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Abril 18, 2010
Abril 2010, No. 253

El despertar de la primavera

José Flores Ventura.
El semidesierto ha despertado, después de haber estado dormido por algunos meses en esta pasada temporada del frío de invierno. Como pocas veces desde hace años, cientos de especies de pequeñas plantas emergen desde la tierra blanda, al mismo tiempo que abren sus flores ofreciendo al cielo de primavera variadas tonalidades multicolores y fragancias sutiles al viento que impregna de olores.

Es un espectáculo vistoso al ras del suelo, mantos de cientos de metros cuadrados de flores se tienden entre los matorrales formados por el cenizo o la gobernadora, y de macoyos de la lechuguilla en los valles y laderas de las serranías. Varias constantes marcan esta época en particular: plantas de baja altura pues tienen poco de emerger, la humedad que en niebla matinal mantiene la tierra mojada en forma superficial, y especialmente el frío guardado todavía en el subsuelo que al entrar en contacto con el calor que al paso de los días se acrecienta, se condensa en las raíces de las plantas haciendo este vistoso panorama que aun en los terrenos baldíos de la ciudad se pueden apreciar sobre todo en áreas de tierra floja o perturbadas por actividades humanas.

También es notorio observar la ausencia de pastos, salvo en humedales permanentes, éstos están ausentes en el semidesierto de las cercanías de Saltillo, conservándose acaso la hojarasca seca del pasado verano. No faltaría tampoco en plena época de cuaresma las flores de palma que tradicionalmente se consumen en botones en la cocina de las regiones rurales, siendo también un sello distintivo del desierto chihuahuense como lo es el sahuaro del sonorense.

A esta algarabía primaveral se unen las cactáceas, particularmente las del género Mammillaria cuyas flores características engalanan la planta formándole una corona alrededor de la areola siendo variaciones del color blanco, rosas o amarillas. Otro género representado por los Thelocactus son el Thelocactus bicolor variedad bicolor y Thelocactus rinconensis variedad rinconensis, dos cactáceas endémicas del sureste de Coahuila y colindancias con Nuevo León. La primera son grandes cilindros de largas y puntiagudas espinas con flores entre blancas y tonalidades crema, mientras la segunda presenta hermosos pétalos púrpura magenta, grandes e iridiscentes a los rayos solares.

Algunos arbustos y árboles también se han llenado de flores como ocurre con el Chaparro prieto (Acacia riguidula) y el Huisache (Acacia farneciana) cuyas fragancias son de las más gratas que pueda oler en el campo.El pasar de los días también ven pasar el vuelo de las mariposas que en su camino al norte posan en las flores que han recibido la llegada de la primavera; las aves se alistan haciendo sus nidos entre ramas de arbustos o de las espinas del coyonoxtle, mientras los reptiles como las víboras y tortugas despiertan de su letargo invernal, éstas últimas tan hambrientas que no perdonan ni un nopal.

Así es la llegada de la primavera, tan sutilmente con los vientos del poniente y tan evidente en el despertar del semidesierto. El florecimiento de la nueva generación de plantas y animales que escribirán su historia natural al transcurrir de los días en este nuevo ciclo anual.

paleoaventuras@hotmail.com