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Diciembre 8, 2010
DICIEMBRE 2010, No. 261

Un mexicano ejemplar

Juan Antonio Estrada Soto.
Estamos por finalizar los festejos de los 200 años de la Independencia y 100 de la Revolución de nuestro país, eventos históricos que nos dieron el primero la libertad de formarnos y crecer como una nación libre y que costó -como todos los eventos de guerra- muchas vidas y que en compensación nos dio héroes a los que hoy reconocemos con los honores que se merecen.

El segundo de los eventos a conmemorar en este feneciente 2010 es la Revolución de 1910 que igual que la Independencia forma parte angular de nuestra historia, y al igual que cualquier guerra tuvo un impacto importante en cuanto al número de mexicanos que ofrendaron su vida por buscar un nuevo rumbo de país, y que hasta la fecha son recordados por nosotros en la justa medida del hecho histórico y que al igual que en la Independencia nos dio hombres y nombres gloriosos.

Esto viene a colación amigo lector, porque a diferencia de los hechos históricos arriba recordados hoy en día el buscar ya no digamos un héroe nacional sino un mexicano ejemplar es muy difícil, ya que lo primero que se nos viene a la mente es alguien con un perfil público y es fácil caer en la tentación de ubicar a un político en este contexto.

Sin embargo podemos ubicar a un mexicano ejemplar, en la figura de una persona llamada Alejo Garza Tamez, de origen neoleonés pero radicado en las cercanías de Ciudad Victoria, Tamaulipas, de quien nos enteramos por diversas nota periodísticas que dieron cuenta de su defensa del patrimonio que había forjado por muchos años, y que se vio en peligro porque un grupo de hombres ligados a la delincuencia organizada con la mano en la cintura le exigió la entrega sin más ni más de su rancho.

Ante esta exigencia, don Alejo decidió enfrentar a los delincuentes en lugar de entregar de forma pasiva su propiedad y se parapetó en la casa principal con todas la armas que tenía en su poder y que utilizaba de manera deportiva en sus incursiones de caza de animales y así esperó a los facinerosos, quienes llegaron de madrugada y fueron recibidos tal y como ellos acostumbran cuando quieren fastidiar a un ciudadano de bien, a balazos los cuales duraron varias horas hasta que hicieron uso de su poderío y con granadas casi destruyeron la casa y por ende la vida de don Alejo, quien antes de perecer a manos de los delincuentes se llevó por delante a cuatro y dejo heridos a dos más, que fueron detenidos por personal castrense que llegó mucho después de los hechos al rancho de don Alejo, para dar fe de este incidente con los resultados arriba descritos.

Ante estas circunstancias y ya casi por finalizar los festejos patrios, por fin encontramos los mexicanos a un personaje ejemplar, ya que con todo el amor propio del que puede ser capaz un ser humano, defendió literalmente con su vida lo que con tanto esfuerzo y trabajo logró forjar para el bien de su familia.

Así que amigo lector hoy debemos de estar orgullosos de esta persona por lo que implica en términos de lucha, el enfrentar a un enemigo tan poderoso como lo es la delincuencia organizada sin el apoyo de quien en términos legales y constitucionales debe proporcionar la seguridad a la que tenemos derechos todos y cada uno de los habitantes de este país. Para el gobierno una tacha más, para la familia de don Alejo nuestro más sentido pésame y a la vez un reconocimiento por tener un padre, un hermano, un hijo y un abuelo como él, ojala y más mexicanos tomáramos este ejemplo y pusiéramos un hasta aquí, tanto a la delincuencia como al gobierno que no cumple con su obligación, no cree usted?

 
jaestrada@terra.com