Diciembre 2010

Reflexiones robledianas

Por décadas el gobierno, los potentados y las “buenas conciencias” de la clase media-alta se olvidaron de los pobres, no les importaba que se debatieran en la miseria, en la drogadicción y en los vicios. Tampoco les interesó que fueran marginados, que vivieran en la promiscuidad, la ignorancia y el desempleo. Pero cuando éstos comenzaron a salir de sus cloacas para encargarse de todos los negocios ilegales: tráfico de armas, de personas y de drogas, trata de blancas y pornografia, secuestros, robos de autos, etc., y cuando comenzaron a sufrir las consecuencias de su olvido, pusieron el grito en el cielo, y obligaron a su gobierno a hacerle la guerra a los que se habían organizado en la criminalidad, pero volvieron a olvidarse de lo principal: terminar con la pobreza. En 2009 la pobreza en México creció un 3.1 %. No aprendieron la lección, se les volvió olvidar lo más importante.





Raúl Vera López, obispo de Saltillo, se desvive hablando de los abusos que se cometen en contra de los migrantes, pero nada dice de los abusos que sus iguales cometen en contra de miles de niños en todos los países. Tampoco dice algo sobre las agresiones que se cometen en contra de las mujeres. Raúl Vera cuantas veces quiere critica a los gobiernos civiles, pero es incapaz de cuestionar la porquería de gobierno interno que tiene la iglesia católica, negocio transnacional cuyas características principales son: la pederastia, la misoginia, el homosexualismo, la doble moral, la corrupción
y la total antidemocracia. 2000 años lo atestiguan.