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Agosto 12, 2010
Agosto 2010, No. 257

Dios es lo importante...
no las personas
(Parte II).

Lilia Rabiela Garcíacano.
Pues bien estimados lectores, antes de continuar con la segunda parte de este artículo agradezco a las personas que enviaron sus comentarios, en especial a Azul Gutiérrez por la extensa narración de su experiencia como novicia en una orden religiosa y como maestra en un colegio de “monjas” a las que ahora llama con mucha seguridad “El diablo con vestido azul”… haciendo alusión a su vestimenta.

Hablaba en la primera parte de esta colaboración acerca del protagonismo exacerbado que han tomado ciertos entes religiosos aprovechándose de su “cercanía” con el Creador, de la ignorancia de “Juan Pueblo” y del miedo que infunden a los grupos en los que se manejan, ya sea miedo de las familias al qué dirán, como en el caso de curas y monjas que abusan sexualmente de niños y niñas que por desgracia caen en sus manos, o miedo a perder su empleo, su prestigio o las calificaciones y el lugar de sus hijos en ciertos “prestigiados” colegios de índole religiosa.


Sin embargo además de estas modalidades que utilizan a DIOS para sus perversos fines, existen otras formas de hacerlo, por ejemplo las de los curas que hacen de su parroquia un “bunker” impenetrable, un feudo en el que sólo ellos mandan y ordenan lo que ha de hacerse y ¡ay de aquel! que ose interponerse en su camino; idean y manejan todo tipo de colectas para fines “benéficos”, regañan en plena homilía a la feligresía por su falta de apoyo económico para las “santas obras”, organizan rifas, venta de comidas, viajes a sitios religiosos, claro pasando por lugares recreativos, porque siempre es bueno el esparcimiento, venta de objetos religiosos, kermeses, loterías, bingos, etcétera, y de todo lo recaudado ¿A quién le dan cuenta?, ¿Pagan impuestos?, ¿Tiene permiso de las autoridades?, en fin, que ellos quieren ser y son a toda costa los protagonistas del guión que para sí mismos escriben en sus Parroquias.

Además de esta situación está la de los grupos de laicos que conforman las diferentes agrupaciones eclesiásticas, y que no permiten que nadie les quite “el poder y el protagonismo” que tienen al manipular a su antojo fiestas y celebraciones religiosas so pretexto de “salirse de los cánones marcados por la liturgia o las guías de cada agrupación”, así tenemos por ejemplo a los siguientes:

Liturgia.- Son los lectores que en cada misa se adueñan del ambón (pequeño atril desde el que se leen la 1ª y 2ª lectura y el salmo responsorial, y desde el que en muchas iglesias el cura proclama el evangelio), y que no permiten que ningún simple mortal que no sea de su cofradía se acerque a él, son quienes deciden quién hace la colecta, quién lleva las ofrendas, etc. Se sienten los protagonistas de los oficios religiosos, haciendo a un lado al que verdaderamente debe serlo.

Las Hijas de María.- Son grupos generalmente de señoras mayores que se dedican a la adoración de la Madre de Dios y cuyo “chal es bastante amplio”, pues les alcanza además de para orar también para “comentar” la vida y obra de cuanto mortal se les pone al frente, y no permiten que nadie más que ellas sean las protagonistas en los festejos a María.

El Equipo Parroquial de Animación Pastoral (EPAP).- Quiénes se siente casi dueños de la parroquia y que junto al sacerdote planean muchas de las actividades de la misma, y quienes en su afán de protagonismo se sienten pisando casi en las nubes por tener el “honor” de pertenecer a este selecto grupo.

Esto hablando de la iglesia católica, pero también en otras “iglesias” se da este fenómeno, hay tiene ustedes a los pastores y guías religiosos que valiéndose de su investidura son los protagonistas de sus celebraciones y se aprovechan de la ovejas que tienen a su cargo; de ser servidores de Dios pasan a Servirse de Él, y aprovechando esto también cometen toda serie de abusos económicos, psicológicos y sexuales en contra de los rebaños que están bajo sus manos.

En fin amigo lector que estas situaciones son muy dañinas para la iglesia, que se encuentra en un verdadero cisma, quizá el más grande desde el “Gran Cisma” de 1054 en el que se produjo la separación de la Iglesia Oriental (llamada ahora Ortodoxa)y la Iglesia Occidental (Católica).

Lo único que resta es comentar que a pesar de los hombres, la fe en Dios debe ser firme y que cada quién desde su particular creencia, muy a pesar de la maldad humana, siga dando muestras de la bondad que tenemos en nuestros corazones para ser mejores personas y ayudar, sin afán protagonista, a los demás.


lilirabiela@hotmail.com