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Diciembre 8, 2010
DICIEMBRE 2010, No. 261

Juego alrededor del poder..
El que dice que se va, el reemplazo y el anotado


Eloy Dewey Castilla.
Muchísimas personas se integraron al proyecto estatal y han sido fieles a él.
Cuando repentinamente el que dice que se va, perfila un nuevo escenario en su carrera, una nueva meta a lograr al centro de México, los seguidores actuales se quedan confusos porque no saben si el reemplazo los seguirá aceptando o dudan de irse con él a su nuevo reto, porque quizá habrá oportunidades y futuro o ya terminaron sus afanes políticos o quizá puedan caber y ser aceptados del lado del anotado para seguir en su carrera.

Si en ellos está su poder de elección, tienen a donde correr pero no saben para donde les convenga más.

El Distrito Federal no es igual que el Estado como tampoco el que dice que se va es igual al reemplazo o al anotado.

El que dice que se va, quiere blindar su resto en que estará ausente, clavando a sus incondicionales en posiciones de delicado cuidado de corto, mediano y largo plazo.

El reemplazo seleccionado como todo buen relevista, deseará hacer un buen papel y asumir su responsabilidad, pero lo hará a fuego cruzado entre el que dice que se va y el anotado.

La investidura constitucional y el poder de la firma lo resguardan en sus deseos.
El anotado quiere ir ganándole tiempo al tiempo colocando con toda anticipación a algunos de sus futuros jugadores y conservando a otros que le puedan garantizar su lucha.

Tendrá que pedir licencia a su cargo de elección popular y ceder su encargo partidista vigente para poder llegar a ser el anotado si la venia superior no tiene inconveniente.

El que dice que se va, termina su proyecto estatal y decide iniciar uno nuevo.
Quiere decir que su poder concluye y tendrá que delegarlo al reemplazo.

Su gente se dividirá en tres: parte con el que se va, otros con el reemplazo y el resto con el anotado.
Habrá seguidores que lo acompañen, otros se quedan con el reemplazo y otros que quisieran estar al lado del anotado para ser parte en la contienda electoral de un nuevo proyecto estatal.
Por supuesto se restaran los que ya acabaron de estar.

Cada grupo de gente deberá impulsar al poder del cual depende, pero también solicitará que se le delegue lo suficiente para hacer su trabajo a fin de proteger los intereses de su jefe y de él mismo.

El que dice que se va tiene que ser consciente que está dejando el poder y que no puede quedarse con parte del poder que ya no controla y está dejando en otras manos.

Este juego singular alrededor del poder tiene sus riesgos si es como se dice que es.

Por lo pronto, el juego de las sillas musicales ya empezó en detrimento de la eficiencia administrativa.

Para el primero de diciembre del 2011 se acaba la novela.