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Diciembre 8, 2010
DICIEMBRE 2010, No. 261

HMV, sería escogido para vencer
a los gobernadores priistas


Jorge Arturo Estrada García.
El PRI se prepara para la guerra. Y para encabezarlo, ha escogido al gobernador de Coahuila. Humberto Moreira, recibió el espaldarazo público de Enrique Peña Nieto, y avanza sin oposición a la vista, a ser el dirigente nacional de PRI.

Es casi un hecho que en marzo de 2011, el gobernador de Coahuila sustituya a Beatriz Paredes en el cargo. Humberto es un político pragmático y aguerrido. Es hablantín y carismático. No tiene mucho fondo ideológico en su discurso, pero es ordenado y eficiente, en materia de operación electoral.

Los jerarcas del tricolor que respaldan a Peña Nieto, quieren en ese cargo a una persona con esas características. Para que pueda generar una maquinaria electoral sólida, para las elecciones presidenciales del 2012.

La tarea de Humberto no es sencilla. Será un Jefe de Guerra. Él deberá formar y conducir a un ejército, que lleve a Peña Nieto a la candidatura presidencial. Y que además, lo haga ganar la elección del 2012.

Para lograrlo, Moreira deberá pelear contra toda la clase política nacional, que se opone al gobernador mexiquense. Deberá vencer a todos los adversarios. Incluyendo, a los de su propio partido. Incluyendo, a sus colegas gobernadores.

Él sabe mejor que nadie, que los gobernadores de su partido, lo pensarán dos veces antes de volcar sus votos cautivos, para elegir a un Presidente de la República que se convierta en el jefe de ellos.

Los gobernadores del PRI, se han convertido, en los últimos años, en señores feudales en sus estados. Usan a sus diputados federales para acarrearles enormes cantidades de dinero, que luego gastarán sin rendirle cuentas a nadie. Su poder, es casi ilimitado.

Estos mandatarios, gobiernan sin contrapesos en sus estados. Modifican las constituciones locales sin mayores problemas, para cerrarle el paso a la oposición es sus entidades.

También, desmantelan los organismos estatales Electorales y los de Transparencia y Acceso a la Información Pública.
Así, con los espacios políticos controlados, dedican enormes cantidades de recursos para construir maquinarias electorales, que son aceitadas con los beneficios millonarios de los programas sociales.

Los nuevos gobernadores, saben también, que tienen la prerrogativa de elegir a toda la clase política de su entidad, desde regidores, hasta alcaldes y diputados federales y locales. Además, tienen la facultad de designar a su sucesor, en el gobierno estatal.

Con esas condiciones, ¿cuál sería el incentivo para tener a un jefe despachando en Los Pinos? El PRI ganó el congreso federal el año pasado, cuando Beatriz Paredes permitió que los gobernadores escogieran a los candidatos, y los hicieran ganar, con sus recursos y sus maquinarias.

En el 2006, en Coahuila, Roberto Madrazo tuvo menos votos que Felipe Calderón, y Andrés Manuel López Obrador tuvo cifras récord para el PRD en la entidad. Lo mismo pasó en el resto de las entidades. Los gobernadores del PRI, no ayudaron a Madrazo a llegar a Los Pinos, no quisieron que él se convirtiera en su jefe.

Bajo esta lógica, ¿quién garantiza que los mandatarios estatales del PRI apoyen a Peña Nieto, o a cualquier otro candidato priísta, para que gane la Presidencia de la República?

El trabajo de Humberto, será construir una maquinaria electoral para Enrique Peña Nieto. Una maquinaria electoral que obtenga los votos, aunque los gobernadores en turno se opongan. Los de PRI, o los de los otros partidos. No es un asunto de ideología, es pragmatismo puro.

El PRI no es un partido homogéneo. Sus figuras, son un grupo de depredadores políticos, que aparentan unidad ante la fortaleza actual de Enrique Peña Nieto, y los personajes que lo respaldan. La política no es un asunto de gratitud o de justicia. Y está regida por las circunstancias.

Roberto Madrazo, destruyó a Arturo Montiel, cuando éste se atrevió a disputarle la candidatura. También, echó del partido a la poderosa Elba Esther Gordillo, aunque no pudo aniquilarla. Los únicos que hicieron equipo con Madrazo en aquella elección de 2006 fueron Fidel Herrera, Ulises Ruiz y Mario Marín. Los últimos dos, están derrotados y al borde del escándalo y de la cárcel.
Montiel, el entonces poderoso gobernador del estado de México, fue humillado y desprestigiado. Fue exhibido como un fabricante de cocinas, que difícilmente podría demostrar el origen lícito de la riqueza y las posesiones que se revelaron. Hasta su esposa francesa lo abandonó, apresuradamente. Enrique Peña Nieto lo protegió, y se salvó de pisar la cárcel.

