Siempre lo hemos sostenido: el periodismo regional de la Comarca Lagunera se encuentra en un atraso de cuando menos 30 años. Si nos es posible comparar los medios de comunicación escritos de hace tres décadas con los actuales es lo mismo, solamente cambian nombres y fechas pero en lo general, el mismo periodismo añejo. Tal parece que no se ha registrado evolución alguna en nuestro periodismo regional y que, por el contrario, tiende al retroceso. Este análisis es valido también para televisoras y estaciones de radio con espacios noticiosos.

Inciden en ello varios factores dignos de análisis que podrían servirnos para conformar un criterio objetivo que debería implicar, también, un aspecto crítico para su evolución pues ésta no puede existir sin la crítica.

De antemano, es preciso establecer que una cosa son los reporteros, los periodistas, columnistas y analistas y otros, muy diferentes, los dueños de los medios de comunicación. Casi en su generalidad, los propietarios de los medios no son periodistas, sino que tienen al medio como negocio productivo. Son estos, como rectores de su medio, quienes determinan la “línea editorial” del medio que muchas veces es contrario a la ética periodística, pero beneficiosa a los intereses económicos de sus dueños.

Un periodista, un reportero o un analista puede hacer un trabajo periodístico digno, preciso y objetivo pero su publicación está condicionado al criterio del dueño del medio.

Es entonces cuando se produce la autocensura que es más peligrosa que la censura misma de parte de los órganos de gobierno que también son muy dados a utilizar este sistema para el beneficio personal de los gobernantes en turno.

Desde esta óptica, no siempre son responsables los periodistas de lo que un medio de comunicación no publica. Generalmente, los periodistas informan de todo, pues es innato en el informador ganar todas las noticias. Es el medio, como órgano empresarial quien impone el criterio de lo que se publica o no se publica. Los periodistas, en estos medios que le son ajenos, no tienen toda la libertad que se supone en la generalidad en un campo donde el aspecto comercial tiene, las más de las veces, mayor preponderancia que el informativo.

Un medio de comunicación, que se digne de serlo, debe comprender dos aspectos fundamentales. El aspecto meramente informativo y el de análisis y crítica. El primero es para informar de los acontecimientos sociales y el segundo para aportar medios suficientes para que el ciudadano conforme una opinión sobre dichos acontecimientos y su influencia social. No solamente es importante informar, sino formar opinión también lo es.

¿Qué se debe publicar y qué no? Debemos entender, primero, que la noticia es la noticia y debe publicarse todo acontecimiento que llene los requisitos del concepto de noticia. Es todo acontecimiento que rompa con el estatus social, podría ser una simple definición. Pero para ello deben observarse también las leyes sociales así como el cuidado del lenguaje y las buenas costumbres sociales. La noticia se integra con la respuesta de las cinco preguntas que comprende el conocimiento humano. Un dicho muy popular entre nosotros los periodistas es que el reportero debe ser breve (en sus escritos); entre más breve, mejor. No así en el periodismo de análisis y crítica, donde se permite hasta la especulación.

La imparcialidad es un mito; no existe ni en la historiografía ni en el periodismo. Más eso no significa que los periodistas no debemos ser objetivos, que es un concepto fundamental del periodismo.

Es el momento de establecer la diferencia entre periodistas, comunicadores y comunicólogos. Los primeros son quienes desempeñan su trabajo en un periódico; los segundos, somos todos los seres humanos pues todos, de una u otra forma, tenemos la capacidad de comunicar mientras que los comunicólogos son quienes tratan o estudian de las diversas formas de comunicación, como su nombre lo indica: tratado de la comunicación.

Aspecto fundamental también lo es la capacidad de los periodistas. En la Comarca Lagunera no existe una escuela de periodismo; la carrera profesional que imparten la mayoría de las universidades, ciencias de la comunicación, poco, muy poco se relaciona con el periodismo. El oficio de periodismo se había dejado, tradicionalmente, en las redacciones de los periódicos regionales. Tanto el Siglo de Torreón como la Opinión, en sus buenos tiempos, fueron escuelas de decenas de periodistas. Los reporteros televisivos y radiofónicos son, más que nada, simples comunicadores.

Pero, además, la categoría del periodista consiste en dominar todos los géneros del periodismo: la nota diaria (lo más fácil); la crónica, el reportaje, la columna, el editorial y, de preferencia, los artículos de fondo editorializados o de análisis. Este dominio establece la calidad de un periodista. Pero, repetimos, un periodista se hace y se forma en un periódico; no en ninguna otra parte.

En la Comarca Lagunera, los mal llamados “periódicos grandes”, que yo consideraría más bien tradicionales, han caido mucho en su circulación. El Siglo de Torreón, que llegó a editar hasta 44 mil ejemplares, apenas lo hace a la mitad y muchos ejemplares quedan sin vender aunque desconoce- mos su número; La Opinión tradicional, hoy Opinión-Milenio, que alguna vez lidereó en 33 mil ejemplares, apenas llega a cuatro mil ejemplares, mientras que Noticias de El Sol de la Laguna apenas imprime mil ejemplares. La suma de estos ejemplares contrasta con los casi un millón de habitantes de la Comarca Lagunera.

Las condiciones económicas de las grandes mayorías es un factor determinante para esta disminución. El costo es de 8 pesos por ejemplar; las clases populares están paupérrimas y prefieren, con esa cantidad, completar un litro de leche que un periódico. Es por eso que Joaquín López Doriga y Javier Alatorre se han convertido en la “biblia” informativa de las grandes mayorías porque la televisión no cuesta.

Un alto funcionario de Multimedios dijo, el 2 de mayo del 2002: ¿Qué tipo de orientación social tiene Multimedios? “Nosotros, en cuanto a eventos o actos que representen beneficencia o ayuda para los necesitados, siempre hemos tenido las puertas abiertas, o sea, nosotros pretendemos siempre, siempre, siempre, generar una opinión en el público, en el auditorio, a través de nuestros medios, es decir, nosotros no tendemos a seguir alguna línea que nos marque o que el gobierno o que no sé. Nosotros le damos cabida a todas las opiniones de las partes involucradas en alguna noticia, para que el lector o el tele-espectador o el radioescucha se forme su propia opinión. Entonces yo creo que la orientación social va en el sentido de que a lo mejor no pretendemos tanto educar, sino informar de la manera más objetiva posible, con la mayor veracidad. En un sincero examen de conciencia, medios de comunicación, propietarios y periodistas, le debemos una explicación a la sociedad lagunera.” ¿Será?

Si no modernizamos nuestro periodismo regional, no puedo asegurar que muera, pero si descenderá a niveles ínfimos el periodismo escrito y electrónico por falta de credibilidad.

Si no, al tiempo.