El poder de los gobernadores, permite que los integrantes de sus administraciones acumulen inmensas fortunas. Los millonarios presupuestos que ahora presumen y derrochan, les dejan enormes tajadas. Pero, este poder no es eterno.

Así, en cuanto son derrotados por la oposición, sus sucesores tienen acceso a los mecanismos y a las evidencias. Casi inevitable- mente, serán perseguidos sistemáticamente, para fortalecer y legitimar al gobierno recién llegado.

No importa cuál sea su partido. Veremos a Amalia García, Mario Marín y Ulises Ruiz, exhibidos y linchados públicamente. Tal vez, hasta en la cárcel. O por lo menos, algunos de sus colaboradores.

Cuando Vicente Fox llegó al poder hace diez años, Rogelio Montemayor vivió una cacería por su efímero paso por Pemex. Durante años, Rogelio estuvo huyendo y defendiéndose fuera del país.

Así se juega en las Grandes Ligas. Así hacen política los depredadores. Así, se destruyen carreras políticas. En cuestión de días.
Hemos visto, cómo el pragmatismo anula las ideologías. La clase política construye alianzas para conquistar o para conservar el poder. Y no, para concretar las reformas indispensables para que el país despegue.

Sabemos que Enrique Peña Nieto es el enemigo a vencer, en la actualidad. Sus adversarios están adentro y afuera del PRI. También sabemos, que el destino de Humberto Moreira se está ligando, estrechamente con el gobernador mexiquense.

De esta forma, estos adversarios se preparan para aliarse e intentar vencerlos en julio de 2011. No quieren esperar hasta el 2012. No se escatimarán recursos para ello. La guerra sucia estará en todo su apogeo.

Existe una regla muy interesante para estos casos: Cuando un candidato no sube, lo que queda es bajar al que va arriba. Y frecuentemente, se le baja y desgasta, con sólidos golpes mediáticos. Sus trayectorias, son examinadas con lupa.

Esta cercanía con Peña Nieto, deja expuesto a Humberto y a su sucesión. Por lo pronto, le ha complicado la decisión a favor de Rubén Moreira. También lo convierte en un blanco muy atractivo, para los opositores: vencer al presidente nacional del PRI en su propio estado, sería un éxito muy sonado.

Además, esta cercanía lo deja en medio de la guerra que se librará en las grandes ligas de la política nacional. Su nombramiento será de jefe de guerra, no de conciliador ni de diplomático. Se convertirá en un gran imán, para el bombardeo enemigo.

Las elecciones de Coahuila y el estado de México, se vivirán entre denuncias, revelaciones, grabaciones, respecto a negocios sucios o amistades y relaciones inconvenientes.

Los deslices y “pecados” de los gobernadores y sus colaboradores, son ya examinados minuciosamente. Los cientos de miles de millones, que han gastado en cinco años de gobierno, son revisados exhaustivamente. El fantasma de Montiel ronda ya en Coahuila y el estado de México.

El moreirismo ha gobernado Coahuila con mucho desorden. Demasiados enroques y demasiados pleitos internos han mostrado ya, que algunos colaboradores traicionaron a su jefe, el gobernador Moreira.

Las mansiones en los más caros fraccionamientos de Coahuila y en el extranjero, la vida de lujo, los negocios y las enormes cuentas bancarias, son demasiado evidentes. De modestos profesionistas, o funcionarios de medio pelo, pasaron a potentados en cinco años. Hay mucha envidia y resentimiento, flotando en el ambiente. También mucha soberbia. Y no hay blindaje.

Humberto deberá pelearse con el Presidente, con casi todos los gobernadores, con el PAN y el PRD, juntos y por separado, para colocar a Peña Nieto como candidato a la Presidencia, primero. Y luego, llevarlo a Los Pinos. Deberá vencerlos a todos, y resistir los ataques en su contra. Ya sabemos que Moreira es bueno para dar golpes, veremos que tan bueno es para resistirlos.

En poco más de un año, hará más enemigos que en toda su vida, y corta trayectoria pública. Y en política, los amigos son de a mentiras, y los enemigos son de verdad.

Ese es el trabajo que el gobernador está buscando. Si sale avante, tocará la gloria. Si no, Madrazo, Montiel, Ulises y Mario Marín, serán sus compañeros.

Por lo pronto, Humberto recibió el espaldarazo público de Enrique Peña Nieto, y avanza sin contratiempos, a ser el dirigente nacional de PRI. En contraste, su hermano Rubén, sigue sin obtener el aval de la cúpula de su partido, para ser el candidato del tricolor al Palacio Rosa.

 
jjjeee_04@yahoo.